El politólogo español Juan Carlos Monedero explicó, en el programa Desde donde sea, de Miguel Ángel Pérez Pirela, que cuando las fuerzas de la derecha pretenden dividir un movimiento social o un partido de izquierda lo que hacen es identificar los subgrupos para enfrentarlos.
“En los años 60, la transnacional Nestlé, para aumentar sus ventas de leche de fórmula, desarrolló una campaña en la que se decía que darles leche materna a los niños era perjudicial, que quienes lo hacían eran malas madres. En los lugares donde no había agua potable, eso generó una mortandad de niños. Se les denunció internacionalmente y la Nestlé, en vez de dar marcha atrás y recomendar que se volviera a dar pecho a los bebés, lo que hizo fue contratar a expertos de la inteligencia estadounidense para romper el movimiento que se había creado”, indicó.
“Lo que hicieron fue dividir al movimiento en cuatro grandes grupos. Primero estaban los radicales, que eran los que habían iniciado la campaña, los que tenían claro lo que pasó y habían señalado a la empresa como responsable, por lo que querían que se les aplicaran multas, se les obligara a dar indemnizaciones y se condenara penalmente a los culpables. A esos, los aislaron –puntualizó-. Luego estaban los idealistas, que se habían incorporado al movimiento con mucha conciencia, pero eran susceptibles de confusión y de ser convencidos de asumir otro enfoque, de modo que rompieran con los radicales. El tercer grupo era el de los oportunistas, los que estaban allí, pero que podían ser comprados. Y el cuarto grupo era el de los realistas, que no estaban en contra de la Nestlé ni de las multinacionales ni de que estas obtuvieran beneficios. Con esos era posible negociar y así alejarlos de los radicales. Cuando los radicales quedaron aislados, el movimiento quedó liquidado. Eso es lo que hacen siempre y lo logran porque tienen el control de los medios de comunicación”.
Pérez Pirela preguntó qué tiene que hacer la izquierda ante esas maniobras, sobre todo en la situación actual de Europa, donde privan el miedo y la incertidumbre.
“Ahora mismo, la izquierda europea está fragmentada en esos cuatro grandes grupos que mencioné antes. En España, el grupo coherente es Podemos, que se la ha jugado en todo momento. A sus dirigentes han pretendido comprarnos y no han podido. ¿Por qué tenemos 15 juicios los que éramos líderes de Podemos? Si nos hubieran comprado no se estarían gastando plata en juicios. Es el sector radical en el sentido etimológico: que va a la raíz, que no negocia con la derecha y si la derecha lo amenaza, no se asusta. Mucha gente nos ha preguntado por qué no hemos dejado caer a Venezuela; por qué no decimos que Venezuela es una dictadura para nos vaya mejor electoralmente. Y yo les respondo “por dignidad”, porque cuando se aceptan los marcos de la derecha, ya estás perdido. Si nosotros dijésemos que Venezuela es una dictadura, la derecha vendría entonces con otro tema, con ETA, el comunismo o cualquier cosa. Si tú le vas comprando los marcos, ellos te van derrotando”, enfatizó Monedero.
Prosiguió con su radiografía de la izquierda europea. “Luego está el sector idealista, el de la extrema izquierda, que se va demasiado lejos, van con un farol, pero cien metros por delante del pueblo, así que no le alumbran el camino. Está el sector oportunista, que se va moviendo y son devorados por la lógica electoral o que, incluso, son capaces de dar el salto hacia la derecha. Y están los realistas, que quieren negociar con el sistema. Y si ese sector se hace mayoritario dentro del conjunto, la izquierda no va a ningún lado, queda subordinada a la socialdemocracia y desaparece”, añadió.
Monedero opinó que la ruta a seguir es tener un principio ideológico muy claro, muy firme. “Hay que otorgarle tiempo a la clarificación ideológica, porque como decía Mao, si no hay clarificación ideológica no hay claridad en la organización. Después de las elecciones, Podemos tiene que hacer, por fin, una asamblea de partido en la que se discutan ideas. Podemos tiene que ser la nodriza de un frente amplio porque en una coalición siempre tiene que haber un partido que sea el más firme, el que estructure, el que tenga el principal discurso y gente asentada en los territorios. Necesitamos construir partidos-movimiento que ganen elecciones, pero que estén insertados en la calle”.
Comparó esta idea de los partidos-movimiento con el corazón, que tiene cuatro compartimientos. “La primera aurícula es el poder. Nosotros tenemos que ganar elecciones en las regiones, en los municipios, controlar las instituciones; la segunda aurícula es la calle. Si dejamos las calles, estamos muertos porque es en las calles donde el poder entiende la fuerza del pueblo. El primer ventrículo es para el relato. Tenemos que militar en el relato. Si no aprendemos, no podemos pelear contra los grandes medios. Y el segundo ventrículo es para la alegría, para el optimismo de la voluntad, frente al pesimismo de la inteligencia. Vale la frase de Alberto Caeiro, que es uno de los heterónimos de Pesoa sobre la verdad y la mentira. ‘Si ya no puedo creer que todo sea verdadero, por qué seguir viendo cada noche la luz de la luna a batir la hierba’. Junto con ejercer cargos de gobierno, estar en la calle y defender el relato, tenemos que estar felices porque somos mayoría y somos alegría”.
(LaIguana.TV)