Un sector ultraconservador de la iglesia católica, liderado y financiado desde Estados Unidos con el respaldo del presidente Donald Trump, en su primer mandato, intentó desestabilizar al papa Francisco durante su pontificado, según un reciente artículo publicado en el diario El País de España.
En el texto se detalla que la campaña, que buscaba imponer una ideología identitaria neoconservadora en el Vaticano, tuvo su punto álgido el 26 de agosto de 2018, cuando el arzobispo Carlo Maria Viganò, exnuncio en Washington, publicó una carta de 11 páginas acusando al Papa de encubrir abusos del cardenal Theodore McCarrick y exigiendo la renuncia del llamado Vicario de Cristo.
Para este movimiento, apoyado por figuras como el cardenal Raymond Burke -quien aspira a suceder al Sumo Pontífice- y el exasesor de Trump, Steve Bannon, Francisco les resultaba “muy incómodo” por sus posturas ecologistas, tolerantes con la homosexualidad, anticapitalistas y opuestas a las políticas antimigratorias de Trump.
En el texto se indica que desde 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, los conservadores aprovecharon la percepción de vulnerabilidad en la Iglesia para cuestionar la autoridad papal. Bannon, desde Roma, promovió una red de presión mediática y política, mientras Burke y el cardenal Gerhard Müller señalaban una supuesta falta de preparación intelectual del papa Francisco.
“Una de las impresiones que siempre persiguió a Bergoglio fue que la renuncia de Benedicto XVI en 2013, pese a haber sido un gesto de generosidad y humildad, había abierto una brecha en la Iglesia a la que se agarró el sector conservador para plantear su lucha. La ficción que se estableció fue que si había dos hombres vestidos de blanco paseando por los jardines vaticanos, por qué no cerrar filas en torno al más conservador”, señala el artículo de El País.
Un momento crítico ocurrió en 2020 con la publicación del libro (Desde lo más hondo de nuestros corazones. Palabra, 2020) firmado por Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah, opuesto al celibato opcional, tema que Francisco debía abordar en el sínodo sobre la Amazonia. A pesar de las tensiones, Francisco resistió mediante nombramientos estratégicos, viajes y documentos.
Francisco se mantuvo firme en sus convicciones hasta el último momento, tanto es así, que en su lecho de enfermo, en febrero de este año, envió una carta a los obispos estadounidenses (195 diócesis) denunciando el programa de deportaciones masivas de la Administración de Trump.
En su texto, El País consulta al historiador de la Iglesia, Massimo Faggioli, quien señala que: “Hay un movimiento neoconservador que empieza en los años ochenta. Y el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, es uno de sus exponentes. Tienen una estrategia de largo plazo para volver a un cierto tradicionalismo que no se terminará con el cónclave, pase lo que pase”.
“La ironía, quizá su manera de afrontar esta lucha, quiso que Francisco dedicase parte del último día su vida a recibir al propio Vance en el Vaticano”, señala el escrito, recordando el encuentro entre el papa y el número dos del Gobierno de EEUU el pasado Domingo de Resurrección, un día antes de fallecer el máximo representante de la iglesia católica.
(Laiguana.tv / El País)
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