Existe un sinfín de relatos salvajes de Navidad. Son crímenes, a veces inexplicables, a veces truculentos, sucedidos en Nochebuena o el 25 de diciembre durante o después de los festejos.

Motivos confusos, falta de pruebas, trascendencia mediática, cierta brutalidad y mentes siniestras son algunos de los ejes que tienen en común estas seis historias infames.

1- “Stagger Lee»

La letra de la famosa canción americana de 1911 “Stagger Lee” cuenta la historia de un crimen sucedido en una Navidad de 1895. El muerto: Billy Lyons; el asesino: Stag Lee Shelton.

En resumidas cuentas, lo que pasó se dio en una taberna de St. Louis. Los chulos Billy y Stag estaban discutiendo sobre política hasta que el primero le sacó el sombrero al segundo. Como Lyons se negó a devolverlo, el otro lo mató a tiros.

Todo terminó con Shelton detenido, condenado a muerte y perdonado. No obstante, al recuperar la libertad, Stag cometió otro crimen (asalto y robo) y fue ingresado nuevamente a prisión, donde murió en 1912.

2- El desastre del salón italiano

En 1913, 73 personas murieron en el Salón Italiano de la Societa Mutua Beneficenza Italiana, en Michigan, Estados Unidos. ¿Por qué? Porque alguien gritó “¡fuego!” cuando nada se estaba incendiando.

Sucedió la noche del 24 de diciembre. La gran pregunta que persiste hasta el día de hoy es si se trató de un accidente o de una estrategia de una empresa minera para deshacerse de sus problemas.

La mayoría de los muertos eran trabajadores de la Mina Calumet and Hecla, que operaba en el Condado del Cobre, situado en la Alta Península de Michigan, un territorio remoto que había experimentado una masiva inmigración de los países nórdicos y de Italia.

A pesar de la presencia del ejército, algunos miembros del Sindicato de Mineros del Oeste estaban en huelga. Reclamaban mejoras salariales, que la empresa reconociera al sindicato como interlocutor y que cada picador tuviera un martillo neumático.

Fue entonces que en medio de la fiesta navideña de la empresa alguien -no se sabe quién- gritó “¡fuego!” y más de setenta personas, entre ellas mujeres y niños, murieron producto de una estampida.

El sindicato tardó más de 25 años en lograr reconocimiento por parte de la empresa.

3- Obsesión por la brujería

Kristy Bamu fue asesinado en Londres por su hermana y su cuñado al ser acusado por la pareja de brujería. Lo torturaron y lo ahogaron en una bañera en la Navidad de 2010.

Kristy había viajado junto a sus hermanos pequeños a Inglaterra desde Francia para pasar las fiestas con su hermana mayor. Magalie Bamu y Eric Bikubi, de 30 y 28 años en aquel entonces, estaban obsesionados con la brujería y creían que Kristy había hechizado a un niño.

Según las declaraciones posteriores al asesinato, quien afirmaba fervientemente ésto era Eric. Después de torturar durante tres días a Kirsty y a sus hermanos con martillos y barras de mancuernas, la pareja decidió que lo mejor sería “purificar” a Bamu en la ducha.

Sin fuerzas, Kristy se ahogó en el agua.

“Fue una tortura prolongada que implicaba sufrimiento físico y mental infligido antes de la muerte”, dijo el juez que condenó a Magalie a 25 años de prisión y a Bikubi a 30.

 

Kristy Bamu.

4- Santa asesino

Bruce Jeffrey Pardo, el Santa asesino.

También conocida como la Masacre de Covina, cuenta el brutal accionar de Bruce Jeffrey Pardo, un hombre que se disfrazó de Papá Noel para acabar con toda la familia de su exesposa Sylvia, de quien se había divorciado días atrás.

En Nochebuena de 2008, Pardo se presentó en la casa de sus exsuegros vestido de Santa con un lanzallamas y cuatro armas. Allí estaban cenando alrededor de 25 personas.

A la primera que le disparó fue a una niña que, luego se sabría, sobrevivió a la masacre. Después atentó contra todos los presentes que intentaban huir de la forma en que podían.

Una vez que finalizó el ataque armado, Pardo prendió fuego la casa y condujo 50 kilómetros hasta el hogar de su hermano, donde se disparó a sí mismo.

El saldo de la visita de Bruce: nueve personas asesinadas y tres heridas.

5- La mini reina de belleza

JoBenét Ramsey.

Uno de los crímenes de Navidad más mediáticos de los últimos años es el de JonBenét Ramsey, la exreina de belleza infantil de seis años.

El 25 de diciembre de 1996, Patsy, la madre de JonBenét, encontró una carta de rescate que señalaba que su hija había sido secuestrada y que si la querían ver de vuelta tenían que dar 18.000 dólares a cambio.

A pesar de que el mensaje indicaba que no debían llamar a la policía, Patricia y su esposo John pidieron ayuda.

Ocho horas después de que se enteraran que su niña había desaparecido, John bajó al sótano de su casa y encontró el cadáver de JonBenét envuelto en una sábana.

La niña tenía una cinta adhesiva en su boca y las manos atadas. La causa oficial de la muerte fue estrangulamiento mediante un garrote que había sido confeccionado con una correa de nailon y el mango de una brocha. Su cráneo tenía una fisura de ocho pulgadas de longitud, como consecuencia de varias contusiones, y presentaba traumas cerebrales.

Lo distintivo del caso es que los padres adoptaron una extraña conducta al hablar con los medios. Fueron los primeros apuntados por la prensa como autores del crimen y nunca pudieron desligarse de la condena social que eso les aparejó.

La teoría más terrible la publicó Vanity Fair, medio que aseguró que la niña había fallecido mientras sus padres practicaban, junto a ella, un juego sexual que se escapó de control.

Ninguna acusación contra John y Patsy fue comprobada.

6- La familia Lawson

La foto que se sacó la familia Lawson antes de Navidad

Otra masacre sin motivo aparente sucedió en 1929, en Carolina del Norte, Estados Unidos. Durante la tarde del 25 de diciembre, Charlie Lawson asesinó a su esposa Fannie y a seis de sus siete hijos. Después se disparó.

El único sobreviviente de la familia se salvó porque Charlie lo había enviado a hacer un mandado. Los asesinatos se produjeron de a poco y el tiro final, el que se dio a él mismo, sucedió cuando el pueblo ya sabía lo que estaba pasando y tramaba un plan para frenar a Charlie.

Los días previos al 25, Charlie había convencido a su familia de hacerse una foto grupal, lo que fue raro teniendo en cuenta lo que el hombre haría después. Las sospechas no fueron más allá porque los Lawson eran una familia pudiente.

Durante los años siguientes a la masacre, el hermano de Charlie abrió la casa de los Lawson a los turistas y mostró una torta que Marie, una de las hijas, había cocinado para el 25.

(Clarín)