La decisión de la OTAN de enviar más de una centena de tanques Leopard 02 y Abrams al frente de batalla en Ucrania en los próximos meses, ha dejado establecido que no hay interés alguno de negociar la paz con Rusia sino derrotarla en el campo de batalla, como confesara a mediados de 2022 el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

Por eso no sorprende que el escenario más plausible ahora mismo sea una extensión de la guerra, aunque ello traiga consigo un mayor riesgo de confrontación directa entre Moscú y la alianza militar encabezada por Estados Unidos.

La Casa Blanca, por su lado, no deja de azuzar la conflictividad en el este asiático, en clara preparación de un teatro de operaciones en el Pacífico que involucre directamente a China, movimiento que se vio reforzado con la reciente visita del secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, a Corea del Sur y Japón.

Ante esto, el gobierno del presidente Vladímir Putin no se ha quedado en silencio. Voceros de distinto nivel han insistido en que la Alianza Atlántica está directamente implicada en la guerra y han avanzado acusaciones muy serias contra Estados Unidos, específicamente hacia el rol de sus biolaboratorios militares en el origen de la pandemia de COVID-19.

De otra parte, Bruselas, que desde el principio del conflicto figura como perdedora geopolítica al plegarse sin chistar a la agenda de Washington, sufre las consecuencias de prescindir de los hidrocarburos rusos y se ve obligada a reconsiderar el tope de precios que anunciara el pasado año, luego de que entrara en vigor una contramedida del Kremlin y la OPEP+ reiterara su política de recortes.

Alemania, considerada el «motor» de Europa, intenta mantener el respaldo a Ucrania, pero con una economía duramente golpeada por el efecto rebote de las sanciones contra Rusia, se vio obligada a buscar apoyos incluso en América del Sur, con resultados que no pueden considerarse del todo favorables ni económica ni geopolíticamente hablando.

Los gobiernos de Francia y el Reino Unido, dos de los pesos más pesados de la OTAN, impulsan el avivamiento de las hostilidades en Ucrania y destinan millonarios fondos para esos propósitos, al tiempo que imponen a sus ciudadanos medidas de austeridad y recortes sociales que han derivado en multitudinarias protestas, las mayores en varias décadas.

Sobre estos temas conversó este 2 de febrero Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea, producción exclusiva de LaIguana.TV.

Antes de entrar en materia, ofreció un comentario sobre la política y el deporte, pues Venezuela aloja la 65ª edición de la Serie del Caribe, el torneo de béisbol más importante de la región, tras habérsele impedido en dos oportunidades servir como sede por razones políticas.

Venezuela acoge otra vez la Serie del Caribe

«A nosotros nos robaron la Serie del Caribe. Ahora están aquí periodistas internacionales, incluyendo de la MLB, así como representantes de todos los países que participan en el torneo. Bienvenidos todos, pero que no se olvide cómo se nos boicoteó la sede», acotó el comunicador.

Seguidamente compartió extractos del del artículo que escribiera en exclusiva para LaIguana.TV el periodista Clodovaldo Hernández, aparecido bajo el título: Serie del Caribe de Caracas rompe el ‘bloqueo beisbolístico’ que impidió la de Barquisimeto en 2019, que se lee a continuación:

«La Serie del Caribe vuelve a realizarse en territorio venezolano después de una larga espera extendida por factores extradeportivos. Venezuela había quedado excluida como sede del torneo de clubes de la cuenca antillana como parte del mismo bloqueo que ha estrangulado al país en lo económico, diplomático y comunicacional.

La relación causa-efecto entre los eventos políticos y los deportivos es más que clara. En 2019 todo estaba listo para que Barquisimeto fuera la ciudad anfitriona de la Serie del Caribe, un papel que Venezuela no cumplía desde 2010, cuando se llevó a cabo en Margarita.

El estadio Antonio Herrera Gutiérrez de la capital de Lara se encontraba en su máximo esplendor y la infraestructura turística de esta ciudad se había puesto a punto para recibir a los equipos y aficionados de los países participantes.

Mientras se desarrollaban los ‘play off’ del campeonato local se produjo la designación de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, y cuando ya discurría la serie final, entre Cardenales de Lara (a la postre, campeón) y Leones del Caracas, sucedió el esperpéntico episodio de la autojuramentación del entonces diputado como supuesto presidente encargado de la República.

El objetivo de desestabilizar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro exigía que se interrumpiera toda señal de normalidad y paz en el país. Por eso se movieron unos hilos nada ocultos para que la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y la Confederación de Béisbol del Caribe suspendieran la Serie del Caribe Barquisimeto 2019 y la trasladaran de emergencia a Panamá.

Ese gesto de mudar un evento que venía planificándose cuidadosamente sirvió para agudizar la matriz mediática de la ingobernabilidad del país.

No fue esta la primera vez que se le quitó a Barquisimeto la opción de ser sede de la Serie. Para 2018, esta ciudad también fue candidata, pero la Confederación optó por dejar pasar un año, con el alegato de la incierta situación nacional.

En 2017, cuando se tomó esta decisión, el país había sido asolado por cuatro meses de disturbios terroristas (las llamadas guarimbas), impulsadas por la oposición pirómana y pagadas por Estados Unidos y sus aliados. Aunque la conflictividad cesó luego de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, a finales de julio, el influjo negativo siguió haciendo peso.

Tampoco fue la primera vez que través de perturbaciones en el espectáculo nacional del béisbol se procuró afectar el estado de ánimo de la colectividad. Un hito en este sentido es la suspensión a mitad de calendario de la temporada 2002-2003, cuando la LVBP resolvió sumarse al paro-sabotaje petrolero y patronal que perseguía el derrocamiento del comandante Hugo Chávez. Como acotación significativa, el presidente de la liga en ese tiempo era Ramón Guillermo Aveledo, quien luego sería el secretario ejecutivo de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática. (…).

El desarrollo de este campeonato internacional tiene sabor a revancha para el chavismo porque se hará luego de que Estados Unidos ordenó a la oposición venezolana sacar del juego a Guaidó (sin traer aún un lanzador relevo, para usar una metáfora de la pelota) y cancelar la extravagante aventura del interinato. Además, al realizarse en dos instalaciones relucientes de nuevas se emite una señal muy contraria a la de ruina y descontrol que se transmitió en 2019, con la cancelación de la serie en Barquisimeto.

Para completar el ambiente positivo, este año el campeonato se resolvió precisamente entre los equipos radicados en las dos entidades sede: Leones del Caracas (Distrito Capital) y Tiburones de La Guaira (La Guaira).

Los conspiranoicos, sin embargo, han encendido sus luces de alerta. Dicen que los sectores violentos de la oposición venezolana no van a desperdiciar la oportunidad de la presencia de muchos medios de comunicación y visitantes extranjeros para generar alguna turbulencia durante el evento, que se extenderá por una semana y tiene en esta oportunidad la participación de ocho países: República Dominicana, México, Puerto Rico y Venezuela, los tradicionales; Cuba, que vuelve al ruedo; Panamá y Colombia, que han participado en los últimos años y hasta han cargado con sus respectivos títulos (Toros de Herrera, en 2019 y Caimanes de Barranquilla, en 2022); y un nuevo invitado, Curazao.

Se supone que los cuerpos de inteligencia y seguridad del Estado han tomado las previsiones necesarias para cualquier eventualidad, que podría estar maquinándose, conectada a las movilizaciones por mejoras salariales que se han hecho frecuentes en las últimas semanas.

Al llegar la fecha de inauguración de la Serie del Caribe Gran Caracas 2023, todo indica que el gobierno ha volteado un partido que llevaba rato perdiendo. Tiene una gran oportunidad para demostrar que el país ha logrado no solo sobrevivir sino también mejorar, al menos en aspectos relacionados con la imagen pública internacional. Claro, que aquí también vale el aserto de Berra: ‘el juego no se termina hasta que se acaba'».

«En este contexto es importante recordar como la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, cómo la Liga del Caribe, cómo los Estados Unidos boicotearon la Serie del Caribe en Venezuela, simplemente porque a la Casa Blanca le dio la gana», insistió el analista.

Más guerra y más armas para Ucrania

Entrando en materia, refirió que Estados Unidos no oculta su interés en prolongar la guerra subsidiaria que mantiene contra Rusia en territorio ucraniano y al ya prometido envío de carros de combate Abrams, sumaría otro paquete con proyectiles de mediano alcance.

Para ahondar en estas informaciones, comentó el artículo «Guerra al rojo vivo: Nueva ayuda de EEUU a Kiev incluiría por primera vez proyectiles de mayor alcance», publicado en LaIguana.TV en el que se indica que el gobierno estadounidense estaría preparando el envío de un nuevo paquete de armas para el Ejército ucraniano que incluiría misiles de largo alcance, publicó este martes Reuters citando a dos funcionarios familiarizados con la situación.

Siempre siguiendo esta versión, un informante de la agencia sostuvo que una parte de los más de 2.000 millones de dólares adicionales que serán aprobados en fecha próxima, se destinarán a la compra de bombas de alta precisión para misiles, conocidas como GLSDB, por sus siglas en inglés.

Las fuentes indicaron que además de las GLSDB, el nuevo envío estadounidense podría incluir equipos para los sistemas de defensa antiaérea Patriot, municiones teledirigidas de precisión y sistemas antitanque portátiles Javelin.

«Todo esto lo va a tener que pagar Ucrania, se suma a la deuda eterna que ya adquirió con Washington y con una parte de Europa», apuntó.

Aunque de momento solo se trata de una filtración de una agencia claramente vinculada con el así llamado Occidente colectivo, no puede dejarse de lado que esto se inscribe en una estrategia de escalamiento del conflicto en Ucrania que ya es abierta.

De este modo, Australia, Francia, Polonia y Dinamarca, anunciaron el envío de pertrechos de guerra de mayor calibre a Ucrania –Varsovia avanzó que podría enviar sus F-16 si la OTAN lo autorizaba–, así como apoyo técnico adicional, de cara a una eventual contraofensiva en la primavera boreal.

«Esta intención ya es manifiesta, lo que hace de este conflicto un conflicto que va a escalar y puede abrirse una guerra directa entre Rusia y la OTAN, en la que también entraría China. Es una guerra con alcance mundial y posiblemente, nuclear. No estamos exagerando», advirtió.

Pérez Pirela puntualizó que el presidente estadounidense, Joe Biden, descartó por entero el envío de aviones de combate a Ucrania y aseguró que discutiría el asunto directamente con el presidente Volodímir Zelenski, quien no ha dejado de pedirlos desde que iniciaron las hostilidades.

Esta posición fue secundada por el canciller de Alemania, Olaf Scholz, porque aunque su país no posee este tipo de cazas, sí considera que se trata de una cuestión delicada. Empero, el experto acotó que la verdad es que el gobierno alemán no ha sido requerido por Kiev en esta materia. Según manifestara el embajador ucraniano en Berlín, Oleskii Makiev, Zelenski ha procurado que el gobierno alemán le entregue unidades de artillería, blindados, tanques y sistemas de defensa antiaérea, pero no aviones de guerra.

Desde el punto de vista de Rusia, el ya confirmado envío de tanques al campo de batalla constituye una prueba incontestable de que la confrontación entre la OTAN y Moscú va en aumento, como expresara el pasado 27 de enero la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova.

Sobre este aspecto, el comunicador apuntó que en un acto de inadvertida sinceridad, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, aseguró que su país estaba en guerra con Rusia, una afirmación que fue rápidamente refutada por diversos gobiernos europeos y la propia OTAN.

Añadió que otros portavoces del Kremlin han puntualizado que el nuevo material bélico podría alcanzar territorio ruso, a pesar de que los presidentes Joe Biden (Estados Unidos) y Emmanuel Macron (Francia) han subrayado que no será usado para atacar directamente a Rusia, porque ello implicaría una confrontación directa que el bloque no desea.

Enfatizó asimismo que este es el contexto en el que deben leerse los encendidos comentarios de Zajárova sobre este delicado tema, que van subiendo de tono y dan cuenta del escalamiento de la guerra.

A este respecto comentó que a contrapelo de sus declaraciones precedentes, Macron tensó peligrosamente la cuerda este lunes, al no descartar el envío de aviones de combate a Ucrania y aseverar que estos instrumentos bélicos no atizarían las acciones en el frente, si bien matizó que no ha recibido ninguna solicitud concreta de parte de Kiev.

Como cabía esperar, estos anuncios fueron duramente respondidos por el gobierno ruso, que cargó contra el mandatario galo por ofrecer puntos de vista «absurdos» sobre la guerra, impropios, según dijeron, de «un hombre adulto», un reporte que amplió con el trabajo periodístico de LaIguana.TV Zajárova a Macron: ¿Cree que sus cazas lanzarían galletas y dulces en Ucrania?

María Zajárova, vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, calificó como «absurdas» las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, en las que aseguró que el envío de cazas a Ucrania no se traduciría en una escalada del conflicto ni en ataques en el territorio ruso.

«Esto es absurdo, lo siento. Me disculpan, por supuesto, pero la disposición de París a suministrar aviones de combate a Kiev fue confirmada por el ministro de Defensa francés, que visitó Ucrania el 28 de enero», dijo Zajárova este miércoles en una rueda de prensa.

«¿Está realmente seguro el presidente francés de que si se suministran armas, armamento pesado y aviones al ‘régimen de Kiev’ para operaciones de combate, no se producirá una escalada de la situación? Me niego a creer que tal lógica pueda venir de un hombre adulto», cuestionó.

Con su característico uso de la ironía, la funcionaria indicó que «al parecer, estos aviones lanzarían galletas y dulces», tras lo cual enfatizó que eso no era lo que le parecía.

Para cerrar la reseña de las declaraciones de Zajárova, precisó que ella condenó nuevamente «la retórica cada vez más agresiva y belicosa de los funcionarios occidentales, que no han tenido reparos en hacer declaraciones altisonantes sobre el conflicto ucraniano».

A las enfáticas respuestas diplomáticas se añaden las graves acusaciones de Moscú contra Estados Unidos por el origen de la pandemia de COVID-19.

En concreto, indicó, la organización no gubernamental EcoHealth Alliance habría jugado un papel clave en los programas biológicos con fines militares desarrollados por Estados Unidos, incluyendo aquellos que se desarrollaron para estudiar especies de murciélagos que potencialmente podrían transmitir el coronavirus, reveló este lunes el jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, Ígor Kirílov.

Según documentos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA, por sus siglas en inglés), adscrita al Pentágono, la referida ONG investigaba desde 2015 la diversidad de las poblaciones de murciélagos en la búsqueda de nuevas cepas de coronavirus, así como sus cadenas de transmisión a los seres humanos.

De acuerdo con esta versión, relató, los biotecnólogos incrementaron la capacidad de contagio de los microorganismos y tenían instrucciones de reportar a las autoridades «cualquier experimento» en el que se obtuviera un virus «con las propiedades de transmisión o patogenicidad mejoradas más de 10 veces en comparación con una cepa de origen natural».

Si tal situación llegara a presentarse, los científicos tenían la orden de «dejar de trabajar inmediatamente e informar al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados y el Consejo de Bioseguridad correspondiente».

Entre otros asuntos, siguió relatando, Kirílov subrayó que el alto grado de avance que mostraban las vacunas anticovid basadas en tecnología de ARN mensajero a inicios de 2020 planteaba interrogantes acerca de los verdaderos objetivos de estos programas de investigación biológica con fines bélicos.

Desde su punto de vista, pareciera que las farmacéuticas que desarrollaron inmunizadores a partir de esta tecnología –Pfizer-BioNTech y Moderna– venían trabajando desde hace tiempo en ellas, aunque tuvieron que postergar su salida al mercado debido a la especificidad del virus causante de la pandemia.

Lo cierto es que el conflicto sigue su curso y, según informes de terceros con línea editorial favorable a Ucrania consultados para esta edición, Rusia continúa avanzando sin prisas pero sin pausas en Donetsk y Zaporizhia, lo que coincide con las declaraciones del Ministerio de Defensa reseñadas por la cadena china CNTG.

Señaló asimismo que Zelenski se reunió el martes con el primer ministro de Dinamarca, país que fungirá como financista de la reconstrucción de la red eléctrica del país, severamente dañada desde el otoño, cuando Moscú arreció sus ataques contra instalaciones estratégicas.

Este jueves se informó que la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, acudió a la capital ucraniana para ratificar el apoyo de la Unión Europea a Ucrania.

Aunque aún no está claro el objetivo real de la visita, pero en su opinión sí salta a la vista que Von der Leyen y otros altos jerarcas occidentales prefieren hacerse los desentendidos frente a mensajes como el que enviara el mandatario polaco Andrzej Duda a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, justo el día en que se celebra el 80 aniversario del fin de la batalla de Stalingrado: «Cuando los rusos se arrodillen hacia ti para firmar la paz, llévalos a Pereyaslav, déjalos firmar la paz contigo allí», sugirió Duda a Zelenski. Se refería a la ciudad en la que se firmó el tratado de incorporación de Ucrania a la Unión Soviética y que luego alojó un museo sobre la Gran Guerra Patria (Segunda Guerra Mundial).

Esta provocación pretende exacerbar las brechas entre rusos y ucranianos, así como alimentar todavía más el nacionalismo dentro de los dos países, en ascenso desde antes de la guerra y agudizado a raíz del conflicto, al tiempo que presenta la derrota de Rusia en el campo de batalla como la única salida posible.

Pérez Pirela insistió en este punto porque resulta evidente que toda la narrativa desplegada por el llamado Occidente colectivo apunta en la misma dirección: una victoria aplastante de la OTAN en Ucrania y una Rusia humillada que debe rendirse incondicionalmente ante su adversario.

«Esto es mentira. Si fuera verdad, Estados Unidos no habría salido de Afganistán, Iraq y el norte de Siria con el rabo entre las piernas. Rusia es una potencia nuclear, tiene más ojivas que toda la OTAN y no se va a dejar humillar».

Para fundamentar esta apreciación precisó que según se desprende de recientes declaraciones del canciller ruso, Serguéi Lavrov, el Kremlin está al corriente de esta pretensión occidental y actúa en consecuencia. En la misma línea, indicó que la guerra cesará cuando Estados Unidos deje de usar a Ucrania para preservar su hegemonía y advirtió que Rusia también está operando bajo la premisa de derrotar a Occidente en el campo de batalla.

Lavrov argumentó que Moscú se acogió a este esquema desde que el bloque liderado por Washington «obligó» a Zelenski a abandonar las negociaciones a finales de marzo 2022, cuando hubo una clara oportunidad de poner fin al conflicto por vía política.

La OTAN abre un nuevo frente en Asia y el Pacífico

Miguel Ángel Pérez Pirela es de la opinión de que la guerra proxy en Ucrania es el primer paso en una guerra de Estados Unidos contra China, que ya la superó en tecnología, comercio y población. Por este motivo, la Washington está usando a la OTAN para ir por Beijing y juega con fuego, porque si en Occidente piensan en décadas, los chinos piensan en siglos.

Sobre esto puntualizó que el creciente riesgo de enfrentamientos directos entre Rusia y la OTAN, no parece aminalar a la alianza militar, pues sus más recientes movimientos dan cuenta de la preparación de un escenario bélico en Asia Oriental, cuyo principal blanco es China.

El pasado fin de semana, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, inició una gira por Corea del Sur y Japón, socios globales del bloque, con el propósito de amarrar más ayuda financiera que permita sostener la guerra en Ucrania.

La primera parada del Stoltenberg fue Seúl. En un foro, el también exprimer ministro Noruego pidió al gobierno de Yoon Suk Yeol «intensificar el tema específico del apoyo militar». Luego, en reunión con el mandatario, presionó al país asiático para que abandone su política de no vender ni enviar armamento a países o zonas en guerra, tal como ya hicieron Alemania, Suecia y su natal Noruega.

A esto sumó que de acuerdo a un reporte de The Associated Pres, la oficina del presidente surcoreano confirmó que el funcionario atlantista puso sobre la mesa «el posible papel de la OTAN para disuadir a Corea del Norte de sus crecientes ambiciones nucleares luego de una cantidad sin precedentes de pruebas con misiles en 2022».

Pese a esto, no se comunicaron compromisos específicos y la visita pasó casi por debajo de la mesa para la mayoría de medios occidentales, al no conseguir el objetivo previsto. Pero a contrapelo de este silencio mediático, el analista trajo a colación el movimiento de la OTAN, que redobló su apuesta al acusar nuevamente a Corea del Norte de proveer armamento a Rusia para la guerra en Ucrania.

«La OTAN está preocupada por las imprudentes pruebas de misiles y los programas nucleares de Corea del Norte (…). [Además] está brindando apoyo militar a los esfuerzos de guerra rusos con cohetes y misiles», sostuvo Stoltenberg.

El gobierno de Corea del Norte, liderado por Kim Jon Un, respondió aireadamente a lo afirmado por Stoltenberg, acusando directamente al gobierno de Joe Biden de mentir para exacerbar la guerra en Ucrania.

A estos fines, citó el correspondiente comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular de Corea publicado en la agencia oficial KCNA.

«Esta vez, Estados Unidos volvió a sacar el infundado ‘rumor de negocios de armas entre Corea y Rusia’ en su necio intento de justificar el suministro de sus armamentos a Ucrania.

Es un acto ilegal cuestionar el legítimo derecho a la defensa nacional de un Estado soberano, pero, lo más imperdonable es el intento de manchar la imagen de la República Popular de Corea inventando lo que no ha ocurrido, lo que implica una grave provocación que nos obliga a reaccionar sin falta».

A su parecer, este fue el preámbulo del plato fuerte que se preparaba tras bambalinas: la visita a Corea del Sur del jefe del Pentágono, Llyod Austin, en la que anunció sin reparos que Estados Unidos estaba dispuesto a utilizar todos los medios disponibles, incluyendo ojivas nucleares, para «defender» a Seúl.

Para ahondar en esto, precisó que el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, aseguró este martes que la Casa Blanca está dispuesta a emplear armas nucleares para defender a Corea del Sur de un eventual ataque de su vecina Corea del Norte.

En una conferencia de prensa conjunta con su par surcoreano, Lee Jong Sup, el jefe del Pentágono aludió al «férreo» e «inquebrantable» compromiso de Washington con la seguridad de Seúl, tras aparentes «dudas» del respaldo de Estados Unidos surgidas en medio de una nueva ola de tensiones con Pyongyang.

«Eso incluye toda la gama de capacidades de defensa de Estados Unidos, incluidas nuestras capacidades convencionales, nucleares y de defensa antimisiles», dijo Austin, al tiempo que destacó que los 28.500 soldados estadounidenses desplegados en territorio surcoreano, demostraban su «compromiso inquebrantable».

La provocación estadounidense fue replicada este jueves por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte, que advirtió a Washington que el país responderá de la manera «más dura» a cualquier iniciativa militar hostil, guiándose por el principio «bomba nuclear por bomba nuclear».

«Los Estados Unidos hablan de bomba nuclear y Corea del Norte se los está diciendo directamente: ‘bomba nuclear por bomba nuclear’. El tono ha subido mucho entre 2022 y 2023 y estamos escuchando frases que eran inimaginables hace unos años. Los países se amenazan sin más con lanzarse armas nucleares.

Todo esto está sucediendo por culpa de la OTAN, es decir, de Estados Unidos, que está tratando de reanimar su moribunda economía con la guerra en Ucrania, que es para robar el mercado de Europa, para frenar a Rusia e ir por China», agregó.

China, en su opinión, el actor más relevante para Occidente en medio de esta diatriba, también emitió ásperas declaraciones en contra de Washington por difundir la falsa especie de que las compañías chinas están ayudando a financiar los esfuerzos bélicos de Rusia.

De manera similar a como hiciera el gobierno de Kim, Beijing devolvió la pelota a Estados Unidos y lo sindicó de ser «el culpable y el mayor contribuyente» de la guerra en Ucrania, al tiempo que aseguró que no se quedaría «de brazos cruzados» mientras Washington sancionaba a sus compañías.

Pérez Pirela destacó que si la visita de Stoltenberg a Corea del Sur apenas acaparó grandes titulares, su paso por Japón sí fue ampliamente reseñado, pues el gobierno de Fumio Kishida se plegó sin problemas a la agenda guerrerista avanzada por la OTAN en el Pacífico.

Este martes, el ministro de Asuntos Exteriores nipón, Yoshimasa Hayashi, se pronunció a favor de mantener y ampliar las medidas coercitivas unilaterales contra Rusia, así como de cooperar con las iniciativas del bloque militar en el Indopacífico, lo que en términos prácticos implica cuando menos servir como muro de contención de China en la región.

«Es decir, Japón se bajó los pantalones, una consecuencia de haber perdido la Segunda Guerra Mundial. Vean lo que está pasando con Alemania. Es evidente que los Estados Unidos está yendo hacia China y Ucrania es solo un paso para ello», analizó.

Para profundizar esta tesis, recuperó las declaraciones de Kishida: «Confirmamos elevar aún más la cooperación entre Japón y la OTAN para mantener un orden internacional libre, abierto y basado en reglas», a lo que añadió que el funcionario japonés expresó su preocupación por el creciente acercamiento entre Moscú y Beijing.

De su parte, el jefe de la Alianza Atlántica apeló al discurso del miedo, al deslizar que el conflicto en el Este de Europa podría replicarse en Asia Oriental y otra vez presentó la derrota de Rusia en el campo de batalla como la única opción posible a la crisis en Ucrania.

«Estamos de acuerdo en que la seguridad transatlántica y del Indopacífico están profundamente interconectadas. Lo que sucede en la región es importante para la OTAN y lo que pasa en Europa es importante para ustedes.

Si el presidente Putin gana en Ucrania, esto enviaría el mensaje de que los regímenes autoritarios pueden lograr sus objetivos a través de la fuerza bruta. Esto es peligroso. Beijing está observando de cerca y aprendiendo lecciones que pueden influir en sus decisiones futuras», citó el especialista un extracto de las declaraciones que ofreciera Stoltenberg desde Tokio.

Pese a estos comentarios insidiosos, en los que se pretende mostrar a China como una potencia agresora de sus vecinos, el funcionario se vio obligado a matizar lo expresado, al indicar que el gigante asiático es más un «desafío» que un «adversario» para los intereses del así llamado Occidente colectivo, indicó.

Para cerrar este tema, comentó que Mao Ning, vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, denunció que la OTAN estaba expandiendo su área tradicional de influencia por medio de nuevas alianzas con sus socios en la región del Asia-Pacífico, en un intento por crear amenazas contra Beijing, al tiempo que advirtió que el gobierno de Xi Jinping y otras naciones vigilarían de cerca estos movimientos y contrastó este proceder guerrerista con el de su país, al que caracterizó como «una fuerza de estabilidad y paz global».

Europa arrinconada por las sanciones contra Rusia

En otra arista del conflicto global entre la OTAN y Rusia, Pérez Pirela analizó la dura situación que atraviesa Europa por las sanciones que ha impuesto a Rusia, pues el último paquete contra los hidrocarburos rusos impuesto por la Unión Europea ha puesto al bloque en una posición muy comprometida, porque debe hacer frente tanto a las contramedidas impulsadas por Moscú como a las decisiones que se han adoptado en el seno de la OPEP+ –de la que Rusia forma parte– para estabilizar el mercado de crudo.

Sobre esto detalló que se había anunciado que la nueva ronda de restricciones, que implica topes de precios para el petróleo y la gasolina de origen ruso, entraría en vigor el próximo 5 de febrero, pero a tres días de la fecha límite, el grupo de los 27 todavía no se ha puesto de acuerdo.

En particular, precisó, ahora mismo se debate en torno a la propuesta de la Comisión Europea, que sugiere elevar a 100 dólares por barril el precio de venta del crudo siberiano en los mercados internacionales e indicó que Alemania ha sido el principal impulsor de esta iniciativa, pues a pesar de su muy publicitada desconexión casi total de la energía rusa en poco menos de un año, su economía ha sufrido los peores embates de la decisión.

Noruega, país miembro de la OTAN pero no de la Unión Europea y devenido en proveedor de primera línea de hidrocarburos para los países que antes los obtenían de Rusia, también está en el foco de las críticas porque Polonia le acusa de sacar provecho de la crisis, según recoge un despacho de la AFP de este miércoles.

En una entrevista con la agencia francesa consultada para esta edición de Desde Donde Sea, el premier noruego, Jonas Gahr Store, rechazó «categóricamente» las acusaciones polacas y ratificó que su administración planea presentar un «paquete de ayuda plurianual» para Ucrania y otros países afectados por la guerra.

A esto se añadió que este 2 de febrero entró en vigor una contramedida de Rusia, destinada a prohibir transacciones que involucren a sus hidrocarburos en los países que decidan acogerse a los límites de precios impuestos por Bruselas y secundados por los Estados Unidos.

Según se reporta en una nota de LaIguana.TV aparecida con el título: «Ya entraron en vigor las contramedidas rusas sobre el tope al precio del petróleo: ¿Qué prohíben?», este miércoles entró en vigencia el decreto del presidente de Rusia, Vladímir Putin en el que se prohíbe vender crudo a cualquier país o compañía que pretenda imponer un precio máximo de venta, salvo que el propio mandatario lo autorice.

Medios rusos reseñaron estas restricciones se extenderán hasta el venidero 1 de julio y se justifican en razón de las acciones «inamistosas y contrarias al derecho internacional» emprendidas por Estados Unidos y sus aliados para proteger sus intereses nacionales.

En paralelo, indicó, la Comisión Interministerial Monitoreo Conjunto de la OPEP+ acordó este miércoles mantener los niveles de producción establecidos a finales de 2022, que implican un recorte de la oferta diaria en dos millones de barriles a partir del máximo de agosto de 2022, al menos hasta mediados del año en curso.

«Los miembros del JMMC confirmaron su apego a la declaración sobre la cooperación [pacto de la OPEP+] que estará en vigor hasta finales de 2023 en la forma en que fue consensuada en la 33 Reunión Ministerial de la OPEP y no OPEP el 5 de octubre de 2022, y llamaron a los países participantes a cumplir el pacto», se lee en el correspondiente comunicado oficial.

Sin embargo, Pérez Pirela advirtió que de lo anterior no debería interpretarse que el mercado de crudo –y por extensión, el de sus derivados– está bajo control. Más bien es lo opuesto, porque esta decisión de los grandes productores fue tomada en respuesta a las sanciones de Europa contra Rusia, como manifestara el ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck el Aissami.

En este orden relató que en su intervención durante 47° Reunión del Comité Ministerial de Monitoreo Conjunto (JMMC) de la OPEP+, el funcionario venezolano destacó que hay signos de recuperación de la demanda energética a nivel mundial, especialmente en China, pero esto coexiste con la inflación generalizada, las sanciones y las recesiones económicas, por lo que es imposible cantar victoria.

«Acaban de establecer o están anunciando medidas sancionatorias contra Rusia, un socio nuestro de la OPEP+, importante productor de energía, crudo, gas, y eso también afecta y perturba dramáticamente el mercado global», expresó El Aissami en alusión a las restricciones europeas que deberían entrar en vigor el próximo domingo.

Los coletazos de esta pretensión de imponer límites de precios al segundo exportador de crudo del mundo, podrían alcanzar incluso a la costa este de los Estados Unidos, como refiere un informe de Bloomberg aparecido este lunes, que el analista procedió a comentar.

Gran parte de la costa este de los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York, corre el riesgo de sufrir escasez de combustible en el verano boreal, en razón de la entrada en vigor del embargo a las importaciones de derivados del petróleo procedentes de Rusia en la Unión Europea (UE), advierte Bloomberg.

En el trabajo periodístico se detalla que la disminución drástica de la oferta en los países del bloque comunitario podría «agotar las reservas de las que depende el país norteamericano, las cuales se encuentran en su nivel más bajo en casi una década», a lo que se suma «el intenso mantenimiento invernal» al que son sometidas las refinerías, otro factor de disminución.

La agencia estadounidense explica que esta medida restrictiva, que empezará a regir en la UE el próximo 5 de febrero, «ejercerá presión sobre el suministro de crudo en la región, limitando la cantidad de combustible que el bloque puede producir para sí mismo o para enviarlo a Estados Unidos».

América Latina, zona de paz

La extensión de los efectos de la guerra en Ucrania a los Estados Unidos le dio pie al comunicador para entrar en uno de los temas más importantes de esta edición de Desde Donde Sea: la respuesta de América Latina a la pretensión de la Unión Europea en implicarla en el conflicto.

En concreto, indicó que el pasado fin de semana, el canciller alemán, Olaf Scholz, emprendió una gira oficial que lo llevó a tres países de América del Sur: Argentina, Chile y Brasil, cuyos objetivos declarados fueron la lucha contra el cambio climático, el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, la explotación de litio y el estrechamiento de lazos bilaterales.

No obstante, acotó, como suele suceder en estos casos, además de la agenda oficial, en paralelo se discuten otros asuntos, acaso los más centrales. En particular, Scholz pidió apoyo para Ucrania pero ello derivó en un rotundo fracaso, porque ninguno de los tres presidentes accedió a sus peticiones.

A su juicio, conviene ahondar en las razones que explican esta posición compartida y comenzó por Argentina, porque su presidente, Alberto Fernández, afirmó el pasado 28 de enero que ni su país ni América Latina piensan enviar armas «ni a Ucrania ni a ningún otro lugar en conflicto».

En una rueda de prensa conjunta con el canciller de Alemania, Olaf Scholz, Fernández destacó su preocupación por el conflicto en el este Europa, pues «trae consecuencias económicas negativas en todo el mundo y presenta nuevos desafíos».

«Le planteé al canciller mi preocupación y mi deseo de cómo poder abordar una solución al conflicto. Yo no puedo opinar sobre decisiones que otros países toman. Lo que sí es seguro es que el canciller y yo, lo que más deseamos es que la paz se recupere cuanto antes», manifestó el mandatario argentino.

En Chile, cuyo presidente, Gabriel Boric, se ha aprestado a condenar «la invasión rusa de Ucrania» (aunque su Cancillería se ha inscrito en la política regional de neutralidad en los conflictos internacionales), los resultados de Berlín tampoco fueron satisfactorios.

Pérez Pirela puntualizó que si bien Boric reiteró sus señalamientos en contra de Rusia, sostuvo que Santiago considera que deben establecerse mecanismos diplomáticos para resolver la crisis y destacó que la región puede jugar un papel importante a tales efectos.

Conforme a lo esperado, el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ratificó que no colaborará para la exacerbación de la guerra en modo alguno y enfatizó que «Brasil es un país de paz».

A esto sumó que aunque las negociaciones no figuran en la agenda de la OTAN y el Kremlin, Da Silva acompañó su negativa de una propuesta: la creación de un grupo de países que puedan fungir como mediadores y avanzó que aparte de Brasil, China e India podrían ser otros miembros.

En adenda, el también director de LaIguana.TV mencionó que en medio de esta situación, el gobierno argentino intentó capitalizar la crisis energética europea y dejó sobre la mesa la posibilidad de abastecer de gas a Europa, de acuerdo con declaraciones ofrecidas este lunes por el presidente Alberto Fernández.

En una jornada de trabajo, el mandatario afirmó que Buenos Aires podría convertirse en un proveedor seguro de gas natural en tierras europeas y suplir el vacío que dejó Rusia y sostuvo que la propuesta ya había sido discutida con el presidente del Consejo de Europa, Charles Michel.

A modo de contexto indicó que esta nueva oferta se suma a la que hiciera el gobierno venezolano meses atrás y que no ha recibido una respuesta oficial por parte de Bruselas, vistas las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos sobre la estatal Petróleos de Venezuela y que le impiden a las partes suscribir acuerdos sin la autorización de Washington.

Francia y el Reino Unido en el caos social: análisis más allá de la guerra en Ucrania

Para cerrar la emisión, Pérez Pirela aportó una análisis del caos social que sacude a Francia y al Reino Unido, pues desde hace varios meses, ciudadanos esos dos países han protagonizado multitudinarias protestas en reclamo del creciente deterioro de sus condiciones de vida y a la incapacidad de los gobiernos de Rishi Sunak y Emmanuel Macron para atender las demandas sociales.

En su opinión, aunque es cierto que Londres y París han destinado cuantiosos recursos para sostener la guerra en Ucrania y que el conflicto ha golpeado sus economías, el malestar está mucho más relacionado con el colapso del modelo neoliberal y con las decisiones que se han tomado para mantenerlo a flote.

Este martes, los poderosos sindicatos franceses convocaron por segunda semana consecutiva a una huelga general de sectores estratégicos que paralizó a gran parte del país. ¿El motivo? Una férrea oposición a la reforma de la ley de pensiones propuesta por Macron.

El instrumento plantea un incremento en la edad mínima de jubilación desde los 62 a los 64 años, la cotización en la seguridad social durante 43 años ininterrumpidos para recibir una pensión completa, con la posibilidad de recibir este mismo beneficio en caso de jubilarse a los 67 años, independientemente de si la persona trabajó esos 43 años.

«Cuando uno lee la letra pequeña de la reforma, lo que quiere Macron es que la gente se jubile a los 67 años», puntualizó.

A modo de contexto refirió que en declaraciones ofrecidas a principios de enero, la primera ministra Elisabeth Borne defendió el proyecto, pues a su juicio está «mejor adaptado» a la realidad de quienes desarrollan carreras largas, «de modo que nadie que haya empezado a trabajar pronto esté obligado a trabajar más de 44 años».

Asimismo, destacó, la iniciativa del Ejecutivo francés elimina de un plumazo los regímenes especiales de pensiones que el Estado francés suscribió en su día con los trabajadores de ciertas empresas estratégicas y con gremios como militares y transportistas de la red pública.

De acuerdo con el informe de la agencia EFE, la convocatoria fue un éxito entre los ferroviarios, los docentes y los empleados del sector petrolero. El gobierno admitió que unas 400.000 personas se plegaron a la huelga, mientras que los organizadores reivindicaron 500.000.

Para ahondar en el análisis refirió que desde hace unas dos décadas, el país galo ha venido desmantelando gradualmente su otrora ejemplar Estado de bienestar, al reducir el financiamiento público en áreas clave como educación, vivienda y salud, al tiempo que los salarios han sufrido visibles estancamientos e incluso retrocesos, si se analizan los montos en términos reales.

Acotó que aunque antes advirtió que la guerra en Ucrania no era la causa tras estas protestas masivas, eso no quiere decir que el escenario bélico no esté jugando un papel importante, pues en un contexto de alta inflación para los estándares europeos y de retroceso económico, la manera en la que se usan los recursos públicos está sometida a más escrutinio que nunca.

De ahí que, a su parecer, no resulte descabellado que algunos analistas señalen que Francia y otros países europeos han optado por incrementar su gasto militar y reducir su inversión social, pero en el marco del fracaso del modelo neoliberal. Y en el caso particular francés, se suma la imposibilidad de continuar extrayendo riquezas a manos llenas de sus otrora colonias africanas, de donde la antigua metrópoli incluso ha sido expulsada abiertamente.

Pero si la situación de Francia parece seria, en tanto las protestas dan cuenta de una crisis estructural, en su opinión, la del Reino Unido es todavía peor, pues a las ya conocidas demandas por mejores condiciones de vida, se añade una amenaza que no se cierne sobre París: la secesión.

Para ahondar en este tema, reseñó el artículo de LaIguana.TV Escuelas cerradas y trenes paralizados: Reino Unido registra la mayor jornada de huelga en 11 años, pues este miércoles, el Reino Unido vivió lo que ha sido catalogado como la mayor jornada de huelga de los últimos once años, tras la paralización masiva de escuelas, trenes y gran parte de la administración pública en procura de mejores condiciones laborales y reivindicaciones salariales.

De acuerdo con un reporte previo difundido teleSUR, los convocantes aseguraron que unas 20.000 escuelas de Inglaterra y Gales se verían afectadas por la huelga de este 1 de febrero, que ya tiene otras jornadas anunciadas para el resto de este mes y del siguiente.

También se conoció que los maquinistas de más de una docena de compañías ferroviarias, empleados de unas 150 universidades y cerca de 100.000 funcionarios se plegaron al conflicto inicialmente convocado por profesores de educación básica y media.

El analista puntualizó que aunque las demandas son variadas, el objetivo que los aglutina es exigir al gobierno del conservador Sunak un alza en los salarios que compense la inflación, que en 2022 superó el 10 %.

Señaló asimismo que como en el caso de Francia, una primera apreciación podría inducir a pensar que los efectos económicos de la guerra en Ucrania son responsables de la inflación y de la crisis británica, pero una mirada más detallada permite concluir que este factor, sin llegar a ser despreciable, no es la causa fundamental, pues en su opinión, esta no es otra que el Brexit, es decir, a la separación del país de la Unión Europea, que se concretó a finales de 2020, justo cuando la pandemia había golpeado duramente la economía global.

A efectos de fundamentar esta apreciación, comentó un reporte elaborado por Radio Televisión Española a propósito del tercer aniversario de la ruptura entre Londres y Bruselas, en el que se puntualiza que la inflación está en 10,5 %, su peor registro en cuatro décadas, al tiempo que el Fondo Monetario Internacional pronostica que este año, el país será el único del G7 que experimente un crecimiento económico negativo.

Expertos reseñados en el informe sostienen que al menos dos puntos de la inflación son directamente atribuibles al Breixit y también aseguran que este es la causa real del retroceso del Producto Interno Bruto (PIB) británico, a lo que se agrega que el Reino Unido tampoco ha logrado cumplir con la promesa de fortalecer su comercio internacional, pues desde que cesó su participación en la Unión Europea, solo ha suscrito tres tratados de libre comercio y con el agravante de que sus socios son dos antiguas colonias: Australia y Nueva Zelanda.

Una encuesta realizada en noviembre de 2022 indica que solo 12 % de los entrevistados considera que el Brexit fue beneficioso para el país, mientras que el 58 % valora que fue una mala o muy mala decisión.

Del mismo modo, el divorcio de Bruselas ha traído consigo una escasez hasta ahora ingestionable de trabajadores sanitarios, agricultores y conductores de camiones, lo que se ha traducido en desabastecimientos cíclicos y precariedades que no se veían desde finales de la Segunda Guerra Mundial y que resultan incomprensibles para la mayor parte de los ciudadanos.

Sin embargo, en criterio de Pérez Pirela, el efecto más peligroso se ha producido en el ámbito político. El Brexit, que se aprobó en un disputado referéndum celebrado en 2016, nunca gozó del respaldo de la mayoría de escoceses, norirlandeses y galeses, un hecho que ha acrecentado las diferencias con el gobierno central en Londres y ha avivado los nacionalismos.

Irlanda del Norte permanece sin gobierno desde mayo de 2022 porque el partido unionista –afín a permanecer dentro del Reino Unido– mostró su insatisfacción por los términos acordados para la separación de Bruselas, lo que ha su vez ha incrementado las ansias de independencia entre la hasta ahora importante minoría católica del país, proclive a unirse con Irlanda.

En Gales, continuó relatando, los nacionalistas vienen ganando terreno, pero sin constituir todavía un bloque suficientemente poderoso como para representar una amenaza directa a la integridad territorial del país, como sí sucede en Escocia, donde el Partido Nacional Escocés domina el Parlamento desde 2007.

La formación, encabezada actualmente por la primera ministra Nicola Sturgeon, ha manifestado su interés de celebrar a fines de 2023 un referéndum para decidir su permanencia en el Reino Unido, una demanda que se acrecentó tras el triunfo del Brexit en 2016.

La Corte Superior de Reino Unido analiza la legalidad de esta resolución. El argumento que se esgrime es que el pueblo escocés ya fue consultado en 2014 sobre este tema y la mayoría (55,42 %) optó por mantenerse como un país regido por Londres.

Empero, en una década, la realidad escocesa ha cambiado sustancialmente. Diversos sondeos indican que la mayoría no solo quiere la independencia, sino que desea que Escocia forme parte de la Unión Europea, tal y como expresaran las cientos de personas que se congregaron en Edimburgo la noche de este martes, cuando se celebraba el tercer aniversario del Breixit.

«Movido el mundo, movido el planeta, una guerra que se está extendiendo, que no es más que un paso para ir a China, Latinoamérica que no quiere ir a la guerra… Todo se está moviendo», dijo para concluir.

(LaIguana.TV)