Un grupo de oposifrinos decidió huir de la maravillosa, idílica y bucólica ciudad de Nueva York, luego de que hordas de venezolanos tuki se apoderaran de las civilizadas calles de la Gran Manzana. 

«Nos estamos muriendo de la vergüenza», confesó Claudi Paola, quien no quiso dar su apellido por temor a represalias de «los macacos», a quienes ella identifica como chavistas infiltrados por el rrrégimen. 

«Aquí vivíamos felices hasta que llegó esa chusma del Darién… ¡Imagínese que ahora hasta hacen motopiruetas en Madison Avenue, como si fuera El Amparo de Catia o el Carpintero de Petare… Qué pena con los neoyorquinos!», contó Oliver Gerardo, el novio fitness de Claudi Paola. 

El antropólogo Stephan Clark, sonríe al ver los testimonios de los oposifrinos. «This people are very idiota -señala, en espanglish-, because New York ser guarida de malandros desde la century XIX». 

Clark comentó que estos migrantes millennials están ahora descubriendo la Nueva York anárquica, bizarra, aberrada que ha existido siempre, la que ya nos mostraba el pelón Kojak, en los años 70. 

Los oposifrinos también culpan a los tuki por la invasión de ratas cuadrúpedas que está azotando a Ciudad Gótica. Juran que el villano Maduro las está enviando para allá con el despiadado propósito de liquidar el sueño americano con una peste bubónica. “¡Cuánta maldad!”, dicen. 

(Clodovaldo Hernández / El Especulador Precoz)