En los últimos meses ha ocurrido lo impensable, y los gobiernos de Estados Unidos y Colombia se han aproximado al gobierno venezolano, tras años de amargas relaciones, diatribas, sanciones, cercos, intentos de golpe de Estado, impulsados por el interés de Washington por conseguir un cambio de régimen en Venezuela. 
 
Tal fue el tema analizado por el filósofo político y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela en la edición 460 de su programa Desde Donde Sea, que se transmite de martes a jueves a las 7:00 pm (hora de Venezuela) en las plataformas virtuales de LaIguana.TV. 
 
Para comenzar señaló que el gobierno de Estados Unidos parece estar dando muestras de aceptar el fracaso de su política de «máxima presión» para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro y ha buscado acercarse a Caracas. 
 
En su opinión, el movimiento responde en buena medida a la crisis del mercado energético derivada de las sanciones impuestas a los hidrocarburos rusos, pero no solo, pues por razones externas a esta diatriba, la nación norteamericana ha visto debilitada su influencia en la región, tal y como quedó al descubierto en la recién concluida Cumbre de las Américas. 
 
«Los Estados Unidos están pasando por una crisis económica muy fuerte, con una devaluación de su moneda. Está en aprietos y se acerca a Venezuela, que tiene el petróleo que ellos necesitan. Ese petróleo debería refinarse en las instalaciones de la empresa Citgo que ellos nos robaron, así que eso debe estar sobre la mesa», especuló
 
Por otro lado, indicó que el gobierno de Gustavo Petro en Colombia, que se instalará el próximo 7 de agosto, ya ha anunciado que aspira regularizar los nexos con Venezuela, rotos desde 2019 por el respaldo del presidente Iván Duque al autoproclamado Juan Guaidó y al gobierno paralelo que pretendió instalar con la venia estadounidense. 
 
«Encuestas recientes indican que en las próximas elecciones, los estadounidenses no quieren ni a Biden ni a Trump, ambos de avanzada edad y el partido de Biden –Demócrata– quedará en el foso en las elecciones de mitad de período», acotó. 
 
De regreso a Colombia recordó que si bien Petro se ha presentado como un duro crítico de Maduro y su administración, también ha puesto el acento en la importancia de reactivar el comercio transfronterizo y las relaciones consulares, aspectos de vital importancia para las dos naciones bolivarianas y sobre los que ya hay algunos avances concretos. 
 
A su parecer, estos dichos dejan claro que el mandatario electo no está dispuesto a mantener a Colombia como punta de lanza de las acciones desestabilizadoras contra el gobierno venezolano, tal y como hizo su predecesor.  
 
Italia se suma a la lista de países de la OTAN con gobiernos colapsados
 
Antes de entrar en materia, se refirió una noticia de última hora que se ha advertido en Desde Donde Sea: el efecto bumerán de las sanciones contra Rusia a partir de la guerra en Ucrania va a derribar muchos de los gobiernos que las impulsaron, pues la tarde de este jueves (hora local), se conoció que el primer ministro de Italia, Mario Draghi, presentó su dimisión ante el presidente de la República, Sergio Mattarella.
 
Según reseñaron medios internacionales, la decisión se anunció luego de que el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), principal socio del premier en el gobierno, no votó a favor de una moción de confianza en el Senado. Más específicamente, el motivo de la disputa fue un decreto para combatir la inflación y que el M5S catalogara como insuficiente. 
 
«Quiero anunciar que esta tarde presentaré mi dimisión ante el presidente de la República. La votación de hoy en el Parlamento es un hecho muy significativo desde el punto de vista político. La mayoría de unidad nacional que ha sostenido este gobierno desde su creación ya no existe y ha terminado el pacto de confianza que basaba la acción del gobierno», dijo Draghi en un Consejo de Ministros. 
 
Sin embargo, horas más tarde se conoció que tras un encuentro cara a cara, el presidente Mattarella no aceptó la renuncia de Draghi y en su lugar lo instó a «comparecer ante las Cortes Generales para realizar comunicaciones, a fin de que se haga una valoración de la situación que se ha suscitado a raíz del resultado de la sesión celebrada hoy en el Senado de la República podría llevarse a cabo en su propio foro». 
 
«El jefe de gobierno es el Primer Ministro. El presidente de la República es un cargo simbólico, pues quien manda en un sistema parlamentario como el italiano es el primer ministro», explicó el especialista. 
 
En términos prácticos, indicó, con el retiro del M5S, Draghi perdió su mayoría para gobernar y esto significa el colapso del Ejecutivo, pues de manera similar a lo que ocurre en Perú, en Italia el Legislativo goza de altas prerrogativas, lo que se traduce en que la estabilidad de las coaliciones es efímera y los primeros ministros duren poco en el cargo. 
 
Asimismo señaló que de momento, no se ha aclarado qué consecuencias tendrá esta dilación ni si implica que el premier italiano permanecerá en su posición, particularmente porque antes ya ha expresado que no gobernaría sin el respaldo del Movimiento Cinco Estrellas. 
 
Con estos acontecimientos, Italia se suma a la lista de países cuyos gobiernos han entrado en crisis tras el inicio de la guerra en Ucrania. La semana previa, Boris Johnson fue obligado a renunciar, después de un acumulado de malestar social y escándalos de su entorno próximo, incluyendo uno de índole sexual, puntualizó.  
 
El también director de LaIguana.TV recordó que a Johnson se sumó la primera ministra de Estonia, Kalla Mallas, quien el pasado 8 de julio anunció su interés de disolver el gobierno y formar uno nuevo, eventualmente liderado por ella misma. Según datos de Euroestat, al mes de junio, el país báltico tiene una inflación anualizada de 21,9 %, de las más altas en la zona euro. 
 
Además, el 22 de junio, el senado de Bulgaria aprobó una moción de censura contra el gobierno encabezado por el primer ministro Kiril Petkov, al que se acusa de adoptar decisiones que han agravado la situación económica en el país, duramente golpeado por la inflación. 
 
Para EEUU, Venezuela ya no es la mala de la película
 
Pérez Pirela considera que es necesario analizar en primera instancia el viraje de los Estados Unidos y en ese orden refirió que la exsubsecretaria de Estado de Estados Unidos para Venezuela y Cuba, Carrie Filipetti, aseveró que enviar funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca y embajadores a reunirse con el presidente Nicolás Maduro y no con Juan Guaidó, podría interpretarse como que las conversaciones bilaterales ya no son con la oposición sino con el gobierno del presidente Maduro.
 
La exfuncionaria, quien ejerció su cargo durante el mandato de Donald Trump, destacó en una entrevista con BBC aparecida este miércoles, que lo anterior es una consecuencia del fracaso de la «excesiva confianza» que le dio la administración estadounidense a la derecha local para «sacar» del poder a Maduro, indicó. 
 
En interés de mostrar que es una lectura consistente y no fruto de la apreciación de una individualidad, comentó que John Bolton, quien sirvió como asesor de Seguridad Nacional de la administración Trump, reconoció esta semana en una entrevista con CNN que su país planifica golpes de Estado en el mundo y se refirió concretamente al caso venezolano, en el que admitió que su gobierno había fracasado, a pesar de haber apoyado ampliamente a la oposición. 
 
El comunicador señaló que en opinión de Filipetti, el gobierno de Joe Biden reconoció que el gobierno venezolano quiere negociar las sanciones estadounidenses, razón por la cual Washington debió matizar las posturas extremistas que se adoptaron durante la presidencia de Donald Trump.
 
Con base en lo expresado por el analista colombiano Juan Alberto Sánchez, valoró que la política de «máxima presión» adelantada por la Casa Blanca para deponer al Gobierno Bolivariano fracasó, si bien aseguró que no puede descartase que las restricciones sobre la economía venezolana se mantengan, visto el poder que tienen ciertos grupos antivenezolanos y anticubanos en los Estados Unidos. 
 
En continuidad con lo externado por Carrie Filipetti en su conversación con BBC recalcó que en su decir, el exdiputado Juan Guaidó figuró en la estrategia de Trump y del actual presidente estadounidense, Joe Biden, hasta que se desató la crisis energética, un viraje que ella rechaza. 
 
Así, se permitió citarla textualmente: «Llevar a funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca y a nuestros embajadores a Venezuela y que se reúnan con Maduro, envía una señal de que nuestras conversaciones ya no son con la oposición».
 
Pérez Pirela indicó que los detalles del último de estos encuentros, que tuvo lugar el pasado 27 de junio, se mantuvieron a resguardo de la opinión pública, pero el presidente Nicolás Maduro aseguró en una transmisión televisada que se daría continuidad a los temas de la agenda bilateral abordados en la reunión del pasado 5 de marzo, entre los que figuró la crisis en el mercado de hidrocarburos. 
 
En ese orden, Maduro comentó que en el marco de la Cumbre del G7, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a Biden que se levantaran las sanciones sobre Venezuela e Irán para que su crudo pudiera comerciarse en el mercado occidental. 
 
«Primero que todo el mercado estadounidense, el mercado europeo, no es el mercado mundial. Porque hay unos ‘pequeñitos’ países como China –el país con mayor población–, Rusia –el país más grande– o potencias regionales como México» con los que Venezuela tiene tratos comerciales, agregó
 
En continuidad con el relato de acercamiento de la Casa Blanca con el Gobierno Bolivariano recordó que a mediados de mayo, Venezuela confirmó que Washington alivió muy parcialmente las medidas coercitivas unilaterales impuestas sobre la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa, por sus siglas), al permitirle a ciertas compañías negociar y reiniciar operaciones en el país. 
 
Sin embargo, prosiguió, Caracas aclaró que estas decisiones apenas impactan en una porción muy pequeña de todas las sanciones que pesan sobre su industria petrolera e insistió en que la Casa Blanca debe levantarlas todas, no solo porque están fuera del derecho internacional, sino porque perjudican al pueblo venezolano todo, como ya se ha demostrado hasta la saciedad. 
 
Según cálculos oficiales, desde que arreciaron las sanciones en 2019, Venezuela dejó de percibir 140.000 millones de dólares –equivalente al PIB de Kuwait–, que en un momento representaron cerca del 99 % de todos sus ingresos. 
 
«Hay que levantar las sanciones y así lo espera el Gobierno Bolivariano», enfatizó. 
 
A su parecer, resulta relevante señalar que pese al innegable daño económico y aunque las cifras difieren considerablemente entre sí, todas las instituciones financieras internacionales han proyectado que Venezuela crecerá este año, un año en el que incluso  
 
Más específicamente, a inicios de junio, el gobierno venezolano anunció un crecimiento cercano al 5 %, principalmente por causa del alza de los precios de los ‘commodities’ energético, a pesar de las 502 sanciones que afectan directamente el negocio petrolero criollo, detalló. 
 
De otra parte, al conocerse el alivio parcial de las restricciones, agencias de noticias internacionales precisaron que entre las compañías beneficiadas se encontraba la estadounidense Chevron, pero no solo. 
 
En ese sentido recordó que el arribo de un buque fletado por la italiana Eni a un puerto de carga en el oriente del país a mediados de junio, agregó a esta empresa –relevante dentro del mercado energético europeo– a la lista de autorizados a transar con el Estado venezolano y es un indicio claro de que Estados Unidos recurrió a Venezuela para auxiliar parcialmente a sus socios europeos, muy perjudicados por las sanciones impuestas a los energéticos rusos.  
 
Un informe publicado por la cadena RT consultado para la edición destacaba que «la llegada a aguas venezolanas del buque griego Aframax Minerva Zoe, de bandera griega y fletado por la petrolera italiana Eni, era la prueba que se requería para corroborar que los rumores sobre una inminente relajación de las sanciones por parte de Estados Unidos a Venezuela eran ciertos». 
 
«Con ello se verifica que las informaciones que circulan en este sentido son reflejo del creciente proceso de desmantelamiento de la política trumpista de ‘máxima presión’ sobre el país suramericano», puntualiza el trabajo periodístico, en el que también se resalta que ya no son solo declaraciones de voceros de la Casa Blanca, sino hechos concretos que dan cuenta del cambio de postura en Washington. 
 
Por si ello no bastara, comentó el pasado 7 de julio, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos extendió una licencia que permite a Pdvsa exportar gas licuado –recurso muy escaso ahora mismo en Europa– hasta julio de 2023. 
 
Empero, en el texto del comunicado con el que se informó la decisión, se matiza que dicha «licencia general no autoriza cualquier pago en especie de petróleo o productos derivados del petróleo; o cualquier transacción o actividad prohibida por el Reglamento de Sanciones a Venezuela». 
 
Las proyecciones económicas venezolanas no contemplaban este escenario, que sin dudas redundará en más ingresos para la nación, necesarios para financiar otras áreas de la actividad económica, así como planes y proyectos sociales, como apuntara en entrevista exclusiva con LaIguana.TV el diputado Ángel Luis Rodríguez, presidente de la Comisión de Energía y Petróleo de la Asamblea Nacional. 
 
En su opinión, estas acciones estadounidenses también desmontan la falsa idea de que la industria petrolera venezolana se encuentra en unas condiciones que le impiden operar con la eficiencia que demanda el mercado energético mundial, trastocado por causa de la imposición de sanciones a Rusia. 
 
A tal respecto, refirió que el ingeniero e investigador petrolero Miguel Jaimes, manifestó en entrevista exclusiva con LaIguana.TV que históricamente, Venezuela ha jugado el rol de proveedor seguro de hidrocarburos para las potencias occidentales. 
 
Aunque Jaimes admitió que es verdad que la industria ha sufrido por causa de las sanciones y por bajas de personal calificado, insistió en que sí tiene la capacidad para reinsertarse por la larga tradición de explotación petrolera presente en el país. 
 
«No puedo dar detalles, pero a esta hora hay una actividad muy importante en las refinerías venezolanas para ponerlas en actividad óptima», avanzó Pérez Pirela, citando fuentes de alto nivel dentro del gobierno venezolano cuyos nombres mantuvo en reserva. 
 
De regreso a lo comentado por el especialista petrolero, sostuvo que además de la capacidad instalada –técnica y humana–, en esta reactivación de la industria de los hidrocarburos en Venezuela entra en juego el levantamiento de algunas las coerciones estadounidenses, por lo que Pdvsa y sus filiales viven «su mejor momento» desde 2016. 
 
«El petróleo, de alguna forma, puso al descubierto el rol real que este señor Guaidó tiene actualmente en Venezuela. Hay que estar en Venezuela para darse cuenta que no existe en términos políticos, ni en la política general, ni en la política opositora y ni siquiera en su propio partido, porque tiene por encima a este señor Leopoldo López, quien es está realmente mandando», aseguró. 
 
¿Cómo queda Guaidó con el acercamiento de EEUU hacia Maduro?
 
Miguel Ángel Pérez Pirela considera que este cambio de tornas en la interlocución de Washington con Venezuela tiene todavía más implicaciones, porque como apuntara la exsecretaria de Estado estadounidense Carrie Filipetti en su extensa conversación con BBC, el exdiputado Juan Guaidó fue definitivamente descartado por el gobierno de Joe Biden cuando el mercado energético entró en crisis. 
 
Sin embargo, acotó que es claro que pese al aparente apoyo irrestricto de la Casa Blanca, el declive del Guaidó en las arenas internacionales controladas por Estados Unidos no se concretó en las últimas semanas o meses. 
 
Así, recordó, en enero de 2021, una vez se instaló la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2020, la Unión Europea lo rebajó de «presidente interino» a «interlocutor privilegiado» de la oposición y la frase «reconocido por más de 60 países» repetida incesantemente en la gran prensa dejó de tener sentido, pese a que la cifra había menguado significativamente desde enero de 2019, cuando tales anuncios se hicieron públicos.  
 
Para fundamentar esta apreciación La administración Biden pudo haber aprovechado su condición de anfitrión en la IX Cumbre de las Américas para darle un espaldarazo público, pero se abstuvo de hacerlo y en su lugar tampoco invitó al gobierno venezolano –con el que se había reunido semanas atrás en Caracas–, con la excusa de que es «una dictadura». 
 
Destacó, además, que la débil posición del exparlamentario en Washington quedó al plenamente descubierto, cuando al ser increpada por una periodista venezolana residenciada en los Estados Unidos sobre la ausencia de Guaidó en la cita continental, la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, manifestó que no sabía de quién le hablaba. 
 
Adicionalmente –y a contrapelo de la insistencia de una parte de la prensa hegemónica– el Parlamento venezolano electo en 2020 cuenta del reconocimiento de la mayoría de los países, que han entendido que la legislatura anterior ya cesó sus funciones y que a Juan Guaidó no le asiste ningún derecho para autoproclamarse como presidente de Venezuela o extender sus funciones como diputado. 
 
Tanto es así, que Jorge Rodríguez, actual presidente del Legislativo venezolano, fue electo recientemente por unanimidad como vicepresidente para América Latina de la Red Parlamentaria del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) hasta 2025. El bloque, explicó agrupa a 120 países del Sur-global y más 15 miembros observadores, incluyendo algunos de América Latina como Argentina, Brasil, México o Uruguay. 
 
A esto se añadió que con la victoria de Gustavo Petro en Colombia, Guaidó perdió a su aliado más cercano, pues en los cuatro años de gestión de Iván Duque, el vecino país devino en la principal plataforma de desestabilización contra Venezuela. 
 
En concreto recordó que en suelo colombiano residen varios operadores del ala de la oposición alineada con el autoproclamado presidente interino. Además, según reportes ya comprobados, desde esa nación –y con la venia de su gobierno– se tramaron acciones sediciosas que incluyeron dos intentos de incursión armada, uno en febrero de 2019 y otro en mayo de 2020. 
 
Petro, en contraste, prometió durante su campaña electoral que reanudaría los lazos con Venezuela independientemente de quien ostentara el poder político, bajo el argumento de que las dos naciones tienen una agenda común que sacar adelante, que incluye a millones de personas que habitan en las zonas fronterizas y a los migrantes de las dos nacionalidades, indicó.  
 
La reactivación de la relación colombovenezolana
 
Una vez habiendo analizado los cambios en la posición estadounidense, el analista subrayó que Gustavo Petro demostró que no hablaba en balde cuando pronunció esas declaraciones a Semana en diciembre de 2021. 
 
Por ello, mucho antes de que se materializara su victoria en las urnas, pues no solo no contactó a Juan Guaidó, sino que apenas dos días después de su éxito electoral, llamó al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y lo informó en sus redes sociales, conversación que también fue referida por Maduro, quien además aportó que la conversación había girado en torno a la regularización de la situación fronteriza y «diversos temas». 
 
Posteriormente, Petro reconoció en una entrevista con la revista Cambio –la primera como presidente electo–, que otro de los temas en discusión con su homólogo venezolano había sido la situación de la empresa venezolana Monómeros, vista su relevancia para el agro de su país. 
 
A esto sumó que el pasado 5 de julio, el mandatario se refirió nuevamente a esto y si bien no aclaró si su administración la devolverá al Estado venezolano como corresponde, sí indicó que estaba dispuesto a revisar el estatus legal de la empresa, que fue intervenida por Supersociedades Colombia a finales de 2021 por presunto riesgo de quiebra. 
 
«¿Para qué queremos a Monómeros? No es para entregársela a un funcionario público colombiano para que la privatice y se quede con esa empresa. Queremos a Monómeros es si se puede mantener la traída de la úrea a precios módicos, como era antes, y, por tanto, poderle bajar los precios a los fertilizantes», externó en una conversación con W Radio. 
 
Recordó, asimismo que en un debate entre candidatos presidenciales, Petro criticó la política de Iván Duque hacia la otrora lucrativa compañía venezolana e incluso lo acusó de habérsela «regalado» a Juan Guaidó para que se la robara. 
 
El especialista refirió que investigaciones realizadas por el portal de periodismo de datos abiertos La Tabla durante tres años, han dado cuenta de los múltiples manejos dolosos a los que ha estado sometida la productora de fertilizantes desde que es administrada por agentes designados por Juan Guaidó. 
 
Entre los hallazgos reportados por este medio venezolano en sus numerosos informes, destacan la posible implicación de personeros del gobierno de Duque en la implosión de Monómeros y el interés de clanes político-económicos del Caribe colombiano ligados al uribismo en hacerse con el control de la empresa. 
 
Por ello, aunque todavía no está claro qué acciones concretas emprenderá para que la filial venezolana aumente sus niveles producción ni tampoco cómo se abordará su dudoso estatus jurídico, sí es evidente que este es uno de los asuntos que reviste de mayor interés para Gustavo Petro en su relacionamiento con las autoridades venezolanas. 
 
Dada la complejidad e incluso, el eventual conflicto de intereses que podrían originarse al respecto, el gobierno del Pacto Histórico se ha enfocado públicamente en dar muestras de que el interés de rehabilitar la relación comercial fronteriza con Venezuela no era una promesa demagógica formulada al calor de una campaña electoral, analizó el comunicador.
 
En fundamento a lo anterior mencionó que este 13 de julio, el recién designado ministro de Hacienda de Colombia, José Antonio Ocampo, aseguró que la reapertura de la frontera colombo-venezolana representa «una oportunidad enorme» para ambos países, si llegara a concretarse.
 
En una entrevista con The Associated Press, Ocampo manifestó que había que recordar que Venezuela era el «segundo socio comercial» de Colombia y aunque condicionó el éxito de las operaciones a la reactivación económica al otro lado de la frontera, admitió que «este es el primer año en donde hay una expectativa de crecimiento de la economía venezolana». 
 
Los movimientos no ocurren solo del lado colombiano pues el gobernador del fronterizo estado Táchira, Freddy Bernal, aseguró el pasado 4 de julio que la próxima reapertura de la frontera colombovenezolana, cerrada al comercio desde 2019, traerá beneficios comerciales cercanos a los 4.000 millones de dólares e impactará positivamente el empleo en la zona.
 
«Habría una activación de unos cuatro mil millones de dólares, generando en principio unos tres mil empleos directos en Venezuela, con proyección de unos veinte mil en los próximos cuatro años», externó Bernal en un encuentro con empresarios de los dos países celebrado en San Cristóbal, capital de la entidad. 
 
A juicio de Pérez Pirela, otro de los asuntos de los que Petro ha prometido ocuparse en su relacionamiento con Venezuela, es el control de los grupos irregulares armados que operan a lo largo de la extensa frontera común. 
 
No en balde, a inicios de julio, en una entrevista con una radio local, Petro aseguró que como parte de la recuperación del comercio fronterizo, había que «correr, arrinconar y desalojar a los grupos armados que hoy están al lado y lado de la frontera de carácter ilegal», comentó. 
 
En la misma línea, el mandatario electo destacó que estas acciones requieren del trabajo conjunto entre los dos países, pues de otro modo no será posible que se reactive la relación comercial en la zona, especialmente la que adelantan pequeños productores locales. 
 
El analista se permitió citar lo dicho por Petro sobre el tema: «Una vez tomemos el gobierno el 7 de agosto, acabada la posesión, empezaremos a construir las instituciones que existían antes: había unas de tipo económico, político y diplomático». 
 
Para complementar indicó que en conversación con LaIguana.TV, Juan Eduardo Romero, diputado a Asamblea Nacional de Venezuela e investigador de la relación bilateral, asegura que la regularización del intercambio comercial es un punto de coincidencia entre el gobierno venezolano y el colombiano que asumirá el próximo 7 de agosto. 
 
Entre las razones aportadas por el Romero destacan la larga historia comercial entre las dos naciones, que se remontan al tiempo de la colonia, así como la necesidad de frenar las transas irregulares en la zona, que en sus cálculos ascienden a 30.000 millones de dólares y que sirven para financiar al paramilitarismo y la desestabilización, resumió. 
 
Adicionalmente señaló que del lado venezolano, desde marzo de 2021, el Ejecutivo asumió un rol más proactivo en el control de la zona fronteriza y el combate sin tregua de grupos irregulares armados procedentes del vecino país. 
 
Desde su punto de vista, en los últimos años, la situación se desbordó por una combinación entre la desatención de la administración de Iván Duque al problema, las guerras intestinas entre distintas formaciones que participan del conflicto armado y el contacto de cárteles del narcotráfico colombiano con bandas criminales urbanas para establecer nuevas rutas destinadas al trasiego de cocaína. 
 
De acuerdo con informaciones oficiales, desde entonces el gobierno venezolano ha informado del desmantelamiento de numerosos campamentos improvisados, de la incautación y destrucción de decenas de armas y artefactos explosivos, del derribo de avionetas presuntamente empleadas para el tráfico de drogas, así como de la inhabilitación de pistas clandestinas en zonas aisladas de municipios fronterizos.  
 
A modo de conclusión apuntó que los cambios en la política de la Casa de Nariño hacia Venezuela se están haciendo sentir en otra esfera sensible: la migración. Según informara este jueves Daniel Rojas, coordinador del empalme del gobierno electo, el gobierno del Pacto Histórico promoverá el retorno voluntario de los venezolanos a su país. 
 
«Queremos brindarle a los migrantes, especialmente a los venezolanos, pero a toda clase de migrantes en el país, que tengan garantía de derechos y uno de sus derechos es que si voluntariamente es de su deseo retornar a sus lugares de origen, pues lo puedan hacer», dijo el funcionario. 
 
Rojas enfatizó que este paso dependerá de la normalización de las relaciones diplomáticas entre las dos naciones y en ese orden adelantó que en las conversaciones que las partes sostengan a tal fin, «necesariamente» tendrán que incluirse «este tipo de derechos que son derechos humanos». 
 
«El restablecimiento de relaciones políticas, comerciales y diplomáticas es fundamental, porque compromete la vida de millones de personas, colombianas, venezolanas y colombovenezolanas (…). Reanudar las relaciones en todos los sentidos entre Venezuela y Colombia y abrir la frontera como se debe, es una necesidad humana mínima del respeto de las lógicas propias, del ecosistema propio, de la historia propia de dos pueblos hermanos», concluyó. 

(LaIguana.TV)