La crisis ha guiado a muchas personas hacia actividades productivas y comerciales que antes ni siquiera habían considerado desarrollar. Un caso es el de la periodista Hindu Anderi, quien, sin abandonar sus trincheras comunicacionales, ahora trabaja en la fabricación de Risana, una crema dental artesanal.

 

Anderi tiene una larga trayectoria periodística en medios impresos y conduce desde hace quince años el programa País alternativo, que se transmite por Radio Nacional de Venezuela. También es una militante indoblegable de la causa palestina, razón por la cual a menudo es blanco de señalamientos de parte de quienes defienden los intereses del sionismo.

 

En esta entrevista con LaIguana.TV se abordó únicamente el tema de su trabajo como emprendedora con visión socialista. A continuación, una versión del diálogo que sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-¿Cómo surgió la idea de Risana?

 

-Ha sido bien interesante. Yo jamás en mi vida había tenido éxito en vender nada, salvo algunas experiencias con el trabajo artesanal del cuero, en los tiempos de la universidad. En medio del proceso que estamos viviendo en Venezuela, de crisis económica, sabotaje, bloqueo y ataque contra la economía nacional, me interesé en empezar a fabricar elementos de primera necesidad, esos que requerimos cotidianamente, para la familia. Empezamos con la crema dental, a algunos compañeros de trabajo les gustó y me preguntaron por qué no la hacía para vender. Así comprobé que era en verdad una necesidad de la gente y pensé en por qué no hacer lo que Chávez dijo: “producir, producir y producir”, sobre todo en estas circunstancias. Comencé con un trabajo de investigación periodística para adentrarme en el tema de la fabricación de las cremas dentales, sus fórmulas, las materias primas. Recorrí algunos estados de Venezuela buscando los insumos y experiencias similares. Así comencé, junto con mi compañero, a desarrollar nuestra fórmula, a mejorarla. Me entusiasmé mucho. Hasta pensé que debí estudiar química, en lugar de periodismo… pero ya es tarde para eso. Salió primero un experimento que hicimos con unos potecitos prestados, y luego logramos ubicar una empresa en Lara, Alentuy, que forma parte de las empresas nacionales. Vimos que era posible obtener con ellos unos tubos flexibles, a los que la gente está acostumbrada con las cremas dentales. Fue un momento de mucho entusiasmo,  trabajamos con nuestros propios recursos y comenzamos a vender el producto directamente a la gente, a través de consejos de trabajadores o de departamentos de Recursos Humanos.

 

Anderi indicó que esa modalidad de venta, que aún se mantiene, evita que se produzca la especulación y el bachaqueo de la crema, cuyo precio es sustancialmente más bajo que el de las pastas dentales producidas por la gran industria. Además, la unidad de producción sigue siendo artesanal por lo que no tienen la capacidad para ingresar al mercado de la venta al detal directa al público.

 

El primer contacto con los usuarios trajo consigo los comentarios positivos y adversos. Por ejemplo, algunas personas le critican que la crema no sea blanca, como las marcas comerciales. El color no es determinante de la calidad del producto, pero existen condicionamientos muy profundos en el público respecto a este aspecto. “El punto es que la Colgate es blanca, y hay que denunciar que la corporación que la produce, la Procter and Gamble (P&G en su identidad actual) tiene el monopolio no solo en Venezuela sino en muchos países del mundo. Y esas transnacionales aportan a los procesos de colonización, que se expresan en detalles como este, que la gente esté acostumbrada a un determinado color”, expresó.

 

Otro tropiezo de esta misma naturaleza lo tuvieron con el tubo. Inicialmente era todo rojo y tenía una tapa morada, lo que causó confusión porque la gente no la percibía como una pasta de dientes, sino como un tubo de chocolate, tinte para el cabello o pegamento. “Hemos hecho cambios porque tenemos que competir con las mismas armas que usan los grandes productores”, admitió.

 

La materia prima es el gran problema

 

-¿La fórmula de Risana contiene los mismos ingredientes que las cremas industriales o tienen una composición alternativa, más sana?

 

-Hay una fórmula básica para hacer cremas dentales. Hay ingredientes que se consiguen en Venezuela y que permiten hacer una crema artesanal básica, para la casa. Sin embargo, para obtener una fórmula que esté envasada en un tubo, que tenga un tiempo de duración es necesario utilizar algunos componentes que, efectivamente, tienen todas las cremas dentales comerciales. El uso o abuso de esos componentes es lo que las hace más sana o menos sana. Por ejemplo, yo soy enemiga del flúor porque sabemos que ha sido utilizado incluso para dañar el cerebro humano, para afectar la voluntad de la gente. Pero otros elementos, que no son malignos, se pueden utilizar. Nosotros, por ejemplo, endulzamos con stevia y empleamos en el grado necesario todos los componentes que le dan consistencia a la crema. Ahora, el problema es dónde conseguir la materia prima. Esa es la mayor dificultad para nosotros.

 

-¿Hay fuentes en Venezuela para obtener esa materia prima?

 

-Hay materia prima nacional, pero la mayoría de los componentes son importados. Por ejemplo, en Venezuela tenemos mucha yerbabuena, pero hemos creado las industrias para sacarle el cristal a esa planta. Entonces tenemos que comprar el cristal de mentol a Alemania o a India,  a través de importadores nacionales que ya sabemos que no se comportan muy éticamente. Son gente que se ha beneficiado con dólares adjudicados por el Estado, han acumulado materia prima y capital, y luego les venden esos insumos a los productores según un dólar paralelo al paralelo, porque ya no se conforman con venderlo al paralelo a secas. Además, te dan un precio en la mañana y ya en la tarde te dan otro, como si fuese la Bolsa de Nueva York. Los pequeños y medianos productores vamos ante esos importadores y nos sacan la sangre. Un kilo de mentol puede costar 70 millones de bolívares. O se presentan situaciones como la del laurilsulfato, que puede costar 30 millones, pero que no puedes comprar un kilo, sino un tambor de 25 kilos. Allí es cuando el dinero que estás percibiendo por vender tu producto a un precio solidario, se te viene a menos.

 

Anderi señaló que este panorama podría ser diferente si el acceso a la materia prima se diera a través de una instancia estatal, en la que los productores pudieran adquirir sus insumos a precios justos.

 

Con su espíritu de periodista por delante, la entrevistada lanzó una pregunta para su alma máter, la Universidad Central de Venezuela: ¿Qué está haciendo la universidad para que nosotros en Venezuela produzcamos la materia prima que necesitamos para fabricar todas esas cosas que utilizamos cotidianamente?

 

-En materia de financiamiento, ¿ha cumplido el Estado su rol de impulsar a los pequeños productores?

 

-El Gobierno bolivariano, la Revolución ha hecho un esfuerzo importante en materia de financiamiento. Sería muy  mezquino, poco objetivo y poco ético decir que no se está apoyando a la pequeña y mediana industria. Se está haciendo, pero no es suficiente. En primer lugar no hay un censo veraz, real, de todos los productores del país. Hay que empezar por hacer ese registro nacional de quiénes están produciendo en cada rama (higiene personal, limpieza, textil, calzado, etcétera), que no sean empresas de maletín, que sean gente que en la sala de su casa, en su garaje o un pequeño local están produciendo. Luego hay que incorporar a la gente a las prioridades de financiamiento. La burocracia es buena, pero el burocratismo es enemigo de todos los procesos. Nos hemos encontrado con qué se pide un crédito en julio, se aprueba en octubre y se desembolsa en mayo del año siguiente. Cuando el productor tiene en sus manos ese recurso ya está venido a menos por la inflación inducida y por elementos reales. Por ejemplo, cuando incrementan la unidad tributaria no te incrementan el monto del crédito.

 

Anderi considera que también es necesario establecer canales de contraloría que no hagan pagar a justos por pecadores. “No puede ser que esos sistemas de contraloría terminen impidiendo que el productor reciba aportes. Yo no tengo la culpa de las empresas de maletín. Así como los palestinos no tienen la culpa del holocausto judío en Europa, nosotros los pequeños y medianos productores que estamos en ese tránsito no tenemos culpa de quienes se robaron los dólares ni de quienes se los dieron para que se los llevaran”, enfatizó.

 

Explicó que no se trata de pedir divisas para importar, sino de tener acceso a la materia prima. “Lo otro es que los bancos del Estado deberían  tener mecanismos más flexibles para con los que estamos emprendiendo. Deberían reservarse su inflexibilidad para las grandes empresas. Nosotros necesitamos otro tratamiento. No solo que nos den el dinero, sino también establecer convenios para comprar maquinarias a empresas que las construyen aquí mismo, en el país. Eso estimularía también el desarrollo de esas empresas intermedias, de transformación de materia prima. En este suelo hay de todo, pero necesitamos transformarlo para poder producir”.

 

Empresa con pensamiento socialista

 

-La gente con ideología de izquierda siente resquemores acerca de cualquier tipo de emprendimiento, de iniciativa privada. ¿Cómo es el proceso mediante el cual un socialista decide iniciar un negocio?

 

-Lo primero que me reivindica con el trabajo es que yo no me siento, como dijo una vez Henrique Capriles Randonski, que él era empresario y no trabajador… No, yo sí soy trabajadora porque hago la crema: mezclo, lleno tubos, los sello, igual que mi compañero. Ambos ponemos en esto nuestra fuerza de trabajo, física e intelectual. No estamos explotando a nadie. Todo lo contrario, somos una alternativa porque las grandes empresas están acaparando el producto y especulando con el precio. Nosotros estamos ofreciendo un producto a precio solidario. No hemos emprendido el negocio con el único objetivo de enriquecernos. Claro que cualquiera podrá decir que eso es un discurso. Puede ser, pero si es un discurso o no, el tiempo lo dirá. Nosotros registramos una compañía anónima, sin remordimientos, porque en el Plan de la Patria Chávez nos dejó las opciones de los diversos tipos de propiedad que pueden existir en el país, desde la pública y social hasta la mixta y la privada.

 

Anderi, nacida en Carúpano y criada en El Tigre, acotó que si los empresarios privados venezolanos en general atendieran el tema social, sería muy distinta la situación general del país. “No hablo de la responsabilidad social empresarial, porque eso es una trampa para evadir impuestos  y comprar funcionarios. La responsabilidad social debería ser que cada empresa se preguntara qué está haciendo con su producto o servicio, si está beneficiando a la gente o no”.

 

A manera de ejemplo sobre ese tipo de necesarias reflexiones, contó que en su compañía se decidió desde un principio utilizar tubos de aluminio reciclable, en lugar de los de plástico que emplean desde hace algunos años las grandes marcas, pues parte de la responsabilidad social es cuidar el planeta, por más deteriorado que ya se encuentre.

 

-¿Qué posibilidades tienen los pequeños productores para incorporarse a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, sustituyendo las cremas dentales importadas que estos distribuyen cuando entregan paquetes de higiene personal?

 

-Bueno, primero quiero decir que nuestra crema es mentolada de verdad, no es como las marcas chinas que vienen en esos paquetes. Nosotros quisiéramos estar incorporados.  Pero si quisiéramos producir a los niveles requeridos para estar en los CLAP, requeriríamos de apoyo, no solo en que nos den un crédito de un banco o de Inapimi (Instituto de Desarrollo de la Pequeña y Mediana Industria), sino también en cuestión de espacios para trabajar. Muchos de los locales que tienen los edificios de la Gran Misión Vivienda Venezuela se están perdiendo. Lo único que se instalan allí son ventas de verdura o peluquerías. Nosotros hemos tenido muchas dificultades para conseguir un local que podamos adecuar según las normas del Ministerio de Salud.  Nosotros somos un rubro estratégico porque no hay crema dental en el país y esas marcas importadas no satisfacen las necesidades de la gente.

 

Anderi aseguró que las diferentes instancias del Estado saben cómo pueden apoyar a los pequeños  y medianos productores, no hacen falta más diagnósticos ni informes. “A nosotros nos gustaría reunirnos con el presidente. Que él no se reúna solo los voceros de los gremios de industriales. Así le podríamos contar nuestras dificultades cotidianas. Le diríamos que hay que acabar con las mafias de la importación. No puede ser que haya un monopolio con las materias primas, que probablemente sean personas vinculadas al Gobierno pero que no están honrando los principios revolucionarios y la justicia social. Necesitamos decirle al presidente que estamos aquí para apoyar, que no nos hemos ido ni nos vamos a ir del país, pero que tenemos que brindarle esperanza a la gente para que no se vaya. En la medida en que crezcamos como empresas de producción social, cooperativas, los proyectos se pueden masificar, habrá más gente que pueda trabajar en ellos, y tendremos una necesidad satisfecha”.

 

-¿Cómo se puede adquirir la crema Risana?

 

-La idea es que los grupos de vecinos o de trabajadores se organicen para hacer el pedido. Nosotros no tenemos transporte para repartir la crema, por eso no podemos venderla el detal. Nuestro trabajo es artesanal. Si alguien nos pide 50 cremas, las producimos pensando en quien nos las encargó, le ponemos cariño. Es bonito, es como algo de repostería, cada día la crema va saliendo mejor. Estamos orgullosísimos porque no tenemos nada que envidiarles a las cremas industriales.  Para comunicarse con nosotros tenemos el Twitter @risanadentrific  y el correo electrónico [email protected] , y mi dirección personal en redes sociales, que es @Hindu_Anderi.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)

 

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