El colapso de varios bancos estadounidenses en la última semana motivó Miguel Ángel Pérez Pirela a preguntarse si estos eventos pueden calificarse como un efecto de rebote de las sanciones que el así llamado Occidente colectivo contra la economía rusa.

Así, en la más reciente edición de su programa Desde Donde Sea, el presentador apuntó que la inesperada quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), el cierre del Signature Bank y el desplome de las acciones del First Republic Bank y el Western Alliance Bank Corporation encendieron las alarmas en Wall Street y el resto bolsas de valores del norte global, al interpretarse como el primer signo de una crisis financiera a gran escala a punto de estallar.

Puntualizó que aunque estos eventos podrían tener importantes consecuencias dentro y fuera de Estados Unidos, inicialmente el tema recibió una cobertura discreta en los grandes medios de índole generalista, que prefirieron priorizar la agenda informativa en torno a Ucrania, Georgia y casi cualquier otro asunto, en lugar de profundizar en sus causas.

Señaló que a juzgar por los análisis de la prensa especializada y de comentaristas familiarizados con estos temas, la quiebra del banco californiano, donde muchas tecnológicas asentadas en Silicon Valley mantenían depósitos y líneas de crédito, relacionan directamente el hecho con la política antiinflacionaria adoptada por el Departamento del Tesoro.

A pesar de los intentos de Washington por tranquilizar los mercados financieros, al otro lado del Atlántico ya empiezan a sentirse los coletazos de la quiebra del Silicon Valley Bank, con la diferencia de que la entidad a punto de hundirse es Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza y uno de los titanes del ramo.

El analista refirió que también se han computado caídas en los precios del petróleo –las primeras desde 2021– y otras materias primas esenciales, lo que amenaza con encarecer todavía más el resto de las mercancías, en un contexto de alta inflación mundial derivada de las sanciones impuestas a Rusia.

Lo que dice el incidente del dron entre EEUU y Rusia de la guerra en Ucrania

Pero antes de ahondar en este complejo tema, se permitió aludir a lo que muchos han considerado como primer choque directo entre Estados Unidos y Rusia en el marco de la guerra subsidiaria que se libra en Ucrania, por que nos da indicios de la actuación de Washington y Moscú ante un escenario de guerra abierta: el incidente que involucró a un dron estadounidense y a un caza ruso en aguas del Mar Negro, muy cerca de las fronteras de Rusia y muy lejos de las estadounidenses.

«Como lo hizo en la Segunda Mundial, Estados Unidos aúpa y alienta guerras muy lejos de sus fronteras. En este caso, la primera víctima es su nuevo patio trasero: Europa», acotó, antes de profundizar en esta noticia, que LaIguana.TV recogió bajo el título: «¿Qué hacía un dron gringo sobre el espacio aéreo del Mar Negro?: Esto dice embajador ruso».

A este respecto detalló que el embajador de Rusia en los Estados Unidos, Anatoli Antónov, rechazó este martes la presencia de aviones, drones y barcos de factura estadounidenses cerca de las fronteras rusas.

«¿Qué están haciendo [drones estadounidenses] a miles de kilómetros de Estados Unidos? La respuesta es obvia: están recopilando información de inteligencia, que luego utiliza el régimen de Kiev para atacar a nuestras Fuerzas Armadas y nuestro territorio», dijo el diplomático a la prensa, al ser inquirido sobre la incursión del dron MQ-9 Reaper de la Fuerza Aérea de Estados Unidos sobre el espacio aéreo del Mar Negro.

No sin sarcasmo, Antónov preguntó cuál sería la reacción de Estados Unidos si «un dron ruso apareciera cerca de Nueva York o San Francisco». «Estoy seguro de que el Ejército estadounidense actuaría de forma inflexible, sin permitir una ‘brecha’ en su espacio aéreo o marítimo», aseveró.

El comunicador indicó que mientras Rusia cuestionaba la presencia de artefactos bélicos estadounidenses cerca de sus fronteras, Washington y la prensa hegemónica acusaban al Kremlin de derribar el dron, que en sus dichos, volaba en aguas internacionales.

Un video difundido por el Departamento de Defensa da cuenta del momento en el que un caza ruso encara a la aeronave no tripulada con un chorro de combustible. Desde Estados Unidos se dijo que la maniobra dañó la hélice del aparato y forzó su derribo, mientras que el Kremlin negó fehacientemente esta versión.

Pérez Pirela mencionó que el acontecimiento añadió tensiones en las ya muy deterioradas relaciones rusoestadounidenses e incluso se valoró como un eventual ‘casus belli’, pues las duras e incluso agresivas declaraciones que se produjeron tras el reporte del incidente, no ayudaron a tranquilizar a nadie.

En este orden comentó que del lado ruso, el canciller Serguéi Lavrov se sumó a lo expresado por su embajador en Washington y calificó como «desafiante» la incursión del dron estadounidense en aguas del Mar Negro.

«Ellos [Estados Unidos] ignoran completamente el hecho de que tras el inicio de la operación militar especial, nuestros militares declararon las áreas relevantes del Mar Negro adyacentes en ciertos lugares como zonas de estatus restringido para el uso de cualquier aeronave», declaró el diplomático.

Lavrov sostuvo que esta maniobra «desafiante» sugería que la parte estadounidense estaba interesada en incitar la confrontación y echaba a bajo su narrativa de que son una potencia responsable que tiene interés en mantener la estabilidad estratégica.

El canciller ruso puntualizó que «cualquier incidente que provoque un enfrentamiento entre dos grandes potencias, dos potencias nucleares, las mayores del mundo, siempre conlleva riesgos muy graves. Ellos [Estados Unidos] no pueden dejar de entenderlo».

El especialista indicó que posteriormente se informó de una conversación telefónica entre el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin.

En el comunicado difundido por la cartera de Defensa de Rusia tras el intercambio, se indicó que el derrumbe del dron fue causado por «las acciones estadounidenses de incumplimiento de la zona de restricción de vuelo» establecida por Moscú tras el inicio de la guerra, así como por «el aumento de las actividades de reconocimiento contra los intereses de Rusia».

En la misma línea, el militar ruso tachó de «provocadora» la presencia de drones estadounidenses frente a las costas de Crimea que podría conducir a una escalada del conflicto en la zona del Mar Negro, algo que, subrayó, la parte rusa no desea.

Shoigú también apuntó que las dos principales potencias nucleares deben «actuar de la forma más responsable posible», lo que supone «mantener canales de comunicación militar para discutir cualquier situación de crisis».

Esto último fue también respaldado por Austin en su comparecencia ante la prensa tras la conversación, aunque también mantuvo su versión y advirtió que Estados Unidos continuaría sus maniobras en la zona.

«Todo esto nos hace ver al territorio ucraniano como un medio y no como un fin en sí mismo, Ucrania está siendo usada como carne de cañón para un conflicto mucho mayor, pero con un señor [Volodímir] Zelenski que está está entregando a su país a intereses que trascienden a los internos.

En todo caso, mucho bla, bla bla, mucha retórica y poco interés en una guerra directa entre potencias, cosa que celebramos, porque sería gravísimo que se enfrentaran entre sí. Esto se parece mucho a la Guerra Fría», opinó Pérez Pirela.

Por ello, insistió, más allá de las retóricas de micrófono, el devenir de los acontecimientos dejó claro que, al menos de momento, las dos potencias no están interesadas en embarcarse en una confrontación directa, pues este incidente pudo haber sido perfectamente la chispa que enciende la pradera y, por fortuna, eso no sucedió.

No obstante, de lo anterior también desprendió que las partes mantendrán sin variaciones su política en las aguas del Mar Negro, lo que podría dar lugar a nuevos incidentes, acaso sin un final tan afortunado como el que presenciamos esta semana.

«Por menos que esto habría comenzado la Tercera Guerra Mundial, pero las partes no lo quieren», enfatizó.

Sistema bancario de EEUU en la cuerda floja

Entrando en materia sobre el tema principal de la emisión, recordó que el pasado 10 de marzo, las autoridades financieras de Estados Unidos anunciaron la intervención del Silicon Valley Bank, el decimosexto en tamaño de todo el sistema financiero del país.

En concreto, abundó, el Departamento de Protección Financiera e Innovación de California (DFPI, por sus siglas en inglés) cerró el Silicon Valley Bank y designó a la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) como depositario de los fondos del banco.

De acuerdo con la reseña que hiciera la Agence France Presse (AFP), el Silicon Valley Bank, que está en operación desde la década de 1980, fue presa de una «repentina» falta de liquidez ocasionada por una venta fallida de bonos del Tesoro estadounidense y de retiros masivos, que ascendieron a 42.000 millones de dólares en solo 24 horas.

El presentador precisó que las autoridades indicaron que la medida de intervención pretende proteger los depósitos de los clientes –que para el momento del colapso sumaban más de 263.400 millones de dólares– y anunciaron que las 17 sucursales de la entidad reabrirían el lunes 13 bajo el control de una instancia ‘ad hoc’ creada específicamente para atender la crisis.

Aunque las agencias federales recordaron que todos los depósitos inferiores a 250.000 dólares están protegidos, luego se vieron obligadas a extender la cobertura a todos los cuentahabientes, pues rápidamente quedó claro que la mayor parte de los clientes había depositado montos muy superiores.

Pese a estos anuncios, en Wall Street se sintieron de inmediato los efectos de la quiebra bancaria –la peor desde 2008, cuando se vino abajo Washington Mutual– y rápidamente se extendieron los temores de «contagio», incluso fuera de las fronteras estadounidenses.

Para ahondar en estos presagios, refirió que una compilación de apreciaciones de expertos publicada por Bloomberg este lunes refleja esa preocupación, aunque también hay quien supone que se trata de una situación puntual que podría superarse en el corto plazo sin mayores consecuencias para la economía global.

Destacó asimismo que las expectativas negativas no cesaron ni siquiera durante el fin de semana. El domingo, los periodistas interpelaron sobre el tema a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. La funcionaria aseguró que la administración Biden no usará fondos públicos para rescatar al Silicon Valley Bank, aunque advirtió que su equipo trabaja para «evitar un contagio financiero».

Ante esto, comentó, el propio Joe Biden se dirigió a la prensa a primera hora de la mañana de este lunes, con el objetivo de «tranquilizar» los mercados antes de que iniciara operaciones la bolsa de Nueva York.

En su breve comparecencia, Biden remarcó que los depósitos de los clientes estarían garantizados con un fondo de rescate financiado por los propios bancos y no con recursos de los contribuyentes, pero descartó el auxilio a inversionistas, pues en su decir, ellos «asumieron el riesgo» cuando se embarcaron en transas con la colapsada entidad.

Desde su punto de vista, al expresarse de este modo, Biden trataba de quitarse de encima las críticas que sufrió la administración Obama en 2008, cuando destinó fondos federales para salvar bancos, al tiempo que dejó en la calle a cientos de miles de personas, que de un día para otro perdieron no solo sus ahorros, sino sus viviendas, por la así llamada crisis de las hipotecas.

«El premio Nobel de la Paz Obama prefirió salvar el dinero de los bancos y no el dinero de los ciudadanos», fustigó.

Adicionalmente, el mandatario comunicó que los directivos del banco serían despedidos, aseguró que el sistema bancario estadounidense era sólido y descartó una crisis bancaria, aunque para despecho de los presentes, no ofreció ningún detalle acerca de los mecanismos específicos que implementaría su administración para prevenir o contener el caos.

El comunicador puntualizó que aunque se esperaba que estas declaraciones impactaran positivamente en los mercados, la falta de precisiones y la negativa de Biden a responder a las preguntas de los medios, generaron el efecto opuesto y los principales indicadores financieros de Wall Street abrieron a la baja.

A su parecer, tampoco parece haber ayudado que el domingo, en pleno fin de semana, se anunciara el cierre del neoyorquino Signature Bank, asociado a las transacciones con criptomonedas vinculadas al sector tecnológico.

«California, Silicon Valley están en el ojo del huracán. Recuérdese que en los últimos meses las grandes tecnológicas han ‘botado’ –despedido– a miles de trabajadores y ahora se suma la quiebra del Silicon Valley Bank y otro banco asociado a las criptomonedas. El sector está en una debacle», apuntó.

Con el propósito de ofrecer detalles a la audiencia relató que reguladores estatales estadounidenses cerraron el domingo el Signature Bank, una entidad con sede en Nueva York, apenas dos días después de que el Silicon Valley Bank protagonizara la mayor quiebra bancaria desde la crisis financiera de 2008, que según cálculos de los especialistas, esta sería la tercera en tamaño dentro de la historia reciente de los Estados Unidos.

En un comunicado conjunto suscrito por el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) se puntualizó que «todos los depositantes de esta institución serán indemnizados» y se subrayó que «al igual que con la resolución de Silicon Valley Bank, el contribuyente no sufrirá pérdidas».

Sobre este tema, la agencia Reuters precisó que, en adelante, el Signature Bank estará administrado por el Departamento de Servicios Financieros de Nueva York (DFS, por sus siglas en inglés) y la FDIC. Explicó asimismo que esta última instancia aseguró que la entidad sucesora del Signature Bank permitiría que los clientes comenzaran a retirar su dinero desde el mismo 13 de marzo y absorbería toda la cartera.

De su lado, el regulador estatal neoyorquino indicó que «está en estrecho contacto con todas las entidades reguladas a la luz de los acontecimientos del mercado, monitorea las tendencias del mercado y colabora estrechamente con otros reguladores estatales y federales para proteger a los consumidores, garantizar la salud de las entidades que regulamos y preservar la estabilidad del sistema financiero global».

Para cerrar la descripción señaló que al 31 de diciembre de 2022, el malogrado banco tenía aproximadamente 110.360 millones de dólares en activos totales y 88.590 millones de dólares en depósitos.

Antes de que las autoridades estadounidenses anunciaran las medidas que tomarían para atender el colapso del Silicon Valley Bank, decenas de personas hacían fila bajo la lluvia para retirar su dinero del First Republic Bank, como se recoge en el trabajo de LaIguana.TV intitulado: «Terror financiero en EEUU: Decenas de personas hacen colas en banco gringo para retirar sus ahorros (+Videos)».

Agencias especializadas como Reuters y medios locales comunicaron que el pasado 11 de marzo, varias decenas de personas se formaron frente a una sucursal del First Bank al sur del estado de California para retirar su dinero, ante el temor de que la institución financiera sufriera el mismo destino que el Silicon Valley Bank.

En la jornada previa, explicó, las acciones del First Bank se habían desplomado 15 % y acumularon pérdidas semanales en el orden del 34 %. Esto, sumado a que el banco con sede en San Francisco depende de los depósitos de su clientela adinerada para mantenerse a flote, hizo que se acrecentaran los rumores de quiebra.

Al cierre de esta investigación, no se ha producido la temida corrida bancaria ni se ha anunciado la quiebra o la intervención del First Bank por parte de las autoridades financieras.

Pérez Pirela acotó que, sin embargo, se informó que sus acciones se desplomaron este jueves 35 %, lo que se tradujo en una suspensión de sus cotizaciones en bolsa, un dictamen que también alcanzó al Western Alliance, salpicado por rumores de quiebra desde la semana anterior.

The Wall Street Journal publicó que el gobierno de Joe Biden y grandes bancos como Citi o Bank of America trabajan en un plan de rescate para First Bank, pero las partes involucradas no confirmaron la especie. Tampoco está del todo claro si First Bank y Western Alliance forman parte de las entidades que el Departamento del Tesoro «monitorea muy cuidadosamente» desde la quiebra del Silicon Valley Bank.

En otro ángulo de la situación, el especialista comentó que los fallidos intentos tranquilizadores de la Casa Blanca fueron convenientemente aprovechados por el expresidente y actual candidato a la reelección Donald Trump, quien aprovechó el alboroto, la conmoción y la incertidumbre para lanzar oscuros vaticinios acerca del destino de su país.

En particular, refirió, Trump aprovechó la conmoción que generó la sorpresiva quiebra de dos bancos para arremeter contra su sucesor, Joe Biden, al que responsabilizó por la complicada situación económica y acusó de conducir al país a una situación peor que la Gran Depresión.

«Con lo que le está pasando a nuestra economía, y con las propuestas que se están haciendo sobre la mayor y más tonta subida de impuestos de la historia de Estados Unidos (…) Joe Biden pasará a la historia como el Herbert Hoover de la edad moderna», escribió el político en la red Truth Social.

Pérez Pirela aclaró que en su comentario, el exmandatario hacía referencia a un presidente cuyo mandato estuvo marcado por el Crack de 1929 y la subsecuente crisis económica en todo el mundo, que se extendió hasta los albores de la Segunda Guerra Mundial.

«Tendremos una gran depresión mucho más grande y poderosa que la de 1929. Como prueba, ¡¡¡los bancos ya están empezando a colapsar!!!», indicó Trump, quien aspira a ocupar nuevamente la Casa Blanca en enero de 2025.

«La cosa entonces, puertas adentro de los Estados Unidos, se está poniendo color de hormiga», advirtió.

EEUU estornuda y a Europa le da gripe

En este punto, Miguel Ángel Pérez aseguró que vale la pena preguntarse por qué la quiebra de dos bancos en los Estados Unidos resulta de interés para otros países y todavía más si están en el sur global.

Para él, el alto componente especulativo del capitalismo financiero, así como el carácter global de las inversiones, hace que un movimiento aparentemente local tenga repercusiones de mucho mayor calado, especialmente si se trata de sectores como las finanzas, la tecnología o la energía.

De otra parte, abundó, aunque la existencia de una mano invisible que regula los mercados ha sido refutada fehacientemente, el norte global ha logrado imponer una narrativa que les atribuye propiedades humanas. Así, según el caso, los mercados se pueden «agitar», pueden «sentir temor» o pueden «reaccionar positivamente».

A lo previo agregó que la falta de regulaciones y la opacidad que caracteriza a las transas bursátiles, hace difícil que las personas comunes comprendamos de qué se habla, pero consideremos que, por un lado de esas operaciones participan personas y, de otro, que la apuesta a la ganancia es su interés principal, aunque ello entrañe el riesgo de perder grandes sumas de dinero, en su mayoría ajeno.

De esta manera se explica por qué los mercados –es decir, los grandes inversionistas– reaccionan de tal o cual forma ante escenarios de incertidumbre que ellos y los gobiernos con los que están en estrecha asociación se han encargado de crear.

A su parecer, es en este marco donde deben interpretarse las declaraciones de los reguladores financieros europeos, que descartaron sin más un contagio de la crisis bancaria estadounidense, aunque luego los hechos hablaran en dirección contraria, y en el mismo registro debe leerse la extensión del malestar derivado de la quiebra del Silicon Valley Bank y el Signature Bank a los mercados asiáticos.

Las bolsas de Tokio, Seúl y Hong Kong abrieron la semana en números rojos, pese a que lo anunciado hasta entonces se remitía a la intervención de un banco relativamente pequeño, cuyo grueso de operaciones además se ubica en los Estados Unidos.

Por toda explicación se dijo que este comportamiento se debía a «inquietudes» relacionadas con un posible «contagio» –es decir, un quiebre masivo de bancos– dentro y fuera del territorio estadounidense, registrándose los peores efectos en Japón, donde las acciones de varios de los bancos más importantes sufrieron fuertes caídas.

El experto refirió que tres de los mayores bancos japoneses, Mitsubishi UFJ, Mizuho y Sumitomo Mitsui, entre otras entidades financieras, registraron este martes fuertes caídas bursátiles por el temor a ser afectadas por la quiebra del Silicon Valley Bank.

El Nikkei, principal índice de la Bolsa de Tokio, registró su nivel más bajo en tres meses, al caer 2,19 % y tras haber llegado a caer hasta un 2,6 % durante la jornada, por aparente nerviosismo en el sector bancario.

El First Bank of Toyama encabezó la lista de desplomes, al caer 11,69 %, aunque no está claro si posee nexos con los colapsados Signature Bank y Silicon Valley Bank, mientras que otras tecnológicas como Meiko Electronic y ACCESS también padecieron pérdidas cuando se reveló que tenían depósitos millonarios en el malogrado banco californiano. La lista la completaron Mitsubishi UFJ, Sumitomo Mitsui, Mizuhoa y el grupo tecnológico Softbank.

Sin embargo, la peor noticia llegó este miércoles, con la caída sin frenos de Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza y uno de los pesos pesados de las finanzas globales.

LaIguana.TV lo recogió así: «Credit Suisse se hunde en la bolsa y se expande crisis bancaria a Europa: Acciones de EEUU siguen cayendo».

En el trabajo periodístico se refiere que el precio de las acciones de Credit Suisse se desplomó 28 % este miércoles, a medida que crecían las dudas sobre su solvencia e incluso se avanzaba en la prensa especializada que estaba al borde de la quiebra.

Pérez Pirela señaló que aunque pudiera atribuirse este hecho al colapso bancario en los Estados Unidos, lo cierto es que la salud financiera del banco suizo dista mucho de ser buena desde hace más de década y media, pues el precio de sus acciones se ha desplomado sostenidamente desde 2007.

Comentó asimismo que el pasado 15 de marzo, tras hacerse público su último informe anual donde se reconocían problemas de gestión y dificultades para rastrear el origen de los fondos depositados, su principal accionista, el Banco Nacional Saudita, anunció que no estaba dispuesto a inyectar más dinero en efectivo en la institución y esto marcó el inicio de una caída sin precedentes.

El oscuro panorama hizo que Credit Suisse solicitara al Banco Nacional de Suiza una declaración de respaldo y la Reserva Federal de los Estados Unidos comunicó que seguía de cerca la situación.

El Banco Nacional suizo evitó pronunciarse, pero medios europeos aseguraron que al menos «un gobierno importante» exhortaba a Berna a intervenir para evitar la caída del Credit Suisse.

No se precisó cuál era ese «gobierno importante» que presionaba a Suiza para que salvara a Credit Suisse, pero los indicios apuntan a que la Casa Blanca fue la artífice de la aprobación un préstamo de rescate por el orden de los 54.000 millones de dólares anunciado por el regulador suizo la noche del miércoles.

A modo de contexto mencionó que a finales de 2022, el gigante bancario puso en marcha un ambicioso plan de recuperación y reestructuración, que sin embargo no impidió que sus pérdidas ascendieran a 7.300 millones de francos (8.000 millones de dólares) –las mayores desde la crisis financiera de 2008–, que se atribuyen a la estampida masiva de clientes.

A la salida de las inversiones del Banco Nacional Saudita, se añade que en los últimos meses, Harris Associates, que figuraba como uno de los mayores y más antiguos accionistas del banco suizo, se deshizo de toda su participación, que en agosto pasado se estimaba en 10 %.

El inversor y escritor estadounidense Robert Kiyosaki, quien saltó a la fama tras predecir la quiebra de Lehman Brothers en 2008, es de la opinión de que Credit Suisse será el próximo banco en venirse abajo.

«El problema es el mercado de bonos (…) y creo que el próximo banco será el Credit Suisse, porque el mercado de bonos se está desplomando», dijo este lunes a la cadena estadounidense Fox Business, cuando todavía no había tenido lugar el desplome del banco.

El presentador consideró que el caso de Credit Suisse tiene raíces más profundas que la crisis bancaria en Estados Unidos, pero la contingencia de su debacle abonó a la tesis del «contagio financiero» en Europa y de la imbricación económica en el seno del Occidente colectivo.

Por encima de consideraciones personales, indicó que la crisis de Credit Suisse afectó los rendimientos de los principales índices de Wall Street este 15 de marzo. El Dow Jones bajó 2,1 %, el S&P 500, casi 2 % y el Nasdaq, que agrupa a gigantes tecnológicas como Amazon, Apple, Meta y Google se desplomó 1,2 %.

A lo previo sumó que si bien Suiza no forma parte de la Unión Europea y su sistema financiero no está obligado a adoptar las regulaciones del Banco Central Europeo relativas al control inflacionario a través del aumento de las tasas de interés, su peso específico en el sector es capaz de echar abajo las cotizaciones bancarias en las bolsas europeas y eso fue lo que sucedió en el caso de Madrid. El argumento que se ofreció para explicar las cifras rojas del miércoles fue, de nuevo, «el miedo» a la quiebra del Credit Suisse.

Para redondear apuntó que a pesar de toda la hecatombe, los especialistas sostienen que la crisis que atraviesa a Credit Suisse es estructural y no guarda relación alguna con lo sucedido al otro lado del Atlántico.

El inesperado efecto de las sanciones contra Rusia

Pérez Pirela considera que todo análisis sobre el tema estaría incompleto sin preguntarse si la crisis bancaria en los Estados Unidos y Europa guarda alguna relación con las sanciones económicas impuestas a Rusia, porque mientras las bolsas europeas, asiáticas y estadounidenses se hundían, desde el Kremlin se pronunciaron sobre la quiebra de los bancos estadounidenses.

Voceros de distinto nivel criticaron la respuesta de la administración Biden para hacer frente al problema y, sobre todo, subrayaron que, gracias a las sanciones, la economía rusa no se vería afectada.

Comenzó con lo expresado por María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, criticó este lunes las medidas adoptadas por la Casa Blanca para evitar un eventual colapso del sistema bancario, al inscribirlas dentro de la muy bien conocida política de impresión de papel moneda sin respaldo.

«Cualquier niño puede explicar cómo las autoridades estadounidenses ‘mantendrán la solidez del sistema bancario’: con papel y pintura. Imprimirán más dólares no respaldados con nada y causarán aún más problemas al mundo», escribió la funcionaria en su canal de Telegram.

El analista explicó que Zajárova aludía a la ya institucionalizada práctica a la que suele recurrir Washington cuando tiene problemas económicos desde que abandonó el patrón oro, a inicios de la década de 1970.

De su parte, el vocero de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, dijo el martes a la agencia estatal TASS que las sanciones impuestas por el Occidente colectivo a Rusia, la protegen del impacto negativo del colapso del Silicon Valley Bank y el Signature Bank.

Peskov indicó que si bien el sistema bancario ruso mantiene «ciertos vínculos» con determinadas instituciones dentro del sistema financiero internacional, en su mayor parte está sometido a restricciones ilegítimas, impuestas por el Occidente colectivo (…). No hay mal que por bien no venga. Hasta cierto punto, estamos asegurados contra el impacto negativo de la crisis que se está produciendo al otro lado del océano».

Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, alabó este jueves la fortaleza de la economía rusa, a pesar de los informes «exagerados» en los que se pronosticaba su «muerte».

El mandatario comentó que al poner en marcha una política de sanciones contra Rusia, en Occidente «fueron por lana y salieron trasquilados» y recordó que un año atrás, cuando numerosas trasnacionales abandonaron el mercado ruso, «los analistas extranjeros pronosticaron una depresión y un declive del sector del consumo y prometían estanterías vacías en las tiendas, escasez masiva de bienes y el colapso de sector servicios».

El líder ruso destacó «la vida tuvo otra forma de hacer las cosas» y ahora «los propios países occidentales se enfrentan a esos mismos problemas», al punto de tener que sugerirle a sus ciudadanos «cambiar la lechuga y el tomate por nabos», aunque, en su decir, en ese caso tendrían también que recurrir a Rusia, que exhibe mejores rendimientos agrícolas que sus pares de Occidente.

Desde la óptica del especialista, los hechos parecen respaldar la versión de las autoridades rusas, pues en la jornada del martes, que fue particularmente dura para Japón y Europa, los valores rusos incrementaron los rendimientos, incluso en el sector bancario.

Así, detalló, las acciones del banco Sberbank aumentaron un 1,4 %, mientras Tinkoff registró un crecimiento de 2,09 %. Asimismo, las acciones de la gigante energética Gazprom subieron 0,7 % y las de la petrolera Rosneft, 0,67 %.

Para él, estos datos sobre los rendimientos de las empresas rusas de energía resultan particularmente interesantes, en un contexto donde el crudo Brent y el West Texas Intermediate (WTI), marcadores estándar de los precios del crudo, registraron caídas no vistas hace más de un año.

EEl precio del petróleo Brent con entrega en mayo cayó este martes por debajo de los 75 dólares por barril por primera vez desde el 23 de diciembre de 2021, hasta alcanzar los 74,72 dólares por barril y los contratos del crudo de la marca WTI, con entrega en abril, descendieron un 3,86 % hasta 68,58 dólares por barril.

Pérez Pirela señaló que como ha mostrado claramente la guerra en Ucrania, las alzas sostenidas en los precios de los hidrocarburos –petróleo y gas, especialmente– afectan toda la cadena productiva y se traducen en alta inflación, un escenario que se ha hecho corriente en el mundo desde inicios de 2022.

Por ello, argumentó, ha de prestarse atención a estas caídas, que se aparejan con la negativa del G7 a levantar el tope de venta de 60 dólares por barril impuesto sobre el crudo siberiano a principios de febrero, así como con la negativa de Arabia Saudí, principal productor, de aceptar límites de precios fijados por fuera de la OPEP+, de la que también forma parte Rusia.

A modo de conclusión de este tema advirtió aún es pronto para saber si este descenso se debe a la crisis bancaria en los Estados Unidos o, por lo contrario, responde a otros movimientos del Occidente colectivo para paliar los efectos de unas sanciones que ya empiezan a socavar su propio sistema financiero.

«Las sanciones de Estados Unidos, Europa, la OTAN, contra Rusia, tuvieron un efecto bumerán que les explotó en la cara. En este momento, es claro que en la Europa Schengen ya hay una crisis económica y financiera instalada (…)», redondeó.

¿Qué dicen los expertos de la crisis bancaria en EEUU?

Pérez Pirela destinó el tramo final del programa a comentar las apreciaciones de los expertos de la crisis bancaria en los Estados Unidos. Como se apuntó previamente, analistas especializados consultados por la agencia Bloomberg no descartan que los problemas con la banca estadounidense adquiera las características de una crisis global, aunque con ciertos matices que permitirían diferenciarla de la que se produjo en 2008, donde la mayor parte de las economías del mundo sufrió las consecuencias del desastre estadounidense.

El comunicador precisó que uno de los argumentos más esgrimidos para sustentar estas diferencias, es que el gobierno estadounidense tiene mucho más control sobre la actividad bancaria que el que tenía entonces, lo que le posibilita intervenir rápidamente para evitar males mayores.

Para profundizar en este tema, recurrió al reporte «Turbulencias en la banca de EEUU: De la quiebra del Silicon Valley Bank a la crisis financiera de 2008», publicado en LaIguana.TV, así como a un análisis del premio Nobel de Economía Paul Krugman aparecido en The New York Times este lunes.

Las turbulencias en el sector bancario de los Estados Unidos y otros países del norte global tras la quiebra de Silicon Valley Bank, han puesto el foco nuevamente en la posibilidad de que se repita el nefasto escenario de 2008, cuando la quiebra de Lehman Brothers arrastró a más de 500 bancos asegurados a nivel federal, incluso hasta 2015.

Empero, un reporte de The New York Times recoge que a diferencia de los grandes bancos que desencadenaron la crisis mundial en 2008, el banco californiano se enfocaba en tratos directos con empresas tecnológicas emergentes y sus operaciones no estaban cimentadas en complicados tinglados con otras instituciones financieras.

En interés de ofrecer más detalles refirió que el premio Nobel de economía Paul Krugman, descartó en primera instancia una crisis similar a la de 2008 en un análisis publicado este lunes, cando solamente se conocía de la quiebra del Silicon Valley Bank.

«Probablemente no estemos frente a una crisis financiera sistémica. Y aunque el gobierno ha intervenido para estabilizar la situación, los contribuyentes probablemente no estarán obligados a pagar grandes sumas de dinero», sostuvo Krugman.

Como elemento de diferenciación entre el escenario de 2008 y el presente, destacó que, según Krugman, «en ese entonces lidiamos con bancos que colapsaban y una demanda en picada; estos días la banca ha sido un tema de segundo plano y el gran problema parece ser la inflación, impulsada por demasiada demanda en relación con la oferta disponible».

A su juicio, otra diferencia importante señalada por los especialistas es que en aquella oportunidad, la crisis estaba asociada a con activos cuyo precio era difícil de calcular –es el caso de los valores respaldados por hipotecas–, mientras que ahora los responsables son los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que en general se presentan como activos fáciles de valuar y de vender.

En concreto, explicó, los bonos del Tesoro suelen rendir muy bien cuando las tasas de interés están bajas, pero se convierten en un lastre cuando están al alza, que fue justo lo que le pasó a Silicon Valley Bank.

Así las cosas, se preguntó por qué una inversión segura se convierte en un lastre. En su criterio, en este caso, respuesta es la política implementada por el Departamento del Tesoro para hacer frente a la inflación derivada de las sanciones impuestas a los hidrocarburos rusos tras el inicio de la guerra en Ucrania.

Dicho de otra manera: se trata de un efecto colateral de las coerciones aplicadas contra la economía rusa, que los afectados han tratado de paliar aumentando paulatinamente las tasas de interés, aunque esto implique que los inversores –incluyendo bancos– puedan acumular un gran volumen de títulos que les traerían grandes pérdidas si intentaran deshacerse de ellos.

Indicó además que para Krugman, Silicon Valley Bank se presentó como «el banco de la economía de la innovación global», atrajo grandes depósitos de tecnológicas emergentes –que a menudo tienen un amplio componente especulativo– e invirtió en activos como bonos del Tesoro estadounidense, que tienen bajo riesgo y ofrecen grandes rendimientos a los inversionistas, siempre que las tasas de interés estén bajas.

El comunicador enfatizó que en la última frase está la clave de la debacle, pues para contener la inflación derivada de las sanciones contra los hidrocarburos rusos, el Departamento del Tesoro tiene meses incrementando gradualmente las tasas de interés.

Por su parte, el premio Nobel agregó a sus apreciaciones que «si bien el valor de los depósitos bancarios está asegurado por el gobierno federal, ese seguro se extiende solo hasta 250.000 dólares. Sin embargo, Silicon Valley Bank obtuvo sus depósitos principalmente de clientes comerciales con cuentas multimillonarias: al menos un cliente (…) tenía 3.300 millones de dólares en el banco. Dado que los clientes (…) no tenían seguro, el banco era vulnerable a una corrida bancaria».

Acaso por el inventario que recogen los expertos de The New York Times, la agencia de calificación Moody’s rebajó este martes la calificación crediticia del sistema bancario estadounidense y revisa la de seis entidades, en razón de sus condiciones de financiación «extremadamente volátiles».

A lo previo añadió el anuncio del inicio de investigaciones conducidas por el Departamento de Justicia y otras instancias financieras para determinar las responsabilidades en la quiebra de Silicon Valley Bank, luego de que se hiciera público que algunos de sus directivos se deshicieron de grandes paquetes de acciones una semana antes del colapso.

Pese a lo que se ha observado en las últimas jornadas, la mayor parte de los expertos estiman que es poco probable que se concrete un escenario como el que dio lugar a la crisis de 2008, porque las razones tras la quiebra del Signature Bank y el Silicon Valley Bank no son de orden sistémico.

Asimismo, el director ejecutivo del grupo de inversión Jefferies Group, Rich Handler, expresó en una carta dirigida a sus clientes posteriormente reproducida por Bloomberg que «en 2008, casi todo el sistema financiero estaba sobrecargado y lleno con activos ilíquidos mal evaluados. Este no es el caso de hoy. Nuestra percepción de la gama de instituciones sometidas a escrutinio es que cualquier problema es finito e idiosincrásico; en otras palabras, no amenaza a todo el sistema y no debería conducir a un contagio sin fin, siempre que mantengamos la calma».

Para cerrar las valoraciones de los especialistas financieros, señaló que a contrapelo de estos pronósticos, en China e India sí consideran que la quiebra del Silicon Valley Bank podría repercutir en el desempeño del sector tecnológico en el continente asiático.

Analistas de China International Capital Corp. señalaron que «No hay que subestimar el impacto del incidente del SVB en la industria tecnológica (…) Si finalmente estos depósitos en efectivo tienen que deteriorarse en el proceso de quiebra o reestructuración, algunas empresas tecnológicas pueden enfrentarse a una gran tensión de tesorería» y advirtieron que «no deben excluirse los riesgos de quiebra».

Pese a ello, el banco estatal Shanghai Pudong Development Bank, que comparte propiedad paritaria con el SBV Financial Group, casa matriz del Silicon Valley Bank, dijo el pasado sábado que sus operaciones son «sólidas» y remarcó que su balance no depende de la parte estadounidense.

Para finalizar indicó que en India, donde la casa matriz de Silicon Valley Bank tiene inversiones importantes en algunas tecnológicas, las autoridades manifestaron que vigilan de cerca la situación y no descartaron un impacto directo sobre el sector, que es uno de los más importantes de su economía.

«Lo cierto es que tenemos que seguir expectantes, investigando los pormenores de lo que acaso podría ser una crisis financiera en el Occidente global, que sin duda alguna tiene como cocausas la guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia y China. La banca y las finanzas del así llamado Occidente global son otras víctimas de la guerra en Ucrania», concluyó.

(LaIguana.TV)