Tal como adelantó Donald Trump, Estados Unidos iba a buscar una salida diplomática a la guerra entre Rusia y Ucrania en 2025. Y Washington lo ha hecho a su manera: con una llamada directa al presidente Vladimir Putin proponiéndole una reunión personal, excluyendo a Kiev y Bruselas de las negociaciones.
Es posible que en este año no se consiga rubricar un acuerdo, pero las bases del mismo parecen que ya están más claras: Kiev no ingresará en la OTAN, Rusia mantendrá la anexión de una parte significativa del territorio ucraniano y Europa deberá asumir tanto la reconstrucción de Ucrania como la provisión de garantías de seguridad.
Diplomacia entre Estados Unidos y Rusia
Trump basó su candidatura presidencial en la promesa de lograr la paz en Ucrania. Tras centrarse en acordar un alto el fuego en la Franja de Gaza, el presidente estadounidense comenzó a poner sus ojos en Ucrania; a su manera. Una de las primeras señales del comienzo real de la diplomacia fueron las declaraciones de Trump exigiendo a Kiev tierras raras a cambio de la ayuda prestada en la guerra. Así lo declaraba: “Les dije que quería el equivalente a 500.000 millones de dólares en tierras raras. Y básicamente han accedido a hacerlo para que al menos no nos sintamos estúpidos”.
Estados Unidos considera estratégica la obtención de materias primas críticas, esenciales para las industrias tecnológica y de defensa. Cabe recordar que Ucrania posee importantes depósitos de tierras raras y recursos clave.
En este sentido, Washington sigue una lógica parecida como con Groenlandia. Kiev, con la esperanza de mantener el apoyo norteamericano, ha accedido a un acuerdo para la cesión de los minerales, un enfoque puramente transaccional al que nos tendrá acostumbrado el presidente republicano. Sin embargo, los detalles clave del acuerdo aún quedaban en el aire, mientras Washington comenzaba a presionar a Kiev. Trump lo dejó claro: “Puede que hagan un trato, puede que no lo hagan, puede que algún día sean rusos, puede que algún día no lo sean, pero vamos a tener todo este dinero ahí, y he dicho que lo quiero de vuelta”.
Puede que el enfoque más crudo y hostil del lenguaje de Trump solo sea una manera de ganar reconocimiento internamente como “hombre duro”. En todo caso, lo que sí parece mostrar es que, para Estados Unidos, Ucrania no es una prioridad y que su deseo es retirarse del conflicto o, al menos, adoptar un papel secundario. En este sentido, las palabras del secretario de Defensa, Pete Hegseth, el 12 de febrero en una reunión en Bruselas dejaron bastante clara la postura estadounidense.
“Debemos empezar por reconocer que volver a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 es un objetivo poco realista. Perseguir este objetivo ilusorio solo prolongará la guerra […[ Estados Unidos no cree que la adhesión de Ucrania a la OTAN sea un resultado realista de una solución negociada […] Las garantías de seguridad deben estar respaldadas por tropas europeas y no europeas capaces. Si estas tropas son desplegadas como fuerzas de paz en Ucrania en algún momento, deberían ser desplegadas como parte de una misión no OTAN y no deberían estar cubiertas por el Artículo 5 [el de defensa colectiva]”.
De esta manera, Estados Unidos ponía las bases de lo que será el futuro acuerdo con Rusia sobre Ucrania: Kiev no ingresará en la OTAN, Moscú seguirá anexionándose una parte importante del territorio ucraniano y Europa deberá procurar las garantías de seguridad. Realmente, la administración Trump solo ha pronunciado en voz alta lo que ya defendía el equipo de Joe Biden sobre la adhesión ucraniana en la Alianza Atlántica.
La cuestión de las fronteras ucranianas también era un fait accompli debido a la dinámica del campo de batalla en favor de Rusia. En cuanto a las garantías de seguridad, estas se alinean con la voluntad de Estados Unidos de que Europa asuma el costo de su propia defensa y se haga cargo de Ucrania. Esto permitiría a Washington centralizar los recursos en la contención de China, que es su principal adversario estratégico. Dicho de otro modo: Ucrania es un escenario secundario que absorbe recursos cruciales para la competición con Pekín.
El carrusel de noticias acabaría el 12 de febrero con el anuncio de Donald Trump, vía redes sociales, de una conversación telefónica con Vladimir Putin donde se encomiaban a mantener una reunión presencial y a comenzar las conversaciones diplomáticas. “Hemos acordado que nuestros respectivos equipos comiencen las negociaciones inmediatamente. Comenzaremos llamando al presidente Zelenski para informarle. Millones de personas han muerto en una guerra que no habría ocurrido si yo fuera presidente, pero ocurrió, por lo que debe terminar. No deben perderse más vidas”, sentenció el líder republicano.
En la misma publicación, Trump anunciaba que el equipo negociador estadounidense estará encabezado por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien será acompañado por el director de la CIA, John Ratcliffe, y el asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz. Así pues, se prevén tres reuniones: una en Washington, una en Moscú y otra en Arabia Saudí con el príncipe saudí Mohamed bin Salman como mediador. Ni el presidente ucraniano ni ningún representante europeo participarán en estos encuentros.
Shock en Europa ante los anuncios de Trump
Como no puede ser de otra forma, Europa ha recibido con estupor los anuncios realizados por Estados Unidos respecto a la guerra ruso-ucraniana. Para Bruselas, el plan de Trump es un mazazo, más aún cuando en 2024 la posición europea ha virado para presentar la contienda como una cuestión existencial. Hay algunas voces que aseguran que, en caso de retirada estadounidense, el bloque comunitario deberá llevar el peso del apoyo a Kiev. No obstante, este es un pensamiento irreal debido a la dependencia profunda del liderazgo de Washington y, sobre todo, de sus capacidades militares.
Lo más importante y que hace saltar las alarmas en Europa es que Estados Unidos no parece contar con sus aliados en el continente para que estén presentes en las negociaciones con Rusia. La administración Trump espera que los miembros europeos se encarguen de la reconstrucción de Ucrania y de asegurar las garantías de seguridad, pero todo ello sin participar en las conversaciones diplomáticas. Por su parte, también parece claro que Washington no busca desempeñar ningún papel predominante en la seguridad de Ucrania. Eso quedará en la responsabilidad de los europeos.
Además, la reconstrucción de Ucrania plantea un desafío monumental: Bloomberg estima que costará 3 billones de dólares en los próximos 10 años para Europa. Una cifra astronómica que no solo tensionará enormemente los presupuestos nacionales europeos, sino que supondría un gran obstáculo para la inversión en el sector tecnológico, vital para el desarrollo de las capacidades del club comunitario.
En base a los cálculos de Bloomberg, la reconstrucción del ejército ucraniano podría conllevar un desembolso de unos 175.000 millones de dólares y el despliegue de tropas en Ucrania ascendería a un coste de 30.000 millones de dólares. La mayor parte del dinero (2,7 billones) iría destinado a financiar los ejércitos europeos que, según la OTAN, deberán gastar un 3,5% del PIB en defensa.
El plan de Estados Unidos no es que Europa sea una entidad autónoma, sino que tenga un papel subordinado que siga las directrices de los intereses y política exterior de Washington. Es decir, un apéndice del bloque occidental liderado por Estados Unidos. La cuestión principal es que el equilibrio de seguridad europeo se está negociando sin Bruselas, lo que demuestra su debilidad geopolítica y estratégica.
La respuesta europea a Estados Unidos no se hizo esperar en el marco de Weimar+, un foro donde se reunieron los ministros de Exteriores de Alemania, Francia, Polonia, Italia, España, Reino Unido y la alta representante Kaja Kallas. La propia Kallas resumía el sentir europeo en un post en X: “En cualquier negociación, Europa debe tener un papel central. La independencia y la integridad territorial de Ucrania son incondicionales. Nuestra prioridad debe ser ahora reforzar Ucrania y ofrecer sólidas garantías de seguridad”.
Ucrania, por su parte, no ha acogido con optimismo las declaraciones estadounidenses. Kiev sigue insistiendo en su adhesión a la OTAN, así como en su participación directa en las negociaciones. Además, Zelenski ha denunciado que las garantías de seguridad europeas por sí solas son insuficientes: “Hay voces que dicen que Europa podría ofrecer garantías de seguridad sin los estadounidenses, y yo siempre digo que no. Las garantías de seguridad sin Estados Unidos no son verdaderas garantías de seguridad”.
Desgraciadamente para Kiev, su posición en la mesa de negociaciones con Rusia es la más vulnerable al depender de la ayuda militar de Estados Unidos. En consecuencia, es previsible que Washington ejerza mayor presión sobre Ucrania, dado que su capacidad de continuar con el esfuerzo bélico depende, en gran medida, del respaldo de la potencia norteamericana.
En este sentido, desde la óptica de Estados Unidos, Ucrania es un proxy –actor subsidiario– para desgastar las capacidades de Rusia. Zelenski está a expensas de lo que negocie Washington con Moscú debido a su dependencia de la ayuda estadounidense. Evidentemente, la administración Trump mirará por sus intereses y no por los de Kiev.
Respecto a Europa, el mensaje está bastante claro. La excesiva dependencia de Estados Unidos significa que Washington tiene la potestad para tomar decisiones en detrimento de sus socios. Bruselas no tiene voz ni voto en las cuestiones grandes de la geopolítica, debiendo aceptar lo que negocie la administración Trump. En un contexto de competencia sistémica global, Europa corre el riesgo de convertirse en un peón de las grandes potencias, siendo más un tablero de juego que un jugador.
La cuestión principal es si existe en la Unión Europea la voluntad de revertir esta situación y definir un nuevo marco estratégico que priorice los intereses europeos comunes, si es que realmente los hay.
(Descifrando la Guerra)
Más noticias y más análisis de LaIguana.TV en YouTube, X, Instagram, TikTok, Facebook y Threads.
También para estar informado síguenos en:
Telegram de Miguel Ángel Pérez Pirela https://t.me/mperezpirela
Telegram de Laiguana.tv https://t.me/LaIguanaTVWeb
WhatsApphttps://whatsapp.com/channel/0029VaHHo0JEKyZNdRC40H1I
El portal de Venezuela.