La mañana de este 16 de diciembre, el exdiputado Julio Borges presentó formalmente su «renuncia» como «comisionado para las relaciones exteriores» ante la Comisión Delegada, una instancia inconstitucional conformada por exparlamentarios de la anterior legislatura de la Asamblea Nacional, con la que el pseudogobierno de Juan Guaidó ha pretendido justificar su legalidad.

En su exposición de motivos, Borges, en voz conjunta con su partido, Primero Justicia, adujo como motivos para su salida del interinato el manejo poco transparente de los activos venezolanos en poder del ala extremista de la oposición, la incapacidad de esa alianza para deponer al gobierno del presidente Nicolás Maduro y el desplazamiento de la Comisión Delegada —a la que insistió en llamar «Asamblea Nacional»— en favor de intereses personales.

El dirigente ultraderechista —quien tiene cuentas pendientes con la justicia venezolana y reside en Colombia— instó al grupo de exdiputados que aún secunda a Guaidó a implementar acciones tendientes a definir «el futuro de la institucionalidad» de la alianza política aglutinada en torno al autoproclamado presidente interino.

A su parecer, esta tarea se hace urgente, toda vez que, en su decir, «tiene que aprobarse en muy pocos días la reforma del Estatuto de Transición», un instrumento al margen de la Constitución y las leyes de la República que, admite, «es lo único que le da legalidad» al pretendido gobierno paralelo.

Borges propone entregar los activos de Venezuela a trasnacionales

Entrando en detalles, aseguró que tanto para él como para la tolda aurinegra, de la que es coordinador nacional, existe desde al menos «un año y medio» atrás «una enorme preocupación» con respecto «al manejo de los activos que están en manos» del así llamado G4, al que se refirió como «alternativa democrática».

En este orden indicó que la administración de activos pertenecientes a la cosa pública, les ha «desenfocado» y «alejado» de lo que asume que es su «única tarea»: deponer al presidente Nicolás Maduro.

«Nos ha alejado porque nos ha convertido a los partidos políticos en una especie de manejadores de unos activos y además de eso, sometidos también a unos escándalos de corrupción que hoy por hoy, todavía no tienen respuesta», argumentó.

El exparlamentario aprovechó la ocasión para enfatizar que una «comisión» que designara la Comisión Delegada para investigar el escándalo de corrupción de Monómeros, la otrora rentable compañía de fertilizantes propiedad de Petróleos de Venezuela y que fue quebrada por agentes designados por la pseudoadministración de Guaidó, había «hecho recomendaciones muy claras, ha responsabilizado a actores políticos que están en partidos de esta Asamblea».

Pese a ello, destacó, «hasta ahora no hay ninguna respuesta» y enfatizó que ni él ni Primero Justicia querían «ser parte de esto».

Borges se permitió estos comentarios a pesar de participó del pseudogobierno de Juan Guaidó desde el primer día y solo en data reciente manifestó su deseo de abandonarlo. Además, convenientemente omitió que los cuestionamientos formulados por otros dirigentes de su partido contra el así llamado interinato, nunca lo alcanzaron personalmente, a pesar de la relevante posición que ocupó.

En todo caso, reiteró que la manera de salir del atolladero en el que se encuentra sumido el ala ultraderechista de la oposición con respecto al manejo de los activos, pasa por «separar a todos los partidos políticos del manejo de esos activos y, al mismo tiempo, también crear una figura de un fideicomiso, para tener transparencia, para tener rendición de cuentas, para evitar escándalos de corrupción».

Según él, este fideicomiso —que en oportunidades anteriores ha precisado que debe ser administrado por trasnacionales financieras—, no solamente evitaría que personeros políticos manejaran los activos del Estado bajo criterios corruptos, sino también impediría que las autoridades legítimas del país.

En el mejor caso, esto último implicaría que el Gobierno Bolivariano continuaría imposibilitado de acceder a fondos necesarios para cubrir las necesidades de la población, con el agravante de que esta parte de las riquezas del país sería manejada por instancias extranjeras durante un lapso indefinido.

Borges reconoce el fracaso del pseudogobierno de Guaidó

Si bien la mayor parte de la exposición de motivos de Borges para abandonar las filas del «interinato» versó sobre supuestas discrepancias en el manejo de los activos de Venezuela en el extranjero, el otro punto a partir del cual justificó su decisión es el fracaso de esa tentativa para forzar la salida del poder de Maduro y su gobierno.

«Nosotros no nos podemos convertir en parte del paisaje, nosotros no nos podemos convertir en una especie de ‘status quo’ o una profesionalización que no tiene en este momento un plan claro para salir de ‘la dictadura'», alegó el político, mientras insistía en «la necesidad» de reorganizarse para alcanzar la referida meta.

A su parecer, en lugar de mantener a Guaidó en su pseudo posición, los políticos agrupados en el G4 deben avanzar en la creación y fortalecimiento de «una instancia unitaria» en la que participen sus partidos y «la sociedad civil», en tanto es la única manera de «acumular y fortalecer las fuerzas» que les permitieron cosechar ciertos éxitos políticos.

En particular, Borges aludió a la victoria electoral de la oposición en las elecciones legislativas de 2015, a las guarimbas —a las que llamó «protestas de calle» de 2017—, así como al «reconocimiento internacional» alcanzado entre los años 2017 y 2018, que les dio piso para intentar establecer un gobierno paralelo.

Aunque no aludió directamente al debilitamiento del respaldo internacional a la pseudopresidencia de Guaidó ni a su escasa incidencia en la política local, sí insistió en que la «legitimidad» tenía que seguirse ejerciendo desde la instancia pseudolegislativa que respalda al exdiputado.

Tras este argumento, anunció que «Primero Justicia va a presentar, tanto a la Asamblea Nacional como públicamente, un proyecto de reforma al Estatuto [de Transición]» para que ese grupo pueda manejarse con «una organización distinta», sin que quedara claro en qué consistiría.

«Tenemos que tener conciencia de que llegó el momento de cambiar, de reformar, de tomar un camino que nos permita lograr el cambio político en Venezuela», dijo para concluir.

(LaIguana.TV)