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Estanflación, un término que se utilizó para una época de la economía mundial cuando la contracción del producto interno bruto se sumaba a los altos niveles de inflación. Un estado en el que Venezuela se ha visto sumida este año y que, independientemente del rumbo de las políticas económicas del país, seguramente continuará en 2016. Es la previsión de los expertos.

 

Cambios económicos de economía de mercado, que de acuerdo con Orlando Ochoa, economista, «no son compatibles con la transición del socialismo» o la acentuación del modelo desarrollado hasta el momento por el Gobierno son dos variables que determinarán la magnitud de las distorsiones macroeconómicas que vivirá el país en 2016. «De haber cambios en política económica creíbles en el primer o segundo trimestre, puede mejorar el escenario, aunque va a seguir siendo adverso porque va a requerir un tiempo de ajuste».

 

Según el analista, de efectuarse una reforma en las políticas del Ejecutivo, se podría evitar que la caída de la economía se ubique en 10 por ciento para reducirla a dos por ciento. La inflación se presentaría en grande a pesar de las correcciones que se puedan efectuar por los inevitables ajustes de precios. La diferencia reside en que en vez de encontrarse entre 700 y 900 por ciento, la cifra podría disminuir a entre 400 y 500 como pico para luego descender a partir del año 2017.

 

El especialista considera que el retraso de poder de compra de los sueldos es el único «ajuste» macroeconómico que el Gobierno ha ejecutado. «El gobierno de Nicolás Maduro no solamente no ha reconocido el rezago de los sueldos y salarios, sino que no publica el índice de inflación. Por lo tanto, ese retraso del poder de compra de sueldos y salarios que todos los venezolanos viven es lo que ha evitado que la hiperinflación se acelere».

 

Si en 2016, la Asamblea Nacional solicita al Banco Central de Venezuela que presente las estadísticas sinceras de la economía y el ente cumple, al encontrarse con una inflación de más de 250 por ciento -según estimaciones del economista- habría que realizar ajustes salariales. El Estado tendría que acompañar el arreglo con medidas como un plan de ajuste fiscal, uno monetario y la elevación de las reservas internacionales. Esto para no desatar una depreciación e hiperinflación más acelerada. «Eso sería como cuando una persona tiene una hemorragia y le quieres hacer una transfusión, pero no haces más nada, sencillamente la hemorragia aumenta», ejemplifica el economista.

 

Rezago del salario

 

La dinámica de hiperinflación -explica Ochoa a este rotativo- indica que cada seis meses el incremento de precios se triplica. «Si la inflación no se ha acelerado más en el 2015 es porque los ajustes de los salarios nominales, en bolívares corrientes están muy rezagados respecto a la inflación». El poder de compra de la población cayó significativamente. Una validación de esto, insiste, es que de acuerdo con un estudio dirigido por Luis Pedro España, de la Universidad Católica Andrés Bello; el índice de pobreza se sitúe en 75,6 por ciento. «Es decir, 23 millones de venezolanos están empobrecidos porque la inflación ha subido casi tres veces el ritmo de los salarios».

 

(laverdad.com)