El pasado 23 de diciembre, Boris Johnson envió un saludo navideño a los habitantes de las Islas Malvinas. El primer ministro británico aseguró que «una cosa que permanece absolutamente inalterada es el compromiso del Reino Unido con las Islas Falklands [Malvinas] y su pueblo.
«Es un compromiso tan firme como lo fue cuando el general Moore aceptó la rendición del general Menéndez. Y les puedo prometer ahora que eso no va a cambiar», afirmó el jefe del Gobierno británico.
Johnson subrayó el esfuerzo de su gabinete por que la comunidad internacional reconozca la soberanía británica sobre las islas, y recordó que «incluso la Federación Internacional de Tenis de Mesa reconoció, ante las ruidosas protestas de algunos sectores, la soberanía inviolable de los jugadores de tenis de mesa de las Falklands».
Los comentarios del primer ministro provocaron la reacción del Gobierno argentino. Guillermo Carmona, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur en la Cancillería Argentina, comentó a la emisora local Radio Nihuil que «apelar a argumentos bélicos es algo innecesario justo cuando se están por cumplir 40 años de la guerra».
«Cuando faltan las razonas aparece la retórica militarista: jactarse de una victoria militar que el derecho internacional no reconoce como título de soberanía (véase Res 37/9 ONU) solo reabre las heridas de la guerra y desconoce 38 años de democracia argentina», denunció Carmona.
El secretario concluyó que «esa persistencia reivindicatoria argentina se sostiene en la convicción de que la recuperación del ejercicio de soberanía finalmente ocurrirá apelando a las razones que nos da el derecho internacional y al ejercicio de la diplomacia».
Por su parte, el gobernador de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Gustavo Melella, afirmó que los comentarios de Johnson son «una violación del derecho internacional» y de decenas de resoluciones de las Naciones Unidas que «exigen el fin del colonialismo en el mundo».
Argentina y el Reino Unido están implicados en una disputa territorial sobre las Islas Malvinas —Falklands para los británicos—, actualmente bajo control del Reino Unido. El conflicto escaló en 1982 con una guerra de 74 días en la que murieron 649 soldados argentinos y otros 255 británicos y que terminó con la victoria británica. Desde entonces, Buenos Aires ha reivindicado la soberanía sobre las islas y ha instado a Londres a negociar para resolver la disputa, algo que los británicos niegan hacer.
(Sputnik)
Tres reflexiones sobre los dichos del primer ministro británico:
1. Cuando faltan las razones aparecen las chicanas: en los organismos internacionales el colonialismo brit siempre pierde por goleada (ONU, OEA, TJI) ¿Vale el festejo por la admisión en un ente de derecho privado❓ pic.twitter.com/QF0BIlQnzu— Guillermo Carmona (@grcarmonac) December 24, 2021
2. Cuando faltan las razones aparece la retórica militarista: jactarse de una victoria militar que el derecho internacional no reconoce como título de soberanía (véase Res 37/9 ONU) solo reabre las heridas de la guerra y desconoce 38 años de democracia argentina pic.twitter.com/DSqyFRDyLh
— Guillermo Carmona (@grcarmonac) December 24, 2021
Esa persistencia reivindicatoria argentina se sostiene en la convicción de que la recuperación del ejercicio de soberanía finalmente ocurrirá apelando a las razones que nos da el derecho internacional y al ejercicio de la diplomacia#MalvinasNosUne
— Guillermo Carmona (@grcarmonac) December 24, 2021