Para algunas personas, incluyendo voceros de la oposición venezolana, pero también gente «de a pie», una hipotética intervención norteamericana resolvería los problemas del país.

 

Pero cuando Estados Unidos decide intervenir, no se trata de llegar dialogando y repartiendo paz, sino bombas. Así lo reflejan algunos de los casos en los que este país decidió meter la mano en nombre de la «democracia».

 

En los 8 años que duró de manera oficial la guerra en Irak (2003-2011) murieron más de cien mil personas. Dependiendo de la fuente, esa cifra alcanza las 500 mil víctimas, y en otros casos se habla de un número cercano al millón.

 

En Afganistán, cuya invasión fue fundamentada en la «lucha contra el terrorismo», hubo más de 150 mil víctimas fatales.

 

Más recientemente, en Siria, ya se pierde l,a cuenta de los casos de bombardeos «accidentales» sobre instalaciones médicas o educativas, dejando como saldo la muerte de decenas de inocentes, muchos de ellos niños.

 

Igualmente, diversas investigaciones han revelado el financiamiento que sale de Washington a grupos de rebeldes que actúan en Oriente Medio para el derrocamiento de los gobiernos que no complacen los intereses gringos.

 

Aunque no se trata de una «intervención», tras la instalación de bases norteamericanas en suelo colombiano, en 2015 militares violaron a más de 50 niñas y vendieron videos de los abusos.

 

¿Sería distinta una incursión en territorio venezolano?

 

(LaIguana.TV)

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