El Parlamento de Sri Lanka eligió a un nuevo presidente. Ranil Wickremesinghe, que fue primer ministro del país, se ha convertido en jefe de Estado en funciones tras el inicio de la crisis. 

El canal oficial de televisión parlamentaria y el portal de noticias Adaderana ha transmitido en directo la sesión parlamentaria del país.  

«El resultado es que Ranil Wickremesinghe fue elegido como octavo presidente de la República Socialista Democrática de Sri Lanka», anunció el presidente de la comisión de recuento. 

Wickremesinghe obtuvo 134 de los 225 votos de los parlamentarios, mientras que sus rivales, el diputado parlamentario Dullas Alahapperuma, del Frente Popular de Sri Lanka (SLPP); y el líder del Poder Popular Nacional (NPP), Anura Kumara Dissanayaka, ganaron 82 y 3 votos, respectivamente. 

Se precisa que de los 225 miembros del Parlamento, dos se abstuvieron de votar mientras cuatro cédulas fueron declaradas inválidas. 

El 9 de julio, los manifestantes asaltaron las residencias del presidente y del primer ministro Ranil Wickremesinghe. 

Rajapaksa abandonó el país, pero no entregó al presidente del Parlamento la prometida solicitud de dimisión y designó como mandatario interino al primer ministro, cuya dimisión también exigen los participantes de las protestas, con lo que las manifestaciones se reanudaron. 

Su dimisión se produjo finalmente el 14 julio, cuando Rajapaksa envió su carta de renuncia por correo electrónico. 

Rajapaksa, al dejar el cargo allanó el camino para que el Parlamento elija al nuevo mandatario el 20 de julio, una fecha acordada por los líderes de los partidos políticos. 

Sri Lanka vive la peor crisis económica desde que obtuvo la independencia en 1948. 

El país sufre una grave escasez de alimentos, combustibles y otros bienes de primera necesidad ante la falta de divisas para sus importaciones. Los ingresos del país se vieron mermados por la reducción del turismo como consecuencia de las restricciones por la pandemia del coronavirus y otros factores. 

El 12 de abril, Sri Lanka suspendió el pago de su deuda externa que asciende a más de 50.000 millones de dólares y actualmente mantiene conversaciones con el Fondo Monetario Internacional para reestructurar el endeudamiento. 

(Sputnik)