lunes, 11 / 11 / 2024

Parte 1 | De acuerdo, debatamos sobre coacción… pero sobre todas las coacciones (+Clodovaldo)

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El país debería debatir sobre la coacción como factor de peso en el quehacer político nacional. Pero, claro, tiene que ser un debate que trascienda los límites impuestos por las narrativas opositoras y tenga en cuenta las acciones del poder imperial que es el Gran Coaccionador de la Comarca.

Para que el debate sea eso —y no una matriz de opinión impuesta por grandes aparatos comunicacionales y redes digitales— es indispensable que se anote también la enorme capacidad de coacción, coerción, intimidación, amenaza, chantaje y extorsión que, como expresión local del imperio, tiene la clase históricamente dominante dentro del país, convenientemente disfrazada de «sociedad civil».

Esa coacción cotidiana se ejerce a través de instituciones como la religión, la educación privada, las organizaciones patronales, las ONG, fundaciones y asociaciones civiles, los clubes sociales, culturales y deportivos, los medios de comunicación, la publicidad, las relaciones públicas y el mercadeo. Un genuino arsenal coactivo.

Esas estructuras, que han sido bastiones (y bastones) opositores durante un cuarto de siglo, aplican la coacción sobre feligreses, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, padres, madres y representantes, trabajadores, proveedores y clientes, es decir, sobre la ciudadanía en general. Por eso, si vamos a hablar de coacciones, habría que incluir a estos factores en la ecuación.

Historia de coacciones varias

Cuando nos ponemos realizar recorridos históricos, estos se hacen bastante largos, pero es algo necesario para refrescar la memoria de los amnésicos e informar a los jóvenes.

El 2002 fue un año de coacción constante. El 11 de abril, al comandante Chávez lo hicieron salir de Miraflores bajo amenaza de bombardeo, confesado por los propios golpistas jactanciosos y sus entornos de lengua larga (Coacción militar gorila).

Al día siguiente, desaforados “demócratas” asediaron la embajada de Cuba para que entregaran a unos supuestos asilados o, de lo contrario, no les iba a entrar agua, luz ni alimentos por lo que, según bramó uno de ellos, “se van a tener que comer la alfombras”. (Coacción contra una legación diplomática).

Durante el paro-sabotaje petrolero —entre muchas otras acciones similares— pusieron un tanquero cargado de gasolina frente a Maracaibo y atemorizaron al país entero diciendo que sin su tripulación non plus ultra, el buque podía estallar de un momento a otro. Esa tripulación, única e insustituible (como toda la meritocracia petrolera), sólo volvería a la nave si Chávez renunciaba. (Coacción terrorista sin atenuantes).

En 2004 ejecutaron el primer ensayo de guarimbas, repetido y aumentado luego en 2014 y 2017. La carga intimidatoria de estos actos fue in crescendo hasta llegar al nivel oprobioso del año 17, cuando “inventaron” las puputovs e intensificaron los escraches y linchamientos contra chavistas o gente que pareciera serlo. (Coacción por violencia callejera).

Entre 2013 y 2018, se desarrollaron diversas fases de la guerra empresarial contra la colectividad, con desabastecimiento, especulación, hiperinflación y ataques a la moneda. (Coacción económica)

Desde 2015, con el decreto del afroblanqueado Obama, declarando al país amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad nacional de Estados Unidos, comenzó la etapa de las medidas coercitivas unilaterales (MCU), que luego derivaría en bloqueo. (Coacción geopolítica imperial).

En 2015, luego de intensificar la guerra económica hasta límites depravados, los partidos opositores ofrecieron al electorado que si votaban por sus candidatos, se acabarían las colas y el sufrimiento. (La coacción del secuestrador).

A partir de 2016 pretendieron convertir la Asamblea Nacional en un centro de coacción política. Lo lograron en tal medida, que han pretendido mantener a esa AN con una existencia zombi hasta el presente.

En 2017, cuando la Revolución convocó a elecciones para una nueva Asamblea Nacional Constituyente que pacificara al país, los factores radicales opositores asaltaron sedes regionales del Consejo Nacional Electoral, centros electorales y atacaron físicamente a ciudadanos que salieron a votar en zonas de mayoría escuálida. (Coacción electoral).

En 2018, todo aquel opositor que se negó a secundar la estrategia de boicot a las presidenciales fue tachado de “alacrán”. Lo mismo pasó en los siguientes procesos electorales, salvo de este año, aunque los candidatos no alineados también fueron tratados como traidores y colaboracionistas del rrrégimen (Coacción endógena opositora).

En 2019, Estados Unidos y sus sucursales, franquicias y maquilas políticas montaron la ficción del gobierno interino (Coacción geopolítica, diplomática, económica y mediática, todo junto).

Con el apoyo de varios gobiernos ultraderechistas latinoamericanos, el poder imperial intentó invadir el país desde Colombia con el pretexto de dar ayuda a los ciudadanos famélicos (Coacción falsamente humanitaria).

Ese año perpetraron ataques y sabotajes para causar los mayores apagones de la historia nacional El presidente fantoche dijo una frase clásica de la coacción: “La luz volverá cuando cese la usurpación”. (Coacción eléctrica).

Si a alguien le quedaba alguna duda de la coacción del imperio y sus lacayos, el genocida en serie John Bolton tuvo el “descuido” de dejar ver sus apuntes a los fotógrafos y camarógrafos. En la indiscreta nota decía que iban a poner cinco mil soldados en la frontera colombiana con Venezuela. En esta misma onda de amedrentamiento mediático, los voceros se pasaron el tiempo diciendo que “todas las opciones están sobre la mesa”, y el ingenioso interino agregó que también había algunas debajo de la mesa. (Coacción declarativa).

En 2020, en plena pandemia, el poder imperial y sus secuaces locales impidieron que el gobierno —en bancarrota por el bloqueo—, accediera a recursos para comprar vacunas e insumos destinados a enfrentar el Covid 19. (Coacción sanitaria).

Ese año lanzaron la Operación Gedeón para invadir al país con mercenarios, paramilitares y desertores. (Coacción armada subversiva).

Durante más de diez años, destacadas figuras de la oposición extremista han solicitado pública y privadamente la intervención directa de fuerzas militares extranjeras. (Coacción armada multinacional)

En fin, que si de coacciones vamos a debatir, el tema es mucho más amplio que la repetida historia de dirigentes políticos que van a esconderse a embajadas para huir de sus responsabilidades y luego justifican la jugada escapista alegando que los coaccionaron.

Limitar el análisis de la coacción a las peripecias de estos cuestionables líderes opositores es una comprensible estrategia propagandística, pero deja por fuera la mitad o más del problema. El episodio del señor que se dice presidente electo del país, pero firmó —coaccionado, asegura— un documento en sentido muy contrario, no es una mera anécdota del oposicionismo batequebrado, sino parte del permanente empeño de caracterizar al gobierno constitucional como una tiranía feroz y presentarse ellos mismos como héroes de la resistencia.

[Más allá de que el miedo sea libre, debe haber al menos unos cuantos opositores preguntándose si el tal Edmundo, un señor que firmó un documento bajo coacción para evitar que los hermanos Rodríguez les hicieran vaya usted a saber qué cosas feas, es, entonces, alguien calificado para manejar un país como este, en un mundo como este, en un tiempo como este… Pero ese es un tema aparte].

La verdadera coacción contra el candidato-tapa

Desde luego que tampoco se puede culpar del todo a González Urrutia porque él fue puesto allí por la dueña de la oposición de extrema derecha precisamente por ser un desconocido, alguien sin un verdadero liderazgo, con una trayectoria de amanuense diplomático y una obvia debilidad física. Era la víctima propiciatoria ideal para que la señora lo mandoneara, lo malandreara, le impidiera hablar por su cuenta y pretendiera que el hombre, después de viejo, se convirtiera en su chivo expiatorio, para presentarlo ante el mundo como un mártir privado de libertad por una dictadura.

[En la segunda entrega de esta serie, abordaremos el tema de la coacción imperial que se expresa a través del bloqueo, las MCU y el montaje de operaciones abiertas y encubiertas para el “cambio de régimen”]

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)


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