Las declaraciones de la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson, en torno a la determinación de Estados Unidos de “controlar” las riquezas naturales de los países de América Latina deja clara la verdadera razón de la constante injerencia de la nación imperial en la región, dijo Miguel Ángel Pérez Pirela, al analizar el segundo tema de la más reciente emisión de su programa Desde donde sea.

La declaración de la oficial se produjo en vísperas de la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac).

Para ilustrar este tema, presentó el Iguanazo, la caricatura del artista plástico Iván Lira exclusiva para LaIguana.TV, en la que aparece un águila mirando desde Estados Unidos hacia el mapa del resto del continente. Dice: “EEUU se interesa por América Latina, como un depredador por su presa”.

Los hechos

Esta semana, los ojos del mundo también se dirigieron al sur global, específicamente a la región latinoamericana y caribeña, pues la ciudad de Buenos Aires sirvió como sede para reunión de la Celac.

El encuentro, en el que se esperaba que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva arropara el mayor protagonismo al traer de vuelta al bloque al gigante suramericano, levantó polvareda entre las derechas políticas y mediáticas antes, durante y después.

Acaso sin tanta casualidad, pocas jornadas antes del inicio de la cita regional se viralizó una intervención de la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, ante el Atlantic Council (un think tank ligado a la OTAN), en la que se refirió a América del Sur como un territorio rico en recursos que Estados Unidos debía controlar.

Los intereses geopolíticos estadounidenses están lejos de estar circunscritos a Europa, y en América Latina, no constituyen ninguna novedad, expresó el moderador.

Durante el último siglo y medio, el país del norte ha hecho cuanto ha tenido a su alcance para controlar política, económica y socialmente un trozo del continente al que considera como «su patio trasero», bajo la conocida Doctrina Monroe, resumida en la frase: «América para los americanos».

En todo caso, a pesar de que en la región no causan sorpresa las incesantes injerencias estadounidenses, las muestras de monroísmo abierto, como la que en días pasados se permitiera Richardson, a menudo se traducen en rechazo y repulsa.

En una conferencia ante el think tank Atlantic Council, la generala de cuatro estrellas hizo un inventario de los numerosos recursos naturales y minerales en la zona como que si de propiedades estadounidenses se tratara y habló de «afinar su estrategia» regional, esto en alusión a los posibles intereses chinos y rusos en el subcontinente.

“A esta señora lo único que le faltó fue llevar un carrito de automercado para ir metiendo las riquezas de cada país. Sus palabras son simplemente impactantes y nauseabundas. No somos su patio trasero como ellos lo siguen creyendo. Sus declaraciones explican por qué este año vienen con todo, en una lógica de arrasar con cualquier adversario en América Latina. Por eso está pasando lo de Perú, Brasil y también sus ataques a Venezuela”, comentó Pérez Pirela al presentar las declaraciones de Richardson en video.

En particular, se refirió al triángulo del litio –Bolivia, Argentina y Chile–, las riquezas petroleras de Guyana y Venezuela, el cobre y el oro venezolanos, la selva amazónica, las tierras raras y los reservorios de agua dulce.

Reacciones de rechazo

Las declaraciones de Richardson se filtraron a pocos días del inicio de la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac –espacio del que están excluidos Estados Unidos y Canadá– y desataron la indignación de diversos líderes y gobiernos de América Latina.

Uno de los primeros en pronunciarse fue el expresidente boliviano, Evo Morales, quien en su cuenta de Twitter cargó contra Estados Unidos, al que nuevamente acusó de pretender saquear las riquezas de los pueblos.

«Le recordamos a la jefa del Comando Sur de EEUU, Laura Richardson, que América Latina no es patio trasero ni su hacienda para explotar recursos naturales. Ante la nueva amenaza intervencionista yanqui, reiteramos que los pueblos libres de la Patria Grande defenderán su soberanía», reza el mensaje que escribió Morales en su cuenta de Twitter.

Desde Venezuela, la primera respuesta provino del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y su tono fue similar al de Morales, aunque aludió al rol de la región en la conformación de un nuevo orden geopolítico.

“Tiene razón el imperio sobre la cantidad de recursos estratégicos con los que cuenta esta región. Pero Latinoamérica ya no es un pedazo de tierra para saquear. Aquí se construye un bloque geopolítico emergente que será clave en la construcción de un Nuevo Orden Mundial Multipolar”, expresó el general en jefe venezolano.

Ya en el marco de la Cumbre, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, en declaraciones ofrecidas a un tiktoker local, aseguró que los dichos de Richardson dejaban al descubierto «los verdaderos propósitos de Estados Unidos» en la región.

Del mismo modo, en conversación con la agencia Télam, el presidente Luis Arce Catacora (Bolivia) rechazó las expresiones de Laura Richardson y advirtió que La Paz defenderá soberanamente sus decisiones comerciales.

«No vamos a aceptar ninguna imposición de nadie ni que nadie se atribuya nuestras riquezas naturales como si fueran suyas. Bolivia es un país que ha recuperado sus recursos naturales y está constitucionalizado que son para beneficio de nosotros, los bolivianos», apuntó.

En su conferencia, Richardson también reconoció que Washington presiona a los países que poseen armamento de fabricación rusa para que los entreguen a Ucrania, bajo la promesa de recibir reemplazos de factura estadounidense.

“Los gringos no quieren perder una”, dijo el presentador del programa.

Esta idea mereció, en primer lugar, un inciso en la declaración final de la VII Cumbre de la Celac, en la que se ratifica que la región es una zona de paz, no alineada militarmente con ninguna potencia o bloque y comprometida con la resolución pacífica de los conflictos.

En el punto dos del documento, se lee:

«Destacamos la plena vigencia de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en la II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana en enero de 2014 que reconoce a la región como una zona de paz y libre de armas nucleares (…) un sistema internacional basado en relaciones respetuosas de amistad y cooperación, libre de amenazas, agresiones y medidas coercitivas unilaterales contrarias al derecho internacional, en un ambiente de paz, estabilidad y justicia, a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza».

Sin embargo, una respuesta todavía más contundente salió de la boca del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien dijo a los medios que prefería que el armamento ruso que posee su país se transformara en chatarra antes que enviarlo para alimentar la guerra donde están muriendo rusos y ucranianos.

“Un aplauso para Petro, desde Caracas”, expresó Pérez Pirela.

De la misma manera insistió en que a América Latina le corresponde impulsar procesos de negociación para poner fin al conflicto, en lugar de evaluar a cuál bloque militar se alinea.

La idea de la moneda común

Las referencias a las declaraciones de los mandatarios dieron pie para pasar a hablar de la reunión de la Celac en Argentina, con la pregunta de si terminará de consolidarse la integración latinoamericana en este segundo aire del mecanismo creado la década pasada, impulso renovado que se ha producido con el retorno de gobiernos progresistas en varios países.

En ese sentido, presentó otro Iguanazo, en el que se observa una bandada de palomas que al volar juntas forman, a su vez, la silueta de una paloma más grande. La leyenda dice: “La unión de la Celac es la paz del continente”.

Comentó que el proceso de reimpulsar la integración latinoamericano-caribeña pasa por el elemento económico.

La recién finalizada VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños no solo fue escenario para responder categóricamente a las declaraciones imperialistas del Comando Sur y para condenar los bloqueos y sanciones que pesan sobre Cuba y Venezuela.

Estaba previsto que el regreso de Brasil al foro regional, de mano del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, representara el hito del encuentro y, en buena medida, eso fue lo que sucedió.

La cita regional tendría lugar el pasado 24 de enero, pero Da Silva arribó un día antes a la capital argentina para sostener un encuentro bilateral con su homólogo, Alberto Fernández, donde se anunció la creación de una moneda común para el intercambio comercial entre los dos países, que cuentan con las dos economías más grandes de Suramérica.

“No es un hecho menor, es algo muy importante”, aseguró Pérez Pirela.

El líder brasileño defendió la necesidad de la creación de un signo monetario propio –que podría adoptar el nombre de Sur– para reducir la dependencia de la región con el dólar estadounidense e inclusive reconoció que algunos países –no precisó cuales– enfrentan dificultades con la divisa estadounidenses.

«Lo que yo pienso, si dependiera de mí, tendría comercio exterior siempre con la moneda de los otros países para que no estemos dependiendo del dólar», expresó Lula en una rueda de prensa.

Aunque se trata de una iniciativa bilateral, Da Silva resaltó que es una propuesta abierta a otros países de la región y frente a esto, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, fue el primero en pronunciarse a favor de la tentativa, asegurando que el país está listo para asumirla.

En un mensaje pregrabado que se transmitió en la plenaria de la Cumbre, Maduro calificó la propuesta de Brasil como el primero de los pasos necesarios para conformar «un sistema monetario latinoamericano y caribeño» en el marco de una integración regional completa. 

La propuesta es claramente incipiente y aunque pareciera que solo Venezuela estaría dispuesta respaldarla desde el inicio –lo que ha sido presentado por la gran prensa como demostración de escaso saber económico–, el rechazo y los cuestionamientos que se sucedieron parecen indicar más bien lo opuesto.

Es decir, que si llegara a concretarse esta apuesta del sur global, los intereses imperiales de Estados Unidos se verían seriamente amenazados y de allí que cuando el anuncio circulara como rumor, medios como Financial Times o Bloomberg publicaran informaciones en las que se «debatía» –o sea, criticaba– la eventual moneda común.

De su lado, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se mostró contrario a la adopción de una moneda común para las transacciones regionales que reemplace al dólar estadounidense.

Sin especular demasiado, la respuesta de López Obrador tiene un fundamento práctico: Estados Unidos es, con diferencia, el principal socio comercial de México.

“El amor y el interés se fueron al campo un día, y más pudo el interés que el amor que le tenía, dice el dicho”, acotó el moderador.

En todo caso, aun marchando todo en la mejor forma, la entrada en circulación del Sur podría tardar varios años e incluso décadas, pues la asunción de una moneda común (que no es lo mismo que una moneda única) implica complejos procesos de armonización fiscal y financiera, así como equiparaciones en términos de productividad.

Esto último resulta indispensable para evitar que en el momento de una eventual integración monetaria, las economías más grandes e industrializadas se traguen a las más pequeñas, como en su día sucedió en el seno de la Unión Europea. 

LaIguana.TV tituló: ¿El Sur es una buena idea?: Los pros y contras de una posible moneda común suramericana

En el texto de la nota se señala que una moneda común sería «una ayuda para salir del atolladero» que Brasil podría darle a Argentina, dijo a Sputnik el analista argentino Marcelo Elizondo. El también argentino Andrés Malamud se mostró más cauto, recordando que «en el Mercosur ni siquiera funciona la unión aduanera».

En el marco de la cumbre de la Celac en Buenos Aires, Argentina y Brasil pusieron sobre la mesa la discusión sobre una moneda común entre los dos países pero con pretensiones latinoamericanas.

«No significa resignar la moneda» sino «encontrar un instrumento denominador común comercial que refleje la potencia del producto bruto de la región», aclaró el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, en una conferencia de prensa con el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, tras firmar un Memorándum de Entendimiento sobre Integración Económica y Financiera regional este lunes 23 de enero.

«La decisión de ambos gobiernos es empezar a trabajar para lograr una moneda común de ambos países y con invitación a otros países de la región, para encontrar un instrumento económico y comercial que habilite a profundizar el sistema de comercio entre ambos países y dentro de la región y el Mercosur», agregó el ministro argentino.

Los comentarios ofrecidos por los funcionarios responsables de la política económica de Brasil y Argentina, sacan a la luz otra cuestión: la prioridad pareciera orientarse hacia el Mercosur, bloque que atraviesa horas muy bajas por  las demandas de liberalización de Uruguay, que se ha propuesto suscribir un acuerdo comercial con China al margen de los otros socios.

Tras concluir el encuentro de la Celac, Lula se trasladó a Montevideo para sostener una reunión privada con Luis Lacalle Pou, pero las conversaciones no rindieron los frutos deseados. Lacalle anunció que mantendrá su apuesta comercial con Beijing al tiempo que Lula resaltó que era prioritario concluir las negociaciones de un acuerdo comercial con la Unión Europea.

Integración más allá de diferencias políticas

Si la integración económica luce cuesta arriba en América Latina y el Caribe, la integración en su sentido más amplio luce como una quimera irrealizable, pues en la toma de decisiones todavía sigue teniendo mucho peso las orientaciones político-ideológicas de los mandatarios.

El resultado de esto es que en todas las citas regionales se pronuncian discursos grandilocuentes sobre la necesidad de consolidar la Patria Grande, pero se adoptan muy escasas resoluciones que permitan avanzar concretamente en esa dirección.

Esta VII Cumbre de la Celac no representa ni por mucho una excepción, desgraciadamente. Es cierto que hubo alegría generalizada por el regreso de Brasil y de Lula a esas instancias, pero sin disminuir el carácter unificador y mediador del líder brasileño entre posturas en conflicto, el organismo carece de una estructura que lo habilite para comenzar a construir cosas tangibles en común.

Acaso por ese motivo, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propuso la creación de una Secretaría General de la Celac, cuyas funciones se concentrarían en la gestión de iniciativas regionales, que inscribió en una estructura más general que debe desarrollarse con criterios semejantes a los que en su oportunidad siguieran la Unión Europea y la Unión Africana.

Lejos de reseñar esta propuesta concreta, los medios y agencias de noticias internacionales se concentraron en señalar su ausencia en Buenos Aires, ante el supuesto temor de ser encarcelado por la DEA, luego de que figuras ligadas al macrismo introdujeran demandas judiciales en su contra.

“El macrismo que endeudó a Argentina, tiene el tupé de hablar y denunciar”, deploró Pérez Pirela.

Como de costumbre, se trata de una distorsión de la realidad. La tarde del 23 de enero, la Cancillería de Venezuela publicó un comunicado en el que se indicaba que Maduro no acudiría a la Cumbre de la Celac por razones de seguridad. En concreto, se advirtió sobre una agresión contra la delegación del Gobierno Bolivariano.

Poco después, en un acto público, el mandatario aseguró que no se trataba de una simple provocación, como una marcha de rechazo, sino de algo más serio. Declinó de ofrecer detalles y refirió que en su lugar asistiría el canciller Yván Gil.

Aunque la Casa Rosada no se pronunció al respecto, se hicieron los arreglos necesarios para que Nicolás Maduro pudiera ejercer su derecho de palabra en la plenaria a través de un mensaje pregrabado, donde ratificó la explicación sobre su falta.

Otra ausencia notable fue la del mexicano López Obrador, artífice de la reflotación del mecanismo de integración durante el ejercicio de su presidencia pro témpore. 

Aunque envió saludos a sus pares, ratificó el respaldo de su país al bloque y alegó asuntos de la política interior, algunos interpretaron que al delegar en su canciller Marcelo Ebrard la asistencia al foro, le restaba importancia.  

AMLO no solo desmereció este comentario, sino que usó el escenario para lanzar duras críticas contra la represión ejercida por el gobierno de Dina Boluarte en Perú, tema de fondo de la agenda política, aunque la mayoría de reseñas se concentraran en críticas sobre supuestas violaciones a los derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

“Muchos de los otros representantes optaron por quedarse callados sobre lo que ocurre en Perú”, lamentó el moderador.

Otra nota de LaIguana.TV señaló: La injerencia por delante: Lo que dijo Boric sobre Venezuela en la Celac

El presidente chileno, Gabriel Boric, aprovechó su intervención en la VII Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), para avanzar comentarios sobre asuntos de la política interior de otros países, incluyendo a Venezuela, y valorar la posición regional en relación con los derechos humanos.

Boric criticó «la política de la exclusión» que se ha aplicado sobre la nación bolivariana porque «no ofrece resultados auténticos ni durables». «Así lo demuestra la historia de nuestra América Latina y el Caribe con el ignominioso bloqueo de Estados Unidos a Cuba y, más recientemente, a Venezuela», alegó, al tiempo que demandó el regreso venezolano «a los foros multinacionales».

El gobernante aseguró que las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, previstas constitucionalmente para 2024, tendrían que ser «libres, justas y transparentes» y manifestó el deseo de su administración de «colaborar en el diálogo entre los distintos sectores del país para encontrar una salida» a las dificultades.

«Fuera de la democracia no hay libertad ni dignidad posible (…). La dictadura –en Chile– nos enseñó de forma brusca, a sangre y fuego, los efectos de relativizar la democracia y los derechos humanos», opinó.

En justicia, el presidente Boric también se refirió a la crítica situación en Perú. Sobre esto apuntó que es evidente «la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo en Perú» y calificó como «inaceptable· la violencia del último mes, que ha dejado como saldo al menos 62 personas muertas, así como centenas de heridos y apresados.

«La democracia se debe respetar, especialmente en elecciones libres, cuando gana aquel con quien no estoy de acuerdo, y los derechos humanos son avances civilizatorios que deben ser respetados», concluyó.

Pérez Pirela hizo un paréntesis para cuestionar severamente la actitud del mandatario chileno. “¿Qué moral tiene Boric para hablar de Venezuela? Él llegó a la presidencia por el sacrificio de miles de jóvenes que fueron reprimidos en las manifestaciones, los que perdieron los ojos o las muchachas que fueron violadas. Llegó en hombros de la idea de la Constituyente y se encargó de matarla. Por obra y gracia de Boric, Chile se quedó con la Constitución de Pinochet. En el nuevo proceso, que están tratando de arrastrar, los sectores conservadores tienen mucha beligerancia –aseveró-. Sus números de popularidad están por el suelo, ha atentado contra los derechos humanos de los mapuches y se atreve a hablar de los derechos humanos en Venezuela, donde tenemos una Constitución redactada y aprobada por el pueblo. Antes  de hablar de Venezuela, Boric debería rendirle cuentas a los jóvenes que se arriesgaron por un proceso constituyente que él sepultó”.

(LaIguana.TV)