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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este viernes que los responsables por la persecución política que sufre pueden detenerlo en una celda, pero jamás podrán retener las ideas que puso a circular en Brasil y en América Latina.

 

“Ellos saben que no voy a morir, porque la carne puede pudrirse, pero no las ideas que difundí y que tomaron cuenta de este país y del continente”, expresó durante un acto en defensa de la democracia de América Latina realizado en el estadio Pituaçu de la ciudad brasileña de Salvador.

 

El exmandatario insistió en que la condena de doce años que le fue impuesta por corrupción, así como los otros procesos judiciales que enfrenta y la inminencia de ser encarcelado, forman parte de una persecución política para impedirle disputar las elecciones presidenciales del próximo mes de octubre.

 

Sin embargo, explicó que, aunque sea llevado a prisión, nada podrá detener a un pueblo que durante su Gobierno aprendió a disfrutar de la democracia y quiere reconquistarla.

 

“Quisiera que ellos comprendieran que no sirve de nada perseguir a Lula. Yo soy solo un ser humano y puedo morir en cualquier momento, pero nuestras ideas ya están en el aire”, reiteró.

 

Asimismo, el histórico líder sindical aseguró que sus perseguidores sólo quieren aniquilarlo a él y a su partido, pero que eso de nada les valdrá porque la izquierda tan solo necesita de unas elecciones para vencerlas y volver a conquistar la democracia para el país suramericano.

 

“Banda de idiotas, no les sirve de nada perseguirme e impedirme de ser candidato porque no tienen que tener miedo de Lula sino del pueblo que quiere luchar por la democracia. Si quieren encarcelarme para callarme, hablaré por la voz de ustedes. Si quieren encarcelarme para que no pueda moverme de una celda, andaré con las piernas de ustedes. Si quieren encarcelarme para que mi cabeza no emita pensamientos, yo pensaré con la cabeza de ustedes. Porque ustedes continuarán mi lucha”, afirmó.

 

En este sentido, Lula exhortó a sus seguidores a que no se preocupen por él, que ya tiene 72 años y llegó más lejos de que lo que pensaba, sino por la situación que enfrenta actualmente la nación brasileña desde que el Partido de los Trabajadores fue desalojado del poder con la destitución de Dilma Rousseff.

 

“Estamos viendo la pobreza crecer en las capitales, los niños pidiendo limosna en las esquinas, las mujeres vendiendo sus cuerpos y los jóvenes muriendo por la violencia en las periferias. (…) Ellos creen que van a resolver la violencia movilizando el Ejército. Nosotros lo que colocaremos para resolver la violencia es salud, educación, cultura y respeto por la población de las periferias”, subrayó, en referencia a la reciente decisión del presidente Michel Temer de intervenir en la seguridad del estado de Río de Janeiro y darle el control del orden público a los militares.

 

El dirigente socialista también recordó en su discurso a la concejala y activista de Derechos Humanos Marielle Franco, quien fue asesinada el pasado miércoles, producto de la violencia policial.

 

“Mataron la carne de ella pero no sus ideas, que hoy son más fuertes. Hoy todos los brasileños dicen llamarse Marielle y que van a vencer la lucha en la que ella estaba empeñada”, precisó.

 

Agregó que decidió acudir a la nueva edición del Foro Social Mundial para defender su honra ante las mentiras de las cuales ha sido víctima por parte de los medios de comunicación, encabezados por el conglomerado Globo, “que cree que tiene el derecho de poner y sacar presidentes”.

 

Por su parte, el exmandatario de Honduras Manuel Zelaya, quien también participó en la actividad, resaltó que su decisión de viajar a Brasil responde a la necesidad de defender la democracia en América Latina y que la mejor forma de hacerlo es defendiendo a Lula.

 

“Cuando en Honduras las fuerzas del mal se desencadenaron y el Comando Sur de Estados Unidos apoyó un golpe de Estado para derrocar la democracia, Lula salió en defensa del pueblo de Honduras y de su democracia”, manifestó Zelaya, al tiempo que recordó que estuvo cuatro meses refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa.

 

“América Latina vive momentos difíciles en su historia y tenemos que saber quiénes son nuestros enemigos y los enemigos del pueblo. Tenemos que unir a nuestros amigos en América Latina y por eso quise venir a Brasil a defender a un ser humano que caminó con el pueblo, que marchó con el pueblo, que vive con el pueblo y que es un amigo del pueblo”, agregó.

 

 

(LaIguana.TV)