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La prensa de la derecha mundial presenta como un gran logro para las mujeres el hecho de que Gina Haspel haya sido designada como directora de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos. Se argumenta que es la primera mujer en alcanzar ese alto cargo.

 

Sin embargo, Haspel no es precisamente un orgullo para el movimiento feminista internacional, pues durante su larga carrera como espía acumula un lamentable expediente en cuanto a violación de derechos humanos.

 

Haspel, quien tiene 61 años, dirigió una cárcel clandestina en Tailandia donde participó directamente en torturas a los detenidos, sospechosos de tener vinculaciones con los atentados del 11 de septiembre de 2001.

 

La hasta ahora subdirectora de la CIA fue una destacada directiva de este tipo de centros de detención ilegales, conocidos como “black sites”. La mujer, según una investigación del Senado estadounidense, era particularmente fanática de utilizar la técnica del “submarino”, consistente en “casi ahogar” a los detenidos para obligarlos a inculparse.

 

En 2005, Haspel ordenó destruir las cintas en las que estaban registradas esas torturas.

 

(LaIguana.TV)