Adriana Patricia Cataño, abogada y activista del Comité de Mujeres con Francia Márquez, consideró que Colombia pudiera necesitar de un “exorcismo”, una especie de ritual con “una espiritualidad refundacional de la nación”, a propósito del proceso de cambio que traerá el Gobierno de Gustavo Petro y su vicepresidenta para reconciliar el país.

Las declaraciones de la feminista neogranadina fueron ofrecidas durante una entrevista que concedió al programa Cara a Cara conducido por el periodista Clodovaldo Hernández, el cual es transmitido a través de LaIguana.TV.

Tras el triunfo que obtuvo el pasado domingo 19 de junio el candidato del Pacto Histórico y su compañera de fórmula, el tema de Colombia continúa en la palestra mediática, por lo que Castaño realizó algunas reflexiones y posturas sobre este escenario.

Inicialmente, manifestó que desde Venezuela fueron “bien recibidas” las primeras designaciones de Petro sobre las carteras ministeriales que lo acompañaran en su mandato y que comenzó con el nombramiento del dirigente de derecha y conservador, Álvaro Leyva Durán.

“Esas designaciones fueron bien recibidas, primero porque como se ha hablado en otros análisis en este gobierno, Petro marca una idea del diálogo en su plan de paz completo. Un país que ha venido con una historia y trayectoria de guerra necesita justo un perfil, no solo para la paz interna, sino que es muy interesante el enfoque de la paz regional porque venimos de un gobierno de sistemáticas agresiones que se interrumpió un poco con Juan Manuel Santos, más pragmático, pero con agresiones directas al vecino más cercano: Venezuela. Con la hostilidad, digamos de ese país, sin soberanía en su política exterior, arrodillada”, explicó Castaño.

Acotó que con la jefatura de Iván Duque esta política exterior pasó de «arrodillada a acostada» y trascendió hasta otros gobiernos en el mismo uribismo, porque a su juicio “hizo de frente, una guerra internacional, una política exterior muy hostil alineada completamente con la estrategia norteamericana”; por lo tanto, opinó que el actual nombramiento está a “tono de esa intención de lo que es la visión del nueva dirección ejecutiva”.

Para Castaño, el vecino país requiere una refundación espiritual de la nación, opinó que “todos los procesos transicionales implican esa reflexión. A veces, es muy dura entre lo que es la justicia que no se convierte en venganza, la verdad, y todo lo que viene posterior. O sea, reconciliar una nación, pero no reconciliar en la armonía sin política, es decir, negando la política en la última disputa de sentido y poder, es dejar la guerra de confrontación y fratricida. Porque también hay que decirlo, fue una guerra fratricida y así entonces el país debe tratar de ver cómo salir de esa dicotomía, que es la que todavía estamos enfrentando. Hay una idea de que ya pasamos de la resistencia al poder político, que es gobernar. También tenemos y traemos una historia de esa exigencia de muchas organizaciones por la verdad. Pero igualmente hay una idea de que todo proceso de negociación relativiza la justicia y como nación se necesita también disfrutar y renacer en la construcción de lo que es el sentido de esa periferia que nombró ese proyecto político que, en última, ganaron los pueblos que quedaron desde hace 200 años por fuera de ese centralismo andino y ese otro que había estado excluido de todo lo que era el relato de construcción de nación-Estado”.

En este orden de ideas, reiteró que ese exorcismo, espiritualidad, renacer de país, ese reseteo precisa “de mucha creatividad, pensamiento de otro lugar para poder hacer lo que digamos ya fue, un paso importante por parte del acto del presidente electo y que Francia, la vicepresidenta es quién considero que trae también mucha frescura para esa imagen, no solo de cuidar el planeta, sino de cuidar la vida y darle la salida y un tránsito de dignidad al pueblo”.

Explicó que pasar de la resistencia al poder, además significa cómo vivir mejor de manera colectiva y no en el aspecto individual.

La jurista indicó que se debe tratar todo ese dolor personal de víctima del cual se ha hablado a lo largo de los años en Colombia porque “entonces va a ser un eterno no salir de ahí, ya que los dolores en la subjetividad personal nadie va a poder subsanarlos y como sociedad tenemos que salir de ese relato (…) Esa víctima tiene que ser una víctima transitoria política. Particularmente digo que nadie va a poder hacer ni a meterse en los duelos personales, pero sí debe hacer que esa reconstrucción colectiva permita tanto hacer el tránsito en el macro y en la democracia que está aplazado desde 2016 cuando los Acuerdos de Paz y que después perdemos en el 2018, y en el cual tuvo que permanecer un líder de este convenio».

Prosiguió en que asimismo se debe contar con la acumulación de “algo” que permita como nación apalear a un relato de triunfo conjunto y una perspectiva de vivir juntos bajo unos mandatos éticos y políticos”.

Sobre la condición de exguerrillero que la maquinaria mediática colombiana ha explotado contra Petro, sostuvo que esos odiadores del pueblo son los que precisamente están saliendo. “Yo siempre recuerdo mucho las palabras de Chávez, uno parafraseando, nosotros somos la garantía de la propia vida de ellos, y así pienso para Colombia, o sea la garantía de la vida, la paz y estabilidad es en este proceso que inicia porque, no quiere basarse nuevamente en el odio. Por eso, el paso de llamar a todos los sectores políticos y a componer (…) y es una muestra de que no es una venganza, no es una retaliación, porque los otros sí han actuado con muchísimo odio hacia el pueblo y eso se ve en acciones concretas. Usted tiene que odiar mucho y ser muy clasista para dejar morir de hambre niños y niñas en la Guajira y ser indolente frente a esa situación, que se robe los recursos públicos y hurte todos los recursos públicos tributo del esfuerzo de todos y deje sin educación a la mayoría de la población colombiana”.

Mencionó que, si bien existe una Comisión de la Verdad, corresponde “ponerle rostro, significado a las víctimas: el guerrillero debe reconstruir qué es un guerrillero. Cuando se asesinó a los guerrilleros, población civil, policías. Además, un Ejército en combate que fue ejecución extrajudicial, pero ponerle rostro, nombrarlo”, sentenció.

En esta línea, calificó de “muy interesante” reconstrucción que se realizó en Venezuela, porque se elevó a ciertos luchadores. Agregó que la guerra en Colombia ha sido simbólica, pero también de una autocensura. “Impresionante es avergonzarse de un pasado de lucha. Y esa vergüenza ha quedado muy plasmada en las comisiones de la verdad donde se relativiza mucho”, añadió.

Describiendo brevemente algunos elementos del conflicto señaló que se registran víctimas fatales de la población civil sin relación con nada, pero otra parte civil que murió tenía vínculo laboral orgánico con estructuras urbanas, “entonces para superar estas cosas se va a tener que buscar la forma de nombrar específicamente a esas víctimas como es, no ocultarlo nuevamente”.

La activista preguntó como una manera de reflexión hasta cuándo Petro va a conservar ese apelativo de «exguerrillero», ya que es público y notorio que lo fue hace más de 30 años. “Es la hegemonía en la disputa de sentido que, la derecha si ha construido y ha generado mucho miedo en el pueblo y mucho rechazo y ahí está el punto clave para este nuevo gobierno”, indicó.

En cuanto al tema sobre la eventual medida de pasar al poder civil las fuerzas policiales que han estado bajo el Ministerio de la Defensa, puntualizó que el tema de la seguridad se delegó siempre en la derecha.

“Los pueblos, barrios, la gente de a pie, todos necesitamos seguridad y protección frente a ciertas cosas que nos ponen en riesgo la vida, y este asunto de seguridad está muy estigmatizado y muy dejado a las derechas, entonces esto es justo una manera de ver que Colombia necesita necesariamente de una refundación institucional, porque lo que nos mostraron los últimos años —bueno Duque fue el que más hundió— una deficiencia institucional y una gran parte de la delincuencia narcotraficante metida dentro del Estado desestructurando su credibilidad. Mientras sectores de la periferia abandonadas a merced de esas estructuras criminales” expuso.

Por lo tanto, “el hecho de que ahí la policía dé ese salto donde se cambia el manual, repetimos el exorcismo que no es solo colectivo para nosotros. El policía es un sujeto trabajador que optó por ese trabajo y termina siendo el enemigo del pueblo (…) bajo la óptica de orden público, de manuales anticomunistas y de ver los pueblos organizados como los enemigos a combatir y no a proteger, es cambiar todo ese cimiento filosófico sobre los que dirigieron por mucho tiempo la seguridad colombiana. Una guerra interna se crearon ciertos enemigos que se perpetuó hasta en la policía, más el clasismo dentro. Vamos a cambiar esa lógica de que la policía es el enemigo del pueblo y le damos el enfoque de la protección de derechos y garantía ciudadana”.

Respecto a la figura de Francia Márquez, la avizora como una emergente feminista, ecologista y en la lucha de vanguardia.

«Francia tiene una trayectoria de lucha social y política. Ella y otras mujeres con una visión de nación de país, con un compromiso rotundo a la redistribución del poder, la riqueza y de la justicia. Francia es el nacimiento maravilloso que necesita el país, porque es un rostro que puedes decir ‘Francia se parece a ti’. Una mujer auténtica, lideresa y representante de ese pueblo que también votó por el Pacto. En Colombia se disimula la contracción de clases y el racismo. Vemos en ella una fuerza muy grande, un bloque importante de las luchas populares”.

Por último, Castaño estimó que en el territorio neogranadino se comienza un ciclo progresista, “la esperanza que nace en este proyecto es de largo aliento y apenas empieza el trabajo, es un proceso y quien espere cambios en los cuatro años, no, son también las fuerzas políticas, muchos pueblos organizados, que van a marcar que esto sea el inicio de un proyecto colectivo para el bienestar para todos”, concluyó.

(LaIguana.TV)