El filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela, en su programa Desde Donde Sea, aseguró que uno de los elementos importantes en la estrategia electoral del líder izquierdista Luiz Inácio «Lula» da Silva consistió, por un lado, en designar como compañero de fórmula al centroderechista Gerardo Alckmin, actual presidente del Partido Socialista Brasileño y aspirante presidencial en las elecciones de 2006, en las que el líder petista consiguió un segundo mandato.

De otra parte, el especialista identificó que el equipo de campaña apostó a una reingeniería de la figura de Lula –omnipresente en la política nacional brasileña desde hace casi cuatro décadas– para acercarlo a un terreno donde Jair Bolsonaro ha demostrado ser increíblemente hábil: las plataformas digitales.

Así, interpretó, en clara comprensión de este escenario, sus asesores asumieron que sin las redes sociales es imposible establecer interlocución efectiva con los jóvenes votantes de los centros urbanos, muchos de los cuales no habían nacido o eran niños cuando Lula ejerció como presidente, por lo que no podía echarse mano de la nostalgia como recurso movilizador del voto.

El analista precisó que antes del inicio de la campaña, el perfil de Lula estaba en el polo opuesto de un ‘influencer’. Como se apunta en un ensayo del sociólogo venezolano Ociel Alí López para la agencia RT, «es un líder más bien analógico. Su ascenso político se fraguó en las relaciones interpersonales y directas en las fábricas, los caminos, las movilizaciones y veredas. Un obrero de la metalurgia cuya carrera se impulsó en medio de los secretos y discreciones que imponía la dictadura militar y la censura total de la mediática brasileña».

Pese a ello, el equipo de comunicaciones de Da Silva apostó por un refrescamiento integral de su imagen: al tradicional rojo del PT se sumaron colores vibrantes y para rejuvenecerlo ante las cámaras, se le ha presentado haciendo actividades físicamente exigentes, muchas veces en compañía de su tercera esposa, «Janja» da Silva, de 57 años, que combinaron con la abundante publicación de piezas cortas en sus redes sociales, acompañados de gestos como la ele mayúscula formada con las manos y la insistente repetición de la palabra «esperanza».

(LaIguana.TV)