No es cualquier cosa que un joven presidente inicie su mandato con una frase grandilocuente y que toca seriamente la sensibilidad de una sociedad muy herida por un brutal golpe de Estado, una obscena dictadura a manos de quien debía ser una persona de confianza: Augusto Pinochet, y lo que vino después, que se puede catalogar de muchas cosas menos de democracia en Chile. 
 
En esta entrega de Entre Líneas, la comunicadora e investigadora Naile Manjarrés ofrece su perspectiva sobre las propuestas discursivas y, en materia de política interna y externa, de Gabriel Boric y su equipo de gobierno.  
 
Vale recordar que desde el año pasado a Boric se le presenta como el más progresista entre los progresistas, incluso, el Grupo de Puebla se mostró complacido tras su elección como presidente de Chile en segunda vuelta, y al día siguiente se alzó el récord del dólar. 
 
Este mes, Gabriel Boric llegó a La Moneda hablando de asuntos que no tocaban sus predecesores Michelle Bachelet (quien dice haber votado por él), ni Sebastián Piñera, a menos que se lo exigieran: el exterminio contra el pueblo mapuche que ha estado históricamente atrapado en un estado racista; por otra parte, la violencia contra las mujeres; y también habló de las tan soñadas reformas al sistema de pensiones, al tributario y de salud, sistemas que están completamente tomados por el empresariado. 
 
¿Izquierdista puertas adentro y conservador puertas afuera? 
 
En la propuesta de Boric, destaca su apuesta por aumentar la visión geoestratégica de Chile en su población, su intención de retomar relaciones con Bolivia y su rechazo al sionismo israelí, pero a Boric también le acompañan declaraciones polémicas sobre su postura ante el progresismo en la región y a la configuración definitiva de un mundo multipolar. 

El equipo de Boric asegura que apuestan por más multilateralismo, cooperación y diálogo en la región, pero su canciller, Antonia Urrejola, fue alto miembro de la OEA y de la CIDH y desde ese estrado presentó en 2021 un reporte sobre su preocupación por los derechos humanos en Nicaragua en medio de una serie de protestas y movilizaciones que se demostró, fueron inyectados y alentados por EEUU.  
 
Tenemos eso en el expediente, aunque también, por otro lado, Boric rechazó la invitación de su antecesor Sebastián Piñera para asistir a las cumbres del Foro para el progreso de América del Sur (PROSUR) y de la Alianza del Pacífico. Y eso es una buena señal, entre tantos elementos, porque Boric no convence a algunos, y a muchos pone a dudar.  
 
Algo de osadía sí tiene el nuevo presidente de Chile, quien con un chasquido de dedos puede abaratar una de las frases más visionarias de la izquierda no solo chilena sino de toda Latinoamérica: “se abrirán las grandes Alamedas”. Tiene 4 años para generar sus propios discursos en el inicio de lo que se presenta en medios internacionales como una “nueva era” para Chile.  

(LaIguana.TV)