En la más reciente entrega de su programa Cara a Cara, producción exclusiva de LaIguana.TV, el periodista Clodovaldo Hernández conversó con el sacerdote jesuita Numa Molina, párroco de Ciudad Caribia, acerca del posicionamiento político de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), las relaciones entre el gobierno y las distintas confesiones cristianas y los desafíos que debe enfrentar el chavismo para mantenerse como opción en el pueblo venezolano.

Molina explicó que la reaparición de la CEV como actor político ligado a la oposición, con vocería ejercida por el obispo de la Diócesis de San Felipe, Víctor Hugo Basabe, durante la procesión de la Divina Pastora el pasado 14 de enero, se sucedió a la publicación de uno de los dos documentos que produce anualmente la jerarquía católica de Venezuela, en las que se ofrecen orientaciones a los clérigos y que tiene, a su juicio, un tinte claramente «acusador».

«Llevo tiempo esperando un documento pastoral, mucho más dirigido a la formación humano-cristiana del pueblo de Dios, pero, lamentablemente, se han desviado y han terminado en lo meramente político. Y en lo político partidista, parcializado, que es lo más grave y lo más delicado, porque ellos no son obispos para una porción del pueblo de Dios», cuestionó.

El sacerdote matizó que esto no significa que cada uno no pueda tener su posición ideológica y tampoco apuesta por una especie de castración política, pero sí enfatizó que papel como líderes espirituales es otro.

En su opinión, solo a partir de esto puede comprenderse por qué el obispo Basabe pronunció un discurso ante la feligresía que concurrió a la celebración religiosa en Lara, en el que apeló a términos que aparecen en el texto de la CEV como «burbuja económica», «sufrido pueblo», «Venezuela aplastada» y similares.

«Me parece bien que un pastor se conduela de un pueblo con esas palabras, pero no para darle una connotación política, porque entonces pierde toda la esencia de su mensaje», indicó.

Molina puntualizó que si bien es cierto que el pueblo venezolano ha tenido que sortear y padecer inmensas dificultades –bajos ingresos, ingesta calórica deficiente en algunos segmentos de la población, migración forzada por la crisis económica–, la CEV peca de parcialidad al no señalar cuáles son las causas reales de estos flagelos.

«Yo le digo: Conferencia Episcopal, ¿cuándo ustedes van a pronunciarse en contra de las 928 medidas coercitivas unilaterales?», inquirió, sin dejar de subrayar que se trata de acciones ilegales, al margen de todo el derecho internacional, que solo se han traducido en sufrimientos para el pueblo venezolano, cuyos devastadores efectos inclusive han ocasionado la muerte de seres humanos.

«Elaboren un documento, hagan un análisis político de la realidad o lo que se conoce como un ‘ver, juzgar y actuar’, que es un método que la iglesia latinoamericana ha usado muchísimo (…), pero utilicen el método con transparencia, sin ambages, sin esconder nada; digan que hay medidas coercitivas unilaterales que nos están matando, que son genocidas», exhortó.

Al ser cuestionado por Hernández en relación con el respaldo hacia las coerciones manifestado por algunos personeros de la CEV como el actual arzobispo metropolitano, monseñor Baltazar Porras, Molina destacó el cuidado que deben tener personas que están en una alta posición dentro de la jerarquía eclesial católica al ofrecer declaraciones, más todavía en asuntos delicados como este, por el que los venezolanos han pagado precios muy altos.

La CEV, el gobierno y las iglesias evangélicas

Para Numa Molina, los obispos congregados en la CEV han tenido «una actitud política muy poco inteligente» al apostar por intransigencias y falta de diálogo. Esto, asegura, ha terminado por cansar y agotar a la gente con mensajes partidistas, en lugar de enfocarse en los asuntos espirituales y sociales que demanda la feligresía.

«Si la gente lo que ve en sus pastores es estos desvíos, se cansa y se va con otras iglesias», explicó, al tiempo que descartó que el respaldo económico ofrecido por el Ejecutivo a las iglesias evangélicas sea una especie de revancha hacia la cúpula católica, porque ese apoyo se está ofreciendo a distintas confesiones.

«Lo que sí me preocupa es que dentro de esas iglesias evangélicas no están todas con el gobierno. No señor. Ahí hay mucho interés político y económico, de ocupar espacios. Y, por esa vía, se llega a lo que llegó Brasil», advirtió, en referencia al cristianismo fundamentalista conservador, una tendencia en crecimiento en el vecino país.

El presbítero matizó sus expresiones, al asegurar que también dentro del seno de la iglesia católica «hay grupos reaccionarios y conservadores, que bastante daño han hecho» y que el gobierno nacional está al corriente de los intereses que persiguen algunas de estas agrupaciones.

El confesor de Nicolás Maduro

«El presidente [Nicolás Maduro] es católico. (…). A pesar de todos los ataques que ha sufrido, sin embargo, él se considera católico. Es un hombre de fe, es un hombre de oración, un lector empedernido. (…). Lee muchos libros de espiritualidad, lee libros de Teología de la Liberación en América Latina (…), es enemigo del sectarismo», refirió, en relación con la tolerancia del jefe de Estado hacia las diferencias y su talante negociador.

Molina confirmó que es el confesor del mandatario y que, por tal motivo, su relación es estrecha, sin que esto signifique que se vean muchas veces, porque aunque aparezcan juntos en algunos actos públicos, los protocolos de seguridad no permiten mayores cercanías.

Justo por esto, explicó, muchas personas creen que él es una vía apropiada para enviar mensajes con solicitudes de asuntos de salud, vivienda o vehículos, además de buenos deseos, aunque él aclara que no está en su mano hacer las entregas y tampoco garantizar que esas demandas puedan ser cubiertas, como solía ocurrir años atrás, cuando el país contaba con los recursos.

Destacó que, con todo, en ocasiones se pronuncia sobre cuestionamientos o denuncias que formula el pueblo y su palabra es considerada, porque tanto el presidente como otros miembros del gobierno saben que no miente.

No muere la esperanza en el seno del pueblo chavista

Para concluir, el presbítero admitió que en su experiencia en sectores humildes y urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela, es posible hallar a personas que han sido beneficiadas por las políticas gubernamentales y no son capaces de dimensionar la magnitud de haber recibido una vivienda gratuita, cuando se trata de una política escasamente replicada en otros lugares e inimaginable en naciones del norte global, como Italia, país en el que residió varios años y conoce de primera mano.

Pese a este panorama, aseveró que ve «un pueblo esperanzado», «que sigue apostando al proyecto bolivarianista y socialista», sin renunciar a su fe católica, aunque se sostenga que la mayoría migró hacia otras iglesias.

«Es probable que los que tenemos las responsabilidades pastorales, no estemos haciendo lo necesario como para que ese pueblo se mantenga. Es un pueblo católico, socialista, bolivarianista, interesado en la historia. En medio de las situaciones difíciles que se viven en los urbanismos, en su mayoría, es un pueblo agradecido», valoró.

Sin embargo, advirtió que el chavismo tiene por delante un reto: decidir entre «los dos rieles por los que debe caminar cualquier sociedad: formación y organización».

«Si tenemos un pueblo formado y organizado, ese pueblo va a ir adelante; pero si no está organizado y no está formado, es capaz de cambiar su modo de pensar y su gratitud por un apartamento, por una harina, porque no le arreglaron el hueco de la calle», pronosticó.

Los invitamos a disfrutar de la entrevista completa en el video adjunto.

(LaIguana.TV)