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En 1841, Miss T, de 29 años, hija de un granjero de Massachusetts, fue diagnosticada con ninfomanía. De acuerdo con el libro «Una historia de la Ninfomanía», de Carol Groneman, los médicos que describieron el caso decían que su conversación y acciones evidenciaban, sin lugar a dudas, el padecimiento de la enfermedad: ”profería las más asquerosas obscenidades y movía el cuerpo de un modo que expresaba sus incontrolados sentimientos libidinosos”.

 

Al diagnosticar a Miss T, los doctores llegaron a la conclusión de que la joven padecía una enfermedad vinculada con sus genitales: tenía el útero agrandado, la vagina excesivamente húmeda y clítoris largo e inflamado.

 

Así como Miss T, a lo largo de la historia mujeres como Cleopatra, Isabel Báthory, Paulina Bonaparte y Mata Hari han sido consideradas ninfómanas, pero ¿qué es la ninfomanía? y ¿en realidad existe?

 

Tal vez quienes vimos el volumen 1 y 2 de la famosa película de Lars Von Trier, Nymphomaniac, en la que Charlotte Gainsbourg interpreta a una ninfómana, imaginamos este padecimiento. Según la RAE (Real Academia Española), la ninfomanía es un “trastorno psicológico del deseo violento e insaciable en la mujer por tener relaciones sexuales”, diversos psiquiatras han determinado que se trata de un sufrimiento vinculado a un deseo sexual desenfrenado e insatisfecho, a pesar de tener mucho sexo o un consumo compulsivo de pornografía.

 

Para aclarar, al menos algunas dudas, te mostramos 10 interesantes datos sobre la ninfomanía que debes saber:

1. Sólo las mujeres son ninfómanas.

 

Cuando un hombre presenta un trastorno parecido se llama “satiriasis”, este término no es muy conocido porque la mayoría de los estudios enfocados a la cantidad de sexo que debería tener una persona se enfocan en la mujer.

 

2. Ya no se diagnostica.

 

Actualmente estos trastornos no se diagnostican como ninfomanía o satiriasis, sino como hipersexualidad. Por eso los médicos ya no pueden diagnosticar como ninfómana y es mucho más probable que te traten si tienes poco deseo sexual.

3. Antiguamente se “curaba”.

 

Creían que la ninfomanía se podía “curar” con métodos drásticos como la extirpación del clítoris y los ovarios. También le recetaban a las mujeres bañarse con agua helada y dormir en exceso.

 

4. Algunas conductas lo provocaban.

 

En el siglo XIX se creía que comer chocolate y leer eran dos de las principales causas por las que una mujer podía convertirse en ninfómana.

 

5. Ninfomanía y demencia.

 

Científicos han encontrado una relación cercana entra la hipersexualidad y la demencia. Así mismo, investigan el vínculo entre la bipolaridad y la adicción al sexo.

 

6. Utilizado por la ley.

 

La ninfomanía ha servido como prueba válida (excusa) para que abogados defiendan a violadores y sean dejados en libertad.

 

7. El tamaño de la cabeza lo decía.

 

Hace doscientos años, los frenólogos -personas que se basaban en la antigua teoría de que los rasgos de personalidad y tendencias criminales se podían determinar a partir de la forma del cráneo, la cabeza y las facciones- creían que las mujeres quienes tenían las cabezas más grandes poseían mayor deseo sexual.

 

8. Los hipersexuales disfrutan menos del sexo.

 

La terapeuta y escritora norteamericana Kelly McDaniel asegura que las mujeres hipersexuales disfrutan menos del sexo, pues al tenerlo en grandes cantidades lo convierten en una actividad tan común como lavarse los dientes.

 

9. No es lo mismo que ser fan del sexo.

 

Que una mujer disfrute mucho del sexo no significa que sea ninfómana (o sea, que padezca de hipersexualidad). Comienza a ser un problema cuando deja de tener sexo de forma funcional y lo convierte en una obsesión que afecta las actividades diarias y el sueño.

 

10. Una violación puede provocar la ninfomanía.

 

Algunas teorías señalan que las mujeres que en algún momento de su vida sufrieron una violación tienen mayores probabilidades de convertirse en ninfómanas, pues intentan recuperar el poder de su sexualidad con sexo.

 

(culturacolectiva.com)