Se acerca la hora del comienzo del Cónclave, el miércoles 7, y todo luce más complicado. No hay claros favoritos. El único superpapable de los primeros días, el ex secretario de Estado, Pietro Parolin, que habría tenido un episodio de presión alta desmentido, no se exhibe y esto aumenta la confusión, porque se le atribuían entre 30 y 40 votos, al menos, y ahora no se sabe si será confirmado como candidato.
Las opiniones siguen girando en torno al papa Francisco y su pontificado de reformas, de apoyo a los últimos y a las periferias existenciales del mundo, de donde proviene una buena parte de los nuevos cardenales de países pequeños y pobres todavía desconcertados del clima que los acoge.
Muchos tiran un primer cable: no será elegido un segundo Francisco. El pontífice que venga será progresista, pero más moderado. La cuestión es encontrarlo.
Los cardenales menores de 80 años convocados son 135, el mayor número de la historia, lo que eleva a un difícil número mágico de 89 la mitad más uno necesaria para elegir al nuevo Papa.
Parece evidente que no a menos que las negociaciones bajo cuerda encuentren inmediatamente la vuelta con un candidato ganador, que reúna a un núcleo con buenos números de partida y logre agregar a otros, el panorama luce complejo.
Si al principio los analistas arriesgaban pronosticar una rápida elección en los primeros dos días, como ocurrió en 2005 con Benedicto XVI, conservador, y en 2013 con Jorge Bergoglio, elegidos en la cuarta y quinta votación, respectivamente, ahora en privado aparecen estimaciones que no se sorprenderán si -como están las cosas- se llegue a un tercer y hasta un cuarto día de votaciones (dos por jornada salvo el primer día, que hay una sola).
El peligro de estos vaivenes es que cuanto más se tarde en elegir a un nuevo Papa, más sobresaldrán los riesgos de una Iglesia dividida, que todos conjuran en los pronósticos y en los análisis generales, señalando que la unidad de la Iglesia debe ser salvaguardada a toda costa.
El primer día debería concluir en la tarde del miércoles con la votación inaugural, que daría algunas pautas de cómo están las cosas. Por ejemplo, qué pasa con la candidatura nunca presentada por Parolin.
Además, aparecerán otros nombres, sin duda. Uno de ellos es el del cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana. Zuppi creado también por la voluntad de Francisco como el que más encarnaba las ideas de su pontificado. ¿Cuántos votos confirmarán lo que quería Francisco?
Esta pregunta es crucial. Si los números muestran abierto el futuro, quedará abierto el camino de hacer crecer a Matteo Zuppi como el inminente Francisco II. Si no, la realidad adelantará nuevos candidatos.
El área bergogliana cuenta con varios nombres importantes, como el cardenal francés Avelin, arzobispo de Marsella, o como Pierbatista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, cuyo único problema son los años, porque ha cumplido 60 y señalan los chistosos que sería “un Papa eterno”
Apasionante la visión de cómo se viven las últimas congregaciones de este lunes y martes.
El cardenal británico Vincent Nichols, que vive su primer Cónclave, señala que muchos que votarán no han decidido aún. “Estamos en un proceso para nada concluido. Yo mismo lo vivo así. Los discursos han sido fundamentales para formar las opiniones. Yo mismo he cambiado varias veces nombres y posiciones”. Confesó que «he venido con algunas opiniones, que he cambiado”.
En la Capilla Sixtina, separados del mundo externo “y ante la mirada del Dios de Miguel Ángel”, los cardenales electores pondrán uno a uno en las urnas su papeleta en la que escribirán el nombre de “aquel que -según Dios- considero deba ser elegido”. A la hora de los resultados se sabrá como se han coagulado las preferencias.
Según algunos cardenales, se sigue conversando sobre Pietro Parolin, al que se atribuye el paquete de votos más fuerte, una cuarentena.
Todos lo defienden y se dice que lo apoya el poderoso “partido de los nuncios” (embajadores). Al parecer las noticias sobre su salud, oficialmente falsas, no han mellado su posición.
Se sabrá cuando hayan elegido el nuevo Papa y se levantará el aislamiento total de los participantes del Cónclave, que desde el miércoles solo se comunicarán con el mundo a través de la chimenea sobre la Capilla Sixtina que echa humo negro (no fue elegido) o blanco (“Habemus papam”).
El peso de un estadounidense
En las últimas sesiones ha crecido la figura de un norteamericano que ha vivido más de veinte años en Perú y es hombre del Vaticano por decisión de Francisco.
El cardenal Francis Robert Prevost, de 69, nacido en Estados Unidos, prefecto del crucial “ministerio” para los obispos. Sus opiniones son cada vez más escuchadas por los cardenales venidos del mundo lejano de los países pequeños y pobres que lo han difundido entre otros recién llegados en la cuota de 108 de los 135 cardenales nombrados por Francisco y cuyo voto puede pesar mucho en las votaciones del Cónclave.
La mayor diversidad geográfica en la historia de los Cónclave es un dato misterioso que puede jugar un papel significativo al elegir al nuevo líder de 1.400 millones de católicos. Son 71 los países que estrenan su presencia en la Iglesia.
Según las estadísticas del Vaticano, los europeos reúnen a 53 cardenales, Asia 23, África 18, América Latina 17, Norteamérica 22 (16 de EEUU, 4 canadienses y dos mexicanos), Centroamérica 4 y Oceanía 4.
Los países que cuentan con más cardenales electores son Italia, con 7, Estados Unidos 10, Brasil 7, Francia y España 5. Argentina, Canadá, India, Polonia y Portugal 4.
(Clarín)
Más noticias y más análisis de LaIguana.TV en YouTube, X, Instagram, TikT
También para estar informado síguenos en:
Telegram de Miguel Ángel Pérez Pirela https://t.me/mperezpirela
Telegram de Laiguana.tv https://t.me/
WhatsApphttps://whatsapp.com/
El portal de Venezuela.