El metaverso fue el tema de la tertulia del Jueves de Filosofía del programa Desde Donde Sea, que conduce Miguel Ángel Pérez Pirela, y tuvo como invitado a Luis Britto García, un adelantado en la consideración de este asunto de los mundos ficcionales, sustitutos de la dura realidad, pues ha escrito sobre ellos desde hace más de medio siglo. 

Britto García expresó que, si bien las nuevas tecnologías pueden ayudar a descongestionar los centros urbanos y ahorrarles a las personas muchas horas perdidas en movilización hacia sitios de trabajo, también existe el riesgo de que el metaverso derive en una conformidad alucinatoria frente a la destrucción y la decadencia del mundo real. 

A continuación, una versión del diálogo entre Pérez Pirela y Britto García: 

Miguel Ángel Pérez Pirela (MAPP): El metaverso se perfila como uno de los grandes temas de discusión filosófica contemporánea. Pero, ¿qué es? ¿Es una realidad paralela o un apéndice de nuestra realidad, una operación de marketing para hacer dinero o el futuro de la sociedad y de su interconectividad? Para responder a estas y otras preguntas tenemos con nosotros a uno de los grandes pensadores del siglo XX y del siglo XXI venezolanos, mi querido maestro y amigo Luis Britto García, quien viene escribiendo sobre este tema unas reflexiones muy arduas y agudas. Es un tema en boca de muchos pero que pocos pueden explicar. Estamos en una especie de retorno al mito de la caverna, de Platón. El término metaverso fue utilizado por primera vez en 1992 en una novela futurista Snow crash, del Neal Stephenson, donde se muestra a los humanos como avatares que interactúan en un espacio virtual tridimensional que utiliza la metáfora del mundo real. Es decir, que la ciencia ficción, un género que tú adoras tanto leer como escribir, deviene en realidad. En tus novelas de los años 70 también habías planteado, de una forma muy futurista, lo que ahora se conoce como metaverso. Entonces, dinos: ¿qué es el metaverso? 

Luis Britto García (LBG): Sería una realidad virtual muy difícil de distinguir de lo que llamamos realidad real. Es un entorno con sensaciones visuales, auditivas e incluso a veces táctiles y motrices, muy parecidas a la de este mundo que vivimos, pero generadas artificialmente. De hecho, como tú lo señalaste, yo estoy escribiendo sobre eso desde 1970, en el libro Rajatabla, aparece ya un universo como esos con una especie de realidad sustitutiva de un universo real en el que vive el protagonista. En Abrapalabra hay muchas de estas cosas y en una novela que acabo de terminar, que es sobre inteligencia artificial, ya eso se ha expandido. Ya todos los individuos tienen un “ani-yo” en los que se le proyecta no solo una imagen falsa de sí, mismo, es decir, un avatar, sino también los mundos ilusorios que quiere vivir. Es un tema de larga data, que tú como filósofo debes recordar muchas lecturas al respecto, ¿no? 

MAPP: Sí, correcto, por ejemplo: la caverna de Platón; el de Descartes con su cogito ergo sum; autores como Calderón de la Barca y películas como Matrix.  

LBG: Platón, en El mito de la caverna muestra a unas personas que están dentro de una caverna, inmovilizadas, de modo que solo pueden ver el fondo de la cueva. Hay un agujero frente al que pasan personas, animales, etcétera, pero ellos solo ven las sombras y creen que esas sombras son el mundo real. Entonces, Platón cuenta lo que pasaría si alguien escapara, viera el mundo real y volviera a decirles a los otros prisioneros que eso que ven no es la realidad. No le creerían y hasta crucificarían al emisario. Fíjate qué fascinante manera de señalarnos que quizá lo que vemos no es lo real. Calderón de la Barca, en La vida es sueño, es un príncipe al que meten en un calabozo oscuro porque un astrólogo pronostica que ese niño va a derrocar a su padre. Lo único que conoce es ese calabozo hasta que lo sacan por 24 horas a ver las cortes, el mundo maravilloso de obras de arte, mujeres bellísimas y luego lo vuelven a meter en el calabozo. Entonces se pregunta cuál de los dos es el mundo real y la duda le queda incluso hasta el final de la obra, cuando recupera el trono. Es cuando dice “bien sé que la vida sueña y los sueños, sueños son”. Esto se repite en muchas obras. Hamlet dice: “Morir, dormir acaso, pero quién sabe que sueños nos atormentarán en esa región de la cual ningún viajero ha regresado”. Descartes, al principio de su libro sobre el Método, se pregunta sobre qué podemos estar seguros, si él ha estado muchas veces junto a la chimenea, sintiendo el crepitar de los leños y era la realidad; pero también ha soñado que está junto a la chimenea y no era verdad. ¿Cómo podemos estar seguros de que una cosa es realidad y otra no? El Quijote, ya sabemos, cuando veía molinos de viento, decía que eran gigantes y cuando vio a unos malandrines, dijo que eran unos prisioneros encerrados injustamente. En su delirio veía cosas que no son, según el punto de vista de Sancho y del autor, pero para él son realidad. Este juego entre ficción y realidad puntúa la vida del hombre desde los más remotos tiempos. Pensemos nada más que en las religiones, que en muchos aspectos son fantasías, pero fantasías tenidas por reales por inmensos conjuntos de la humanidad. Últimamente, medios invasivos, la novela por un lado, el teatro, el cine y ahora la internet, nos ofrecen una cantidad de mundos acaso más fascinantes que el real. La gente prefiere estar en esos mundos que en el mundo de la realidad. Cuando tú tienes tecnologías que te permiten falsificar la realidad a un punto en que no se puede distinguir cuál es la verdad, estás como esos filósofos que no podían dirimir entre realidad y verdad. Es fascinante y aterrorizante por las consecuencias que puede tener, como una nueva droga. Está claro que la droga ha sido usada geopolíticamente para destruir países. Los ingleses, a través de las Guerras del Opio, a partir de 1840, forzaron a India a permitir el tráfico y la compra de este estupefaciente y eso creó un grave problema en China porque miles de personas, para huir de una vida aburrida y miserable, se metían en las casas de opio a vivir en un mundo fantástico y alucinado, hasta que morían. En la actualidad, las tres grandes industrias del mundo son los hidrocarburos, el armamentismo y el narcotráfico. Fíjense la vigencia de ese pasaporte a los mundos ilusorios. Lo que se está planteando ahora es poner a disposición de todo el mundo, de manera legal (porque la droga, al menos, es ilegal), un universo insólido donde todo es bello, todo es hermoso, todo es gratificante, un mundo de apariencias bellas, un mundo donde bien se podría cantar ese bolero “miénteme más, que me hace tu maldad feliz”. ¿Qué consecuencias psicológicas, filosóficas, sociales y políticas va a tener esas tecnologías que ya prácticamente están a punto de ser producidas en masa? 

MAPP: De hecho, hay unas categorías filosóficas que tenemos que tratar para problematizar esta “realidad” del metaverso. Una de ellas es la palabra experiencia, que en filosofía divide a los idealistas (de Platon a Pascal y Cartesio) de los materialistas (desde Aristóteles hasta los modernos). El metaverso se presenta como una especie de compartir experiencias de inmersión en una realidad otra. Tú, que has hecho submarinismo, la palabra inmersión tiene un peso fundamental en tu experiencia, ¿qué paralelismo puedes hacer?  

LBG: Hace algún tiempo probé una forma primaria de ese metaverso a través de una mascarilla tridimensional. Pude meterme en el mundo alucinatorio de Salvador Dalí, con elefantes que tienen patas largas, como mosquito; unos paisajes desérticos llenos de rocas extrañas y fabulosas. Uno podía sumergirse, igual que en el submarinismo, subir, bajar, rodear a esos animales… es decir, tener una experiencia impresionante en un mundo enteramente imaginado y tridimensional por quienes fabricaron ese tipo de alucinación. Y aquello era apenas un ensayo. Imagínate la cantidad de mensajes, de perspectivas, de mundos extraños que se pueden crear y a través de los cuales será posible moverse, como si se estuviera interactuando realmente, en tercera dimensión. Por otro lado, hay que pensar en las vinculaciones con las personas que encontrarías allí. Lo apasionante, pero a la vez espantoso, es que serían también personas falsificadas. Así como una joven no sale ahorita a la calle sin maquillarse y crear un falso yo, antes de entrar al metaverso, las personas se quitarán ante todo una cantidad de años, se pondrán cuerpos más musculosos, una expresión más simpática y crearán un avatar y actuarán con otros fantasmas porque serán tan falsos yo, como el de la persona que acaba de entrar. Será como un desfile de misses, en el que la mayoría de las candidatas están operadas, rectificadas, encorsetadas, maquilladas y teñidas. Es un mundo insólido, pero lo grave es que podría ser para algunas personas más importante que el mundo real y por eso habrá un shock cuando se regrese a la realidad. Mucha gente preferirá, como antes los han hecho los adictos al opio y otras sustancias, no volver a la realidad, vivir cada vez más sumergidos en ese otro mundo sin importar lo que está sucediendo en la vida real. Van a preferir morir en la fantasía que volver a las pruebas, los contrastes y los desafíos de la realidad. Ese es un problema filosófico, ético, moral, sociológico, político que nos plantean estas tecnologías. Tenemos que pensar en esa serie de aspectos desde ya. 

MAPP: Se está hablando de un mercado milmillonario en dólares que implica este metaverso. Ya comenzó incluso un mercado virtual de la ropa que van a ponerse los avatares. ¿Qué va a pasar si no tengo el dinero, virtual o no, la moneda de cambio, para vestir a mi avatar para que parezca más rico o bello de lo que soy en la realidad? ¿Habrá una reproducción de la estructura de clases sociales en el plano virtual? 

LBG: Sí, habrá un metaverso para pobres, marginales, excluidos, donde se venderán modas como las que venden los buhoneros en las calles y habrá productos distinguidos, refinados, con ilusiones de marca, más costosos, para las élites. Seguro que habrá claves para que los pobres no puedan acceder al metaverso de los ricos, barreras informáticas para que la gente exquisita pueda mantener lejos a los que no son exquisitos. En el metaverso se están vendiendo terrenos, ropa, muebles, obras de arte (que son únicamente virtuales, no tienen respaldo material). 

MAPP: Es memoria digital… 

LBG: Sí, una memoria digital con un cierto grado de exclusividad. Ya hay monedas virtuales y evidentemente sí se reproducirá la división de clases, aunque ese metaverso tiene, entre otras, la función de limar un poco las diferencias. Es decir, si tú vives una existencia sumamente insoportable por la pobreza, la exclusión, la marginalidad, la discriminación, de repente te metes en ese mundo ilusorio y él te compensa y así tus ansias de igualdad, de rebelión, disminuyen, se anestesian. Ese es otro de los efectos inquietantes del metaverso: producir una conformidad alucinatoria. Así como los drogadictos pierden la capacidad de rebelarse, solo quieren más droga para vivir la impresión de ser dioses. En Paraísos artificiales, Baudelaire decía que la droga llevaba a la situación blasfema de creerse un dios. Imagínate un marginal al que le hagan creer que es un dios, qué difícil será regresarlo a la realidad para que piense en cosas, como la revolución, por ejemplo. Dirá, “no, déjenme en mi panteón, donde hay un montón de gente prendiéndome velitas porque soy adorable, soy una maravilla”. Por eso, el metaverso plantea incluso problemas religiosos. ¿Cuál es la posición de la Iglesia? Por ejemplo, ¿los pecados que se cometen en el metaverso, son pecados reales y cuentan para que seamos condenados en la otra vida? ¿Los méritos que hacemos en el metaverso cuentan para nuestra adscripción al paraíso? Sería aconsejable una pastoral del Vaticano o de la Conferencia Espiscopal sobre estos temas porque pronto habrá tantos creyentes en el metaverso como creyentes en la religión. Más de la mitad de la humanidad está en redes sociales, que están suplantando a las religiones. Es más, algunos de los metaversos te ofrecerán simulaciones de los paraísos de las distintas religiones. 

MAPP: Tal como en el Medioevo, que se podía comprar el pase al paraíso, solo que ahora sería virtual… 

LBG: Sí, antes se compraba una indulgencia para abreviar el paso por el purgatorio. Ahora bastará con darle a un botón para estar en el paraíso. No tienes ni siquiera que morirte, aunque claro, ya estarás muerto porque no estarás actuando para el mundo, pero para tu percepción estarás en el paraíso. Esto demuestra lo grave de la cuestión para los creyentes, para los que tienen preocupaciones éticas 

MAPP: Ya hay chalecos que tienen chupones para colocarse en la piel, de manera que la experiencia no es solo visual y auditiva, sino también sobre el propio cuerpo. Incluso, publicamos en LaIguana.TV el primer acaso de una violación colectiva en el metaverso. Hay quien dice que le das a off y apagas el aparato, pero sabemos que hay ataques personales, como el bullying, que no necesitan tocar a la persona para hacerle daño. Aquí hay repercusiones éticas y legales (tú que eres abogado, puedes decirlo, no hay legislación al respecto). ¿Es una experiencia sobre el avatar de uno o sobre uno, como persona real? 

LBG: Es la misma pregunta que planteaba para lo religioso: ¿los actos ilegales cometidos en el metaverso pueden ser castigados? 

MAPP: ¿Y si te castigan, la cárcel sería virtual o real? 

LBG: Posiblemente sea una cárcel virtual, un metaverso lleno de rejas.  

MAPP: Para los adolescentes existe un castigo que imponen los juegos cuando se comete una infracción. Se llama banear y significa no poder jugar por tres días. Para algunos es un infierno, hasta preferirían un castigo físico en la casa. 

LBG: Eso lo inventaron los galleros, que aunque sorprenda, tienen una ética muy estricta. Si alguien incumple una apuesta, lo excluyen del juego, que es lo peor que puede pasarle a un jugador. Por eso se dice “palabra de gallero”, porque las apuestas son orales 

MAPP: Ahora dirán “te doy mi metapalabra”… 

LBG: Fíjate tú que se excluyó de Facebook nada menos que a un presidente de Estados Unidos. Por eso hay que ver cuáles son los poderes que administran esas sanciones, esas desapariciones y reapariciones y el efecto político que pueden tener. En un caso extremo se podría desaparecer no físicamente, pero si virtualmente a una persona que ya no saldría más en los medios, no podría escribir, no podría opinar, no podría hacer retiros bancarios, no podría usar tarjetas. Tendría en un mundo virtualizado los mismos efectos horripilantes que tuvo la figura de los desaparecidos en las dictaduras y en los gobiernos represivos, esas ausencias que uno todavía lamenta. 

MAPP: Un metadesaparecido… 

LBG: Sí, un metadesaparecido, que es el colmo de la chocancia, pero un desaparecido bastante real porque al desaparecer de las redes no puede hacer nada, ni siquiera demostrar su identidad. Eso le pasó a un amigo mío real, un matemático, que diseñó el sistema de identificación de Venezuela, y un día descubrió que ese sistema lo había excluido a él. Eso lo incluí en mi novela sobre inteligencia artificial.  

MAPP: Esto nos lleva a la reflexión sobre la identidad, uno de los temas que más te han interesado a ti, en general. ¿Quién soy yo en el metaverso?, ¿cuál es la identidad de mi avatar en aspectos como religión, nacionalidad, sexo? 

LBG: Cierto, yo escribí un libro sobre la identidad del venezolano y encontré que lo que hay parece ser más bien un repertorio de prejuicios. Pero es muy interesante pensar en esto de la identidad en el metaverso. Desde hace mucho tiempo en la literatura se ha tocado el tema del doble, por ejemplo, una persona irreprochable que genera un duplicado delincuente, como en El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde. 

MAPP: ¿Metabipolariodad? 

LBG: Puede ser. También lo vemos en el doctor Frankenstein y el monstruo. Y es que, según el doctor Jung, que vaya usted a saber si tiene razón, cada ser humano tiene un yo y una sombra, que es nuestro contrario. Entonces, ¿quién va a tomar posesión del avatar: nuestro yo o nuestra sombra? Lo más probable es que incorporemos en él todo aquello que nos falta y que por eso, de alguna forma, contenga parte de nuestra personalidad. Si queremos ser hermosos, haremos un avatar hermoso. Si somos un poco torpes o brutos o tapados, vamos a tener un avatar que se parezca a Einstein. Sin somos tardos en el movimiento, tendremos un avatar campeón olímpico. Ya hay algo de eso en los comics: fíjense ustedes en Clark Kent y Supermán, un tímido reportero maltratado por Louise Lane, que al quitarse su ropita de periodista mediocre se convierte en un superhombre. Lo mismo pasa con Bruno Díaz o Bruce Wayne, quien se pone un traje de diablo (porque el traje de Batman es el traje del diablo)… Entonces, ¿qué monstruosidades se expresan en esos avatares y cómo serán las relaciones entre esos monstruos sueltos? Todas las historias de dobles tienen un fin maligno y terrible. ¿Cómo va a terminar nuestra relación con el avatar, un ser que contiene lo contario a nosotros y que en el fondo odiamos y él nos odia? ¿Quién va a terminar triunfando: el ánima o el ánimus, como diría la tecnología jungiana? Ese es otro tema fascinante 

MAPP: En este metaverso existen gemelos digitales de personas y también de lugares. ¿Cómo será una meta-Venezuela o una meta-Colombia? ¿Estaríamos hablando de estados virtuales y de soberanías virtuales?  

LBG: Bueno, hace como año y medio estuve en una fuente de soda en San Cristóbal que estaba decorada con caricaturas de celebridades. En el centro de todas estaba Pablo Escobar Gaviria, lo que demuestra el lugar que ese señor ocupa en el imaginario colectivo. Yo creo que, por ignorancia, mucha gente elegirá como avatar a personalidades célebres con las cuales quiere identificarse. Fíjate la cantidad de niños y adolescentes que se llaman Jordan porque había un deportista con ese nombre. Yo creo que el metaverso estará sobrepoblado de dobles y de caritas de gente considerada exitosa. Nadie va a querer tener el avatar de un mediocre, anónimo que no ha triunfado en la vida, sino falsificaciones magníficas, fraudes lastimeros porque mientras mayor es la distancia entre lo que se proyecta y lo que se es, mayor es el conflicto, el abismo existencial en la persona.  

MAPP: Zuckerberg acaba de cambiarle el nombre a su conglomerado de empresas, entre las que está Facebook, a raíz de los escándalos de venta de datos de nuestra identidad a empresas para que las usen en sus campañas de publicidad, campañas electorales, etcétera. Le ha puesto el nuevo nombre de Meta porque quiere hegemonizar el sector del metaverso en el que hay muchas otras empresas compitiendo. Facebook parte de su hegemonía en número de usuarios de internet. Estamos acercándonos a una dictadura virtual donde una o muy pocas empresas van a ser cigüeñas ya no de una red social sino de una dimensión de realidad paralela  

LBG: Sí. Los usuarios de algunas de esas redes sociales son más que la población de China. Si a eso se le empiezan a buscar posibilidades políticas, podrían constituirse organismos políticos de un poder inconmensurable. Esos organismos ejercen un espionaje total sobre sus miembros. Yo lo comparo con el correo tradicional. Imaginemos que a no le traen una carta y por eso llega un mensajero del correo y se instala en la casa y se queda a vivir allí… Pues, eso es lo que sucede ahorita con los cookies: te traen una carta y se quedan a vivir contigo y a delatar todo lo que tú haces. Además, según las normas para suscribirse, esas redes se reservan el derecho de propiedad de todo lo que tú publiques. Es decir, que estos dueños de las redes son propietarios de la producción intelectual de más de la mitad de la humanidad. Además, a través de la falsificación de los mensajes, son capaces de influir en la conducta y en este aspecto ya vivimos en el metaverso. La realidad internacional es la que nos inventan los grandes medios de comunicación. Dijeron que Osama Bin Laden tumbó las torres gemelas de Nueva York y eso se convirtió en verdad, aunque quienes secuestraron los aviones eran sauditas y no afganos, y de que la familia de Bin Laden era socia de la familia del presidente de EE.UU. en ese momento. La realidad que vivimos ya es una especie de metaverso, donde hay unos malos, que son los enemigos del sistema capitalista; y unos buenos, que son los multimillonarios, que disponen de nuestras vidas. Antes de que nos pongamos la máscara tridimensional, el mundo que vivimos ya es un metaverso. Los dueños de las redes pueden volver líder mundial a cualquier mediocre y pueden borrar a cualquier dirigente, incluso si es presidente de EE.UU. como le pasó a Donald Trump  

MAPP: Volviendo al ejemplo del cartero, Facebook no hace otra cosa que utilizar tu identidad y tus secretos para hacer dinero. En esta nueva fase, ya la persona vive en internet. De hecho, se firmó un acuerdo entre Meta y Ray-Ban para incorporar cámaras a los lentes, de manera que la persona se convierte en un aparato del metaverso, en un robot que recaba información para internet. Es la dictadura total que te ha convertido en instrumento.  

LBG: Un preámbulo de esa idea: en el correo tradicional, si te abren una carta se comete un delito y quién esté incurso en eso, va preso. En internet, que se divulgue el contenido que tú enviaste privadamente es normal. Si alguien publica un libro que tú hiciste o se presenta como autor de una obra de arte que tú creaste, eso es un plagio, un fraude, un robo. Pero Facebook se reserva el derecho de propiedad de la mitad de la humanidad. En cuanto a la vigilancia, el problema no es que ya tienen nuestros datos, sino que con el metaverso tendrán también nuestras fantasías, que son nuestro verdadero yo. En una pieza que yo escribí, llamada Mal rollo te parta, el doctor Freud trata de establecer la identidad del venezolano y se vuelve loco. Bueno, esto va a ser como tener un doctor Freud en la cabeza, un psicoanálisis continuo que va a revelar tus fantasías, deseos, sueños, odios, frustraciones, fobias. Ya no será el aparato consciente el que estará a disposición de las transnacionales, sino el subconsciente, si es que eso existe. La versión que van a tener estas empresas de tu yo, de tu cultura, de tu sociedad es algo escalofriante. Tendrán acceso a tu verdad más íntima, incluso a los sueños que tú olvidas. Edgar Allan Poe decía que la inmortalidad está al alcance de cualquier persona que escriba un libro titulado “Mi corazón puesto al desnudo” y que sea fiel al título, es decir, que se atreva a ser verdaderamente sincero. Se pregunta por qué nadie se ha atrevido a escribir un libro así. En este caso, cada uno de nosotros, al ponernos los lentes del metaverso estará escribiendo ese libro, contando lo que verdaderamente deseamos, odiamos, cómo somos. Lo que nosotros no sabemos sobre nosotros mismos, ellos lo sabrán. 

MAPP: Tú siempre has sido crítico de lo absurdo de desplazarse dos o tres horas diarias para hacer un trabajo que uno podría hacer en su casa. El metaverso, haciendo de abogado del diablo, plantea lo mismo: una reproducción virtual de las dinámicas sociales. Por ejemplo, ir al trabajo virtualmente; ir de compras virtualmente; ir a divertirte el sábado en la noche virtualmente 

LBG: Sí, desde el siglo pasado estoy planteando que las ciudades son un absurdo, tal como funcionan. La migración de varios millones de personas de la periferia al centro, a las oficinas de trabajo es contaminante, derrocha energía, invierte horas en traslado, etcétera. Más de 70% del Producto Interno Bruto del planeta es generado por el sector terciario, que básicamente maneja información. Y eso es algo que no tiene por qué hacerse en la oficina, sino en la cabeza. Y uno tiene la cabeza puesta la mayor parte del tiempo. Por eso, todos esos trabajos se pueden hacer desde la casa, lo que no niega el contacto social, pero te permite hacer el contacto social que tú deseas, con amigos, con personas a las que estimas. No tienes que darte codazos con 4 millones en el metro o en la oficina con una docena o una treintena de personas que se odian y están compitiendo. Solo los artistas tenemos el privilegio de trabajar y divertirnos, pero la mayoría no tiene ese tipo de trabajos. Compilar estadísticas o transportar papas es otra cosa. Ese es el mundo de la producción. Otra cosa es el mundo del entretenimiento, que sería el metaverso, que surge como un alivio o una suplantación de ese otro universo real. En mi novela de 1970, el protagonista está en su máquina de sueños descompensatorios y de pronto hay un apagón y vuelve a la realidad, un mundo cochambroso, horrible, lleno de gente fea. Entonces, mientras peor se vaya haciendo el mundo real, lo que es muy posible mientras no se haga la revolución, vamos a tener una mayor necesidad del mundo ilusorio del metaverso. Yo, que tengo unas 300 horas de buceo, les recomiendo el submarinismo para que vivan la experiencia de “volar” en el agua, sin necesidad de caer en las manos de Zuckerberg y gente como él. 

MAPP: La pandemia aceleró la virtualidad, en especial para los niños y jóvenes. Muchas de sus relaciones se han establecido a partir de la virtualidad y el metaverso viene como anillo al dedo, es una obviedad, casi una necesidad. ¿Qué pasa cuando nuestra vida pasa más tiempo on line que en la realidad? 

LBG: En el siglo pasado, el tiempo que pasaba un niño o adolescente viendo televisión era de cuatro a cinco horas diarias, un tiempo enorme. Ahora se agrega esto. El ser humano es sociable, le hace falta el contacto con otros. Los venezolanos en este sentido somos irrefrenables. En cuanto nos vemos, aun con pandemia, nos abrazamos y nos damos la mano. Esto debe tener efectos muy serios en los más extrovertidos que han tenido que acostumbrarse a ver a las personas en una pantalla. En cuanto a los introvertidos y los esquizoides, me imagino que los ha hecho meterse más en el mundo virtual, no quieren salir de ahí. Eso pasaba antes con el vicio de la lectura, es decir, con gente que leía tanto que terminaba por considerar reales los mundos de los libros, como le sucedió a un cierto don Quijote de la Mancha y como nos ha pasado a muchos lectores y escritores. En este caso, a los adolescentes les está pasando con el mundo virtual, lo que seguramente traerá decepciones porque cuando el muchacho va a conocer a la amiga, resulta que no es tan deslumbrante como su doble en la pantalla, que borra todos los defectos. Vamos a tener grandes cantidades de personas mudadas a ese mundo virtual aun antes de que se llegue a instalar completamente el metaverso. 

MAPP: No quiero ser apocalíptico, pero ¿estamos hablando del fin de la humanidad, así como la conocemos? ¿Estamos superando la ciencia ficción? ¿Estamos relativizando el concepto de realidad, estamos de nuevo en la caverna de Platón? 

LBG: Los efectos de esto son temibles por el distanciamiento de la realidad, que es terrorífica. Gran parte de los recursos naturales se están agotando. Hasta los hidrocarburos, principal fuente de energía, han pasado el pico de la producción y ahora cada vez será más costosa y dificultosa su obtención. Teóricamente, el modo de producción capitalista, con su exceso de consumo y derroche de energía, sería responsable del cambio climático y de la extinción masiva de especies. Entonces, si el metaverso sirve para escapar de esas realidades, para que no tomemos medidas frente a ellas, sería otro de los agentes de la catástrofe. Tengo una teoría de las decadencias que es muy sencilla: hay tres formas de actuar ante los retos. La primera es la evolución, la segunda la revolución y la tercera, la decadencia. Un ejemplo es que tengas un bote de agua en tu casa. Te despiertas y lo cierras sin ninguna consecuencia y esa es la evolución; si se inunda la casa y pasas un enorme susto, pero cierras el chorro, esa es la revolución; la tercera hipótesis es que el agua sigue subiendo, pero tú sueñas que todo está bien y te ahogas: esa es la decadencia. Esta última sería la función del metaverso, la de hacernos creer que todo está bien, mientras el mundo real está viniéndose abajo. Entonces, el mundo, tal como lo conocemos podría terminarse por falta de una reacción oportuna. 

MAPP: Al fin y al cabo, la bio, como decían los griegos, la vida es lo que nos determina en esta dimensión carnal. Las manos son nuestras garras, con la nariz olemos, con la lengua probamos y haciendo submarinismo o estando en un jardín respiramos y los especialistas en psicología nos dicen que en esas condiciones nos sentimos más felices que agobiados y encerrados en las grandes ciudades. Para terminar, Luis, danos una reflexión sobre la relación de nosotros, mamíferos, seres vivos con esta realidad virtual que parece tan poco congruente. 

LBG: Paradójicamente podría ser un instrumento de liberación. En las ciudades lo que se hace básicamente es manipular información y para eso se ha recurrido al espejismo de la proximidad física. Las ciudades crecen como enormes tumores porque la gente tiene que estar cerca de su sitio de trabajo y acudir a él mediante agotadoras travesías de cuatro o cinco horas diarias. Con la aplicación de las tecnologías de información podemos desconcentrar las ciudades. Esto que estamos haciendo podríamos estar haciéndolo a bordo de un velero en Morrocoy o en uno de los tepuyes de Canaima… es decir, podríamos vivir sin estar hacinados y condenados a la presencia de multitudes que no queremos ver (Sartre decía que el infierno son los otros, son los demás), a través del uso sabio y sensato de los medios para trabajar, crear, formar, educar, investigar científicamente. En estas tecnologías podría estar el remedio del carcinoma de la civilización que es la hiperconcentración urbana. Pero si seguimos apelotonados en la ciudad, viviendo mundos ilusorios que no tienen nada que ver con el real, eso podría ser el fin. De alguna forma, cada invención nos entrega unas llaves: las del infierno y las del paraíso. Yo tengo un libro sobre el método científico y allí aparece un cuento muy célebre, el de la dama y el tigre. Una princesa se enamora de un señor y el padre pone a este en una arena con dos puertas. En una de ellas hay un tigre y en la otra, una hermosísima dama. La princesa averigua en cuál puerta está el tigre y en cuál la dama. Le pasa el dato al muchacho mediante un gesto casi imperceptible. El relato, magistralmente, termina diciéndole al lector, “tú que conoces los secretos del corazón humano, ¿cuál de las dos puertas le señaló la princesa a su amado: la de la dama o la del tigre?”. Estas tecnologías nos pueden llevar al paraíso de la desconcentración urbana y del contacto humano electivo, cuando lo necesitemos, o nos pueden llevar a la hiperconcentración dentro de paraísos ilusorios. Tenemos que elegir cuál de las dos puertas abriremos, la de la dama o la del tigre… o, como dice la canción, “tú lo que quieres es que me coma el tigre”… 

MAPP: …El metatrigre, en todo caso… 

LBG: Muchas gracias, maestro, uno de los más grandes intelectuales que ha parido Latinoamérica. Es un honor tenerte en LaIguana.TV y que estés tan joven y dando luces sobre temas tan recientes y tan a la punta de las esperanzas y de los temores de la humanidad. 

LBG: Es que estoy trabajando en eso desde que era muchacho y por eso no es raro que siga cuando no soy tan muchacho como era antes. 

MAPP: Ahora eres metamuchacho. 

LGB: Puede uno elegir en el metaverso la edad favorita para tener. Ya hay programas para envejecer o rejuvenecer a las estrellas de cine. He visto películas en las que aparece Bruce Willis de veinte y pico de años, junto a su doble de cincuenta o sesenta. Entre otras, para las damas coquetas, existe esa posibilidad. 

MAPP: Cada día tú estás más joven porque tus ideas están más actuales y recientes. Muchísimas gracias. 

LBG: Favor que usted me hace, como decimos los pueblerinos. 

(LaIguana.TV)