El FSB ruso ha hecho público nuevos materiales de archivo sobre el suicidio del líder de la Alemania nazi Adolf Hitler a finales de abril de 1945.

Se trata de documentos del expediente de investigación del antiguo piloto personal de Hitler, el gruppenführer de las SS, el teniente general de la Policía Hans Baur, que se conserva en la dirección del FSB de la región de Nóvgorod.

Ahora, por primera vez, se muestra la autobiografía de Baur escrita en alemán con una traducción y su testimonio durante un interrogatorio con el NKVD en diciembre de 1945. También se muestra un certificado sobre Baur de la prisión de Butyr de la Dirección Principal de Seguridad del Estado de la NKVD de la URSS.

Como escribió durante el interrogatorio, el círculo íntimo de Hitler, que había estado cerca de él en el búnker de la Cancillería del Reich en Berlín, no conoció las intenciones finales del Führer hasta finales de abril de 1945.

«No fue hasta la tarde del 30 de abril cuando me convocó junto a mi ayudante el coronel Betz. Hitler se reunió conmigo en la sala principal y me llevó a su habitación. Me dio la mano y me dijo: «Baur, quiero despedirme de usted, quiero agradecerle todos sus años de servicio», recordó el expiloto.

«Había envejecido mucho y estaba demacrado. Le temblaban las manos y tenía claro que había tomado la decisión final de suicidarse», relató.

Hitler le informó de que quería regalarle su cuadro favorito: un retrato del rey Federico el Grande de Rembrandt, que estaba colgado en su habitación. Baur trató de disuadir a Hitler de suicidarse, «pues entonces todo se desmoronaría en pocas horas».

«Mis soldados no pueden y no resistirán más tiempo. No puedo soportarlo más», respondió Hitler.

Continuó diciendo que «los rusos están en Potsdamer Platz» y que podrían capturarlo vivo utilizando supuestamente gas somnífero. Hitler añadió que había ordenado quemar su cadáver y el de su esposa Eva Braun porque temía que los colgaran para dar espectáculo, como los partisanos italianos habían colgado anteriormente el cadáver del líder fascista italiano Benito Mussolini.

«Algún día habrá que escribirlo en mi lápida: ‘Ha sido víctima de sus generales’ – estas, según recordó Baur, fueron las últimas palabras que escuchó de su superior. «Betz y yo estrechamos en silencio la mano de Hitler y nos fuimos», añadió el expiloto.

Tras dejar a Hitler, Baur y Betz fueron a destruir los papeles y a prepararse para abandonar la Cancillería del Reich. Un par de horas después de la conversación, tras guardar sus pertenencias, volvió al búnker para recuperar el retrato prometido.

«El frente de las habitaciones privadas estaba muy lleno de humo. Varios de los guardias de las SS corrían excitados de un lado a otro. Pregunté: -«¿Se acabó?», -«Sí». «¿Dónde están los cuerpos?» «Los han envuelto en mantas, los han rociado con gasolina y ya están ardiendo arriba, en el jardín de la oficina imperial», escribió Baur.

Estaba «extremadamente conmocionado por lo sucedido». Baur trató de recordar a qué hora ocurrió todo. «Cuando me despedí de Hitler, eran las seis o las siete de la tarde. Volví al refugio de nuevo a las nueve», recordó.

(Sputnik)