Los científicos hallaron alrededor de una pequeña estrella un fascinante sistema de siete planetas del tamaño de la Tierra, que representa el terreno más prometedor hasta la fecha para analizar si hay vida más allá del Sistema Solar.

 

Los astrónomos Michael Gillon y Nikole Lewis, la profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts —MIT, por sus siglas en inglés— Sara Seager y los directivos de la NASA Thomas Zubuchen y Sean Carey fueron los encargados de dar a conocer el hallazgo en una rueda de prensa.

 

Sara Seager, la mujer detrás de este nuevo y gran descubrimiento de la NASA, nació el 21 de julio de 1971, y es una reconocida astrónomoa y científica planetaria, canadiense-estadounidense.

 

Seager es una profesora de la Instituto de Tecnología de Massachusetts y es conocida por su trabajo en planetas extrasolares y sus atmósferas. Es autora de dos libros sobre estos temas y ha sido reconocida por esta investigación por Popular Science, Discover Magazine, entre otras.

 

Seager fue galardonada con una beca MacArthur en 2013 por su trabajo teórico sobre la detección de señales químicas en exoplanetas y el desarrollo de observatorios espaciales de bajo costo para observarlos tránsitos planetarios .

 

Sobre el descubrimiento

 

“Hemos dado con el buen blanco” para buscar la eventual presencia de vida en los exoplanetas -fuera del Sistema Solar- declaró Amaury Triaud, coautor del estudio publicado este miércoles por la revista Nature.

 

Seager ha subrayado también la importancia del descubrimiento. “Los planetas del TRAPPIST-1 hacen la búsqueda de vida en la galaxia inminente”, ha dicho. “Por primera vez no tenemos que especular. Solo tenemos que esperar y hacer observaciones cuidadosas y descubrir qué hay en sus atmósferas”.

 

Los siete planetas giran alrededor de una pequeña estrella ultrafría, la Trappist-1, situada a “únicamente” 40 años luz de la Tierra.

 

Tienen un tamaño y una masa similares a las de nuestro planeta, casi seguro son rocosos, y tres de ellos están situados idóneamente para albergar océanos de agua líquida.

 

Para los científicos, su proximidad a la Tierra y la penumbra de su estrella enana roja representan unas ventajas cruciales para analizar su atmósfera y buscar las combinaciones químicas indicadoras de una eventual actividad biológica.

 

“Hasta ahora, no teníamos los planetas adecuados para saber” si hay vida más allá de nuestro Sistema Solar, dijo en rueda de prensa Triaud, de la Universidad de Cambridge.

 

El sistema Trappist-1 no solo es -entre los conocidos hasta ahora -, el que tiene el mayor número de planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de una sola estrella, sino que en él abundan las zonas temperadas, es decir, donde no hace tanto calor como para que se evapore el agua, ni tanto frío como para que esta se solidifique.

 

A la vez, el hallazgo supone un nuevo indicio de que la Vía Láctea puede albergar miles de millones de mundos de tipo terrestre.

 

Gillon y su equipo empezaron a rastrear la Trappist 1 -con una masa que representa menos del 10% de la del Sol- en 2010 y cinco años después indicaron haber hallado tres planetas en su órbita gracias al pequeño telescopio Trappist del Observatorio Europeo Espacial, basado en Chile.

 

Los detectaron utilizando el método de “tránsito”: cuando un cuerpo que sigue una órbita pasa entre una estrella y el telescopio de un astrónomo, la luz estelar se atenúa de una forma cuantificable.

 

Trappist es un acrónimo en inglés que significa Pequeño Telescopio para la transición de planetas y planetesimales, pero también es un guiño a las cervezas elaboradas en Bélgica siguiendo un método centenario de los monjes trapistas.

 

Los científicos se dieron cuenta de que los cálculos no cuadraban, por lo que pidieron emplear el telescopio espacial Spitzer de la NASA, afirmó Emmanuel Jehin, coautor del estudio, también de la Universidad de Lieja.

 

“Esto nos permitió periodos de observación durante las 24 horas, lo cual fue crucial para descubrir que había siete planetas”.

 

(Agencias)

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