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Asedio al Defensor del Pueblo busca satanizar visión revolucionaria sobre derechos humanos.- El asedio a Tarek William Saab es una clara señal de que el poder hegemónico imperial ha secuestrado al sistema internacional de defensa de los derechos humanos, pretende monopolizarlo y no tolera enfoques ideológicos alternativos en ese campo.

 

De este sistema forman parte los entes internacionales especializados, las autodenominadas organizaciones no gubernamentales (financiadas, paradójicamente, por ciertos gobiernos y grandes corporaciones privadas), y partidos y activistas políticos de la derecha. Ese sistema internacional se proclama defensor de los derechos humanos en abstracto, pero en realidad, defiende los derechos humanos bajo la óptica del capitalismo neoliberal y de la democracia burguesa. Por eso, el sistema es una de las tantas armas “pacíficas” para derrocar gobiernos indóciles y para evitar astutamente que los gobiernos imperiales o pro-imperiales y las grandes empresas planetarias sean investigadas y sancionadas por los innumerables delitos de lesa humanidad que cometen día a día.

 

En ese cuadro de complicidades, un concepto de derechos humanos revolucionario, como el que se ha desarrollado en la Venezuela bolivariana es una amenaza para aquel sistema, pues pone al descubierto las inconsistencias del mecanismo hegemónico. Un defensor del Pueblo como Tarek William Saab es un enemigo peligroso para ese statu quo internacional. Por eso, el sistema se ha propuesto neutralizarlo, inmovilizarlo, aislarlo, disuadirlo de viajar y de exponer mundialmente la visión  y la experiencia venezolana en esta materia. Está claro que, con la ayuda de gobiernos aliados, el de Estados Unidos pretende convertir al funcionario en un paria y, por extensión, al Estado venezolano y a los cinco poderes públicos contemplados en su avanzada Constitución.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])