La conflictividad entre Rusia y los países que integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se ha exacerbado y no tiene visos de remitir, lo que ha dado lugar a especulaciones acerca de un posible enfrentamiento bélico global, que en el peor escenario podría implicar el uso de armas nucleares.  

Sin embargo, aun cuando una guerra entre las partes luce inminente, las consecuencias catastróficas que esta traería consigo, también ponen de manifiesto que antes de que se concrete este desdichado escenario, de Moscú a Washington, pasando por Bruselas, Londres y Kiev, se mantendrá la medición de fuerzas que ha caracterizado el concierto internacional en los últimos meses.  

En paralelo, mientras Estados Unidos y sus aliados respaldan militarmente a Ucrania y acusan a Rusia de pretender invadirla, el Kremlin cierra filas con China e Irán con el objetivo de llevar su cooperación a niveles inéditos, en un intento por frenar los esfuerzos estadounidenses para detener la influencia de esas naciones en las otrora zonas de influencia de la Casa Blanca.  

Sobre este complejo tema geoestratégico, cuyas implicaciones se extienden por todo el orbe, disertó este miércoles 19 de enero Miguel Ángel Pérez Pirela en la edición 399 de su programa Desde Donde Sea, que se transmite de martes a jueves a las 7:00 pm (hora de Venezuela) a través de las plataformas virtuales de LaIguana.TV.  

Antes de entrar en materia recordó que un alto funcionario de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) visitó Ucrania la semana pasada y se comprobó que agentes de esa institución están entrenando a combatientes ucranianos.  

A esto se suman las reiteradas denuncias del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ante los avances expansionistas de la Alianza Atlántica, que virtualmente han rodeado a Rusia de bases militares, así como los reiterados boicots al gasoducto Nord Stream 2, con el que Europa Occidental accedería directamente al gas ruso, sin necesidad de pasar por suelo ucraniano.  

A su parecer, nunca como antes en las últimas tres décadas se presentó un escenario comparable al de la Guerra Fría, donde Ucrania es un detonante y no causa última de estos enfrentamientos.  

¿Guerra inminente entre Rusia y Occidente por Ucrania? 

Pérez Pirela recordó que ha transcurrido más de un mes desde que los presidentes Vladimir Putin (Rusia) y Joe Biden (Estados Unidos) se reunieran por última vez, el pasado 7 de diciembre. Entonces, el tema central del encuentro fue la situación en Ucrania, país fronterizo con Rusia y aliado de Occidente. 

Además, precisó que desde Moscú se señala a Kiev de incumplir con lo pactado en los acuerdos de Minsk, con los que se estableció una estrategia para dotar de mayor autonomía a la región del Donbás, fronteriza con Rusia, y poner fin a la guerra civil que azota al país desde 2014.  

Para más, agregó que la reunión bilateral entre Rusia y Estados Unidos, lejos de aminorar las tensiones, parece haberlas reavivado, pues las relaciones entre los dos países están en su punto más bajo desde la caída de la Unión Soviética, hace tres décadas.  

En el mismo orden, acotó que las partes acordaron reunirse a inicios de enero para discutir una estrategia de seguridad integral para Europa, que, para el Kremlin, pasa necesariamente por establecer límites jurídicos al despliegue de la OTAN en el Este del continente.  

Al otro lado del cuadrilátero, destacó que la Alianza Atlántica, liderada por Estados Unidos, ha manifestado su respaldo total al gobierno de Volodymyr Zelensky, ha criticado el movimiento de tropas rusas dentro de sus fronteras y ha amenazado con imponer severas sanciones económicas, si Rusia se atreviera a atacar a su vecino y se «anexionara» su zona este.  

El comunicador admitió que los temores occidentales ante la concreción de una secesión en el este de Ucrania tienen, con todo, algún fundamento, pues cerca de la cuarta parte de la población de esa nación es de origen ruso y permanece una fuerte influencia cultural rusa, heredada de la era soviética.  

En la región del Donbás, fronteriza con Rusia, se encuentran las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, controladas por grupos separatistas prorrusos y habitadas mayoritariamente por población de origen ruso, que en los últimos años ha padecido la hostilidad del nacionalismo ucraniano, puntualizó.  

Mencionó, además, que, en 2014, la región de Crimea se incorporó nuevamente a la Federación Rusa, después de celebrarse un histórico y contundente referéndum con el que se revirtió por voluntad popular la cesión de territorio de Rusia a Ucrania decretada en 1954, cuando ambas repúblicas formaban parte de la Unión Soviética.  

Este último evento condujo al deterioro acelerado de las relaciones entre la Unión Europea (UE) y Moscú, pues siguiendo la pauta marcada por Washington, Bruselas cuestionó la legitimidad del referéndum y acusó a la nación eslava de sacar provecho de la crisis ucraniana para apoderarse de una porción de su territorio, explicó el analista.  

Desde entonces, añadió, el gobierno del presidente Vladimir Putin ha tratado a la UE como un actor de segundo orden en el concierto internacional, cuya política exterior está supeditada a la Casa Blanca, Downey Street y la OTAN.  

Para ilustrar el punto, comentó que, en data reciente, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, a propósito de las declaraciones del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, sobre las supuestas intenciones de Rusia en Ucrania, se encargó de recordarle a la UE su subordinación en temas de seguridad regional.    

De inmediato, Bruselas devolvió el golpe, amenazando con excluir a Moscú del sistema de pagos internacional SWIFT, una medida que ha sido valorada por especialistas como «inviable» porque no solamente perjudicaría a Rusia, sino que arrastraría consigo a la economía europea, aseguró el especialista.  

En todo caso, tras el encuentro entre Putin y Biden las conversaciones se pautaron la segunda semana de enero. Contemplaron una reunión de cancilleres de la OTAN, otra entre representantes de la OTAN y la subsecretaria de Estado de los Estados Unidos, Victoria Nuland y el encuentro entre Rusia y el Consejo de la OTAN, dijo a modo de síntesis.  

Oana Lungescu, vocera del bloque militar, anunció que viernes 7 de enero se celebraría «una reunión virtual extraordinaria de los ministros de Exteriores de la OTAN, en la que debatirán la expansión militar rusa en Ucrania y sus alrededores, así como las cuestiones más amplias de la seguridad europea», recordó el también director de LaIguana.TV.   

De otra parte, puntualizó que, a modo de preparación, Moscú presentó a mediados de diciembre sus propuestas para la seguridad regional a la OTAN. Entre los puntos exigidos por el Kremlin destaca el compromiso formal de no incorporar a exrepúblicas soviéticas a la Alianza, particularmente a Ucrania y Georgia.  

El filósofo resaltó que en período inmediatamente anterior a la ronda de encuentros estuvo signado por un aumento en las provocaciones del lado Occidental, que insistió en que Rusia preparaba una invasión a Ucrania a inicios de 2022.  

Comentó que, ante esto, en su conferencia anual ante la prensa, ofrecida poco antes de navidad, el presidente Vladimir Putin cuestionó el doble rasero de Estados Unidos al evaluar las actividades militares de su país, cuando ha sido precisamente esa nación la que instaló sistemas de ataque a las puertas de Rusia.  

También destacó que, en declaraciones a la prensa, el canciller Lavrov sostuvo que a pesar de las exigencias de su país y de los «engaños» que ha sufrido por parte de la OTAN, el gobierno ruso está dispuesto a cooperar con la alianza para definir una estrategia de seguridad regional efectiva.  

El pasado 10 de enero, representantes de Rusia y Estados Unidos se vieron las caras en Ginebra, en medio de lo que Pérez Pirela catalogó de «clima enrarecido».  

A este respecto, puntualizó que la reunión fue calificada por el viceministro de Asuntos Exteriores Serguéi Raibkov como «detallada», pero insistió en que si se quería avanzar, la OTAN tendría que comprometerse jurídicamente para que Ucrania nunca se incorporara a esa alianza militar, al tiempo que Estados Unidos sostuvo que las discusiones habían sido «directas» y «francas», pero en respuesta a la demanda del Kremlin, presentó como «línea roja» el que Rusia pretenda determinar qué países formarán parte de la OTAN. 

Además, rescató las declaraciones de Jen Psaki, portavoz de la Casa Blanca, quien aseguró que su gobierno aboga por una desescalada militar en la frontera rusoucraniana, para lo cual Washington estima que Moscú debe retirar sus tropas de la zona inmediatamente, postura fue ratificada por Ned Price, vocero del departamento de Estado en una rueda de prensa, en la que un periodista local le cuestionó vivamente la tentativa estadounidense de pretender ordenar a otro país hacia dónde mover sus fuerzas castrenses. 

El comunicador refirió que Price trató de salir al paso a los señalamientos alegando que Washington evaluó como «inusual», «masiva» y «preocupante» el despliegue de unos 100.000 efectivos rusos en su frontera con Ucrania y que esa era la razón tras la exigencia.   

Como cabía esperar, Moscú rechazó las pretensiones de Washington y además aseveró que no retiraría sus tropas de la frontera con Ucrania, debido a la evidente tensión en la zona. 

«Hay tropas rusas en el territorio de la Federación Rusa junto a las fronteras ucranianas. Y nos parece necesario mantener esas tropas allí ante la situación tan tensa y el ambiente tan poco amistoso», citó Pérez Pirela a Dmitri Peskov, portavoz del gobierno ruso.  

Sobre este tema, destacó que el alto funcionario, que tachó a la OTAN de ser «un arma de confrontación», justificó la decisión con el argumento de que la alianza militar continúa realizando ejercicios militares y desplazando armamento en las proximidades de las fronteras de Rusia.  

El gobierno ucraniano, por su parte, además de recibir el espaldarazo de la administración Biden y del gobierno del Reino Unido, solicitó a Alemania las «armas necesarias» para defenderse de Rusia.  

«Si esto no es el prólogo de un conflicto armado, díganme ustedes qué lo es», se preguntó retóricamente Pérez Pirela.  

De vuelta a la demanda ucraniana, relató que este lunes, embajador de Ucrania en Berlín, Andrei Melnik, hizo «un llamado al gobierno alemán, y en particular a la ministra [de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock]» para que ayudara «urgentemente» a su país «con las armas defensivas necesarias», invocando «un imperativo moral y humano».  

Sin embargo, matizó que la coalición gobernante en Alemania aprobó una restrictiva política de exportación de armas, que excluye el envío de pertrechos a zonas en crisis, por lo que es poco probable que la demanda ucraniana se materialice, si bien «la misma demanda es un grandísimo altercado diplomático».  

Para más, apuntó que este martes, Estados Unidos echó más leña al fuego y prometió el envío de más armamento a Ucrania, lo que fue rechazado por Moscú, al considerar que se trata de una demostración de la falta de compromiso de Washington con una solución diplomática.  

En este orden explicó que el anuncio se hizo en el marco de una visita a Kiev que realiza Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, para disminuir la tensión en la zona, que se achaca al despliegue de fuerzas rusas en la frontera común, aunque estos movimientos se han realizado dentro de su propio territorio.  

Asimismo, mencionó que Blinken y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se verán las caras este viernes en Ginebra, en un nuevo intento por alcanzar algunos acuerdos mínimos, tras el fracaso de los encuentros de la semana pasada.  

También comentó que la semana pasada, el gobierno de Volodymyr Zelensky solicitó una cumbre virtual tripartita con Estados Unidos y Rusia, pero la tentativa fracasó, pues Blinken se reunirá por separado con representantes de Kiev y de Moscú. 

A su parecer, esto demuestra que Ucrania no tiene ni voz de voto en este conflicto, sino que es la cabeza de playa de Occidente a las puertas de Rusia, a la manera de lo que representa Colombia para desestabilizar a Venezuela.  

Para redondear esta idea, reiteró que, a pesar de los reiterados desmentidos del Kremlin, en Washington se insiste en que la situación es «extremadamente delicada», en tanto que podría producirse una invasión rusa a Ucrania «en cualquier momento».  

A continuación, mencionó que el intento por reanudar las conversaciones bilaterales entre el Consejo de la OTAN y Rusia celebrado el pasado 12 de enero, tras dos años de silencio, tampoco arrojó un saldo positivo.  

Aunque los representantes estadounidenses proclamaron que les interesaba arribar a una solución diplomática, su negativa a comprometerse de lleno con un acuerdo de seguridad en el Este de Europa jurídicamente respaldado, signó el tono de la reunión.  

Empero, el especialista acotó que la delegación rusa, en vocería del canciller Lavrov, puso los puntos sobre las íes y acusó directamente a Occidente –es decir, a Estados Unidos y a sus socios– de socavar el sistema internacional y de pretender imponer un nuevo orden mundial.  

De particular para él fue el hecho de que, aunque Rusia aspiraba que la propuesta de seguridad que presentó en diciembre recibiera una respuesta formal, mas Washington y Bruselas alegaron que aún necesitaban tiempo para discutirla y manifestarse. 

A estos fines refirió que Serguéi Raibkov, viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia y vocero del país en los intercambios con la OTAN, señaló a Occidente de presentar «acusaciones infundadas» sobre lo que sucede «en Ucrania y sus alrededores», así como de «reelaborar» a conveniencia los documentos consignados por el gobierno de Vladimir Putin sobre el tema.  

Agregó, asimismo, que en concordancia con la denuncia de Raibkov, grandes medios internacionales alineados con Estados Unidos, se han encargado de difundir una oleada de informaciones falsas sobre los supuestos movimientos rusos en la frontera rusoucraniana y en la propia Ucrania.  

Concretamente, comentó que The New York Times llegó tan lejos como para asegurar que Rusia había evacuado a su personal diplomático en Ucrania antes de que empezaran las fallidas negociaciones de la semana pasada, una especie que fue categóricamente desmentida por la vocera oficial de la cancillería rusa, María Zajárova.  

A modo de cuestionamiento, la funcionaria dijo: «Ahora entendemos que todo lo que se ha hecho, es decir, estas [citadas] fuentes del Consejo de Seguridad de Ucrania, el periódico estadounidense que no contacta a sus corresponsales en Moscú [para verificar la información], y la Casa Blanca son de la misma cuerda. Lo más importante es que esto muestra su implicación en todos los aspectos, incluida la preparación de provocaciones», citó el analista. 

A continuación, el comunicador rescató que el canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, señaló nuevamente a Estados Unidos y sus aliados de imponer un doble rasero a Rusia, pues mientras que a Moscú se le exige que retroceda dentro de sus propias fronteras, diversos países están reforzando a Ucrania con tropas y armamento.  

En otra arista del problema, refirió que los líderes de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbás, aseguran que el ejército ucraniano ha intensificado los disparos en la zona de conflicto, como parte de las provocaciones a Rusia y que la situación podría empeorar.  

Para fundamentar lo dicho, compartió las declaraciones que ofreciera Andréi Marochko, un miliciano de Lugansk a medios rusos, que además sostiene que «absolutamente todas las órdenes proceden de la Casa Blanca»: «Puedo afirmar con certeza que está en curso una escalada deliberada de la situación. Kiev ordenó abrir fuego como provocación contra el territorio de Donbás, en particular contra la República Popular de Lugansk». 

Antes de cerrar este punto, mencionó que Denís Pushilin, líder de la República Popular de Donetsk, sostuvo en una entrevista a una radio de Crimea que Kiev estaría barajando la opción de usar armas químicas en su propio territorio para luego culpar a Rusia, una tesis que también fue expresada públicamente por el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú.  

Rusia y China: ¿frente común ante la OTAN? 

El segundo macroaspecto analizado por Pérez Pirela fue el acercamiento entre Rusia y China, que podría interpretarse como el establecimiento de un frente común frente a lo que se evalúa como tentativas occidentales para frenar la influencia de las dos potencias en Europa y en la región del Indopacífico, respectivamente. 

En concreto, puntualizó que, para detener el avance de China, Estados Unidos apostó por la creación de la alianza militar AUKUS, conformada en sociedad con el Reino Unido y Australia, al tiempo que ha sido un actor fundamental para reavivar el separatismo taiwanés, conflicto de larga data que inició en 1949, con la proclamación de la República Popular China. 

Para ofrecer contexto histórico, recordó que entonces, Estados Unidos apoyó al gobierno nacionalista de Chiang Kai-Shek, que huyó a Taiwán al ser derrotado por el ejército comunista liderado por Mao Zedong y si bien Beijing y Washington restablecieron relaciones en la década de 1970, los gobernantes estadounidenses han continuado respaldando soterradamente a los sucesivos gobernantes taiwaneses en sus pretensiones independentistas.  

El analista precisó que, con excepción de la esfera diplomática, las partes mantienen un vivo intercambio comercial, cultural y migratorio, por lo que China asegura que, tarde o temprano, su provincia rebelde volverá al redil y ha sugerido que muy posiblemente lo hará con un esquema de autonomía limitada, como del que gozan Hong Kong o Macao.  

Sin embargo, acotó, desde septiembre las tensiones entre China y la isla están en cotas no vistas desde hace al menos cuatro décadas, tras una sucesión de acciones injerencistas estadounidenses, entre las que se cuentan la presencia de buques de guerra en aguas territoriales chinas, presencia de militares estadounidenses en Taiwán y la invitación de Biden la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, a su Cumbre de la Democracia, celebrada virtualmente a inicios de diciembre.  

En octubre, el presidente Xi Jinping tachó de «peligro» a quienes promueven el separatismo taiwanés y lo calificó como «la mayor amenaza» para alcanzar la anhelada reunificación. Asimismo, resaltó que este conflicto es de orden interno, por lo que terceros países deben abstenerse de intervenir, sintetizó.  

Pero mientras Biden daba un espaldarazo a Taiwán invitando a su presidenta a una cumbre que careció de impacto, los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping se reunieron virtualmente a mediados de diciembre para reforzar los lazos entre las dos naciones, apuntó el filósofo venezolano.  

En el encuentro, detalló, no faltaron la discusión sobre las amenazas de la OTAN y la escalada en Ucrania, pero también se aludió a una próxima reunión presencial, que tendría lugar en el marco de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022.    

A modo de síntesis, destacó que, en declaraciones posteriores, Putin calificó las relaciones bilaterales como «un verdadero modelo de cooperación entre Estados en el siglo XXI», sustentado en el respeto de los intereses comunes y a la no injerencia en los asuntos internos, al tiempo que Xi aseguró que, gracias a su homólogo, los intercambios entre las dos naciones habían logrado superar los obstáculos con los que se intentó «abrir una brecha» entre los dos países. 

«Estamos hablando de dos superpotencias militares y de dos economías en expansión, particularmente de China, que ya es la principal economía del mundo», enfatizó.  

En Washington, el creciente acercamiento entre Moscú y Beijing no fue acogido con buenos ojos. Tras la reunión virtual, la Casa Blanca anunció nuevas sanciones económicas a China, bajo el argumento de presuntas violaciones a los derechos humanos hacia la minoría uigur, un movimiento que tachó de «patadas de ahogado» frente a esta alianza estratégica bilateral.  

A continuación, destacó que, pese a estas amenazas, el gobierno chino replicó que está dispuesto a tomar medidas para defender sus intereses, en las que ve un claro intento por frenar su desarrollo económico.  

Sobre este tema, rescató los comentarios que formulara el presidente ruso en su rueda de prensa anual, en los que advirtió que los intentos de Estados Unidos por detener el avance de China son inútiles, porque en un breve lapso, la nación asiática será la mayor economía del mundo.  

También mencionó que, ante la creciente amenaza de conflicto en los límites entre Asia y Europa, el presidente chino alertó este martes, en la apertura del Foro de Davos, que una confrontación global traería «consecuencias catastróficas».  

A modo de conclusión sobre las reacciones a la alianza sinorusa, resaltó que la confrontación de Occidente con China se sucede en todos los espacios, incluyendo los deportivos, pues con la excusa de la violación a los derechos humanos de los uigures, Estados Unidos ha pretendido boicotear los venideros Juegos Olímpicos de Invierno.  

En ese sentido, explicó que, para el Kremlin, se trata de una campaña de descrédito diseñada por el departamento de Estado de los Estados Unidos, a la que se han sumado países como Canadá, Gran Bretaña, Países Bajos o Australia, que han aconsejado a sus deportistas que no lleven teléfonos celulares o computadoras portátiles al evento, porque podrían ser hackeados por el gobierno chino.  

El triángulo Moscú-Teherán-Beijing 

En continuidad con lo expuesto previamente, detalló que la cooperación entre China y Rusia involucra a un tercer actor: Irán, con el que ambos países realizarán maniobras navales conjuntas, según informara este 18 de enero el servicio de prensa de la Flota Rusa en el Pacífico.  

A este respecto, puntualizó que el lunes, el crucero lanzamisiles Variag, el buque antisubmarino Admiral Tributs y el buque cisterna Boris Butoma anclaron en el puerto de Chabahar, localizado al sur de Irán.  

Mientras esto se sucede, precisó que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, se encuentra en visita oficial de dos días en Rusia. La agenda contempla una reunión con el presidente Vladimir Putin, una intervención en la cámara baja del Parlamento, así como encuentros con empresarios. Se estima que Raisi y Putin conversen sobre cooperación comercial y aborden la agenda política internacional.  

Para concluir, enfatizó que además de la respuesta militar en sus fronteras, Rusia avanza en alianzas estratégicas, mientras que, del lado estadounidense, las respuestas son sanciones y operaciones mediáticas de difusión de mentiras, en vano intento por frenar el crecimiento económico de China y la influencia geoestratégica de Rusia e Irán. 

Antes de cerrar la edición, invitó a la audiencia a conectarse mañana jueves a las 7:00 pm para la sesión de jueves de filosofía, en el que tendrá como invitada a la profesora mexicana Karina Ochoa, especialista en temas descoloniales, que conversará sobre las diferencias conceptuales entre el feminismo decolonial y los feminismos blancos eurocéntricos.  

(LaIguana.TV)