Los funcionarios de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) en Washington, Michael Collins, presidente interino del Consejo Nacional de Inteligencia, y María Langan-Riekhof, vicepresidenta del mismo organismo, fueron destituidos por la Administración Trump tras años de servicio. La decisión se produjo luego de que ambos contradijeran la versión del mandatario estadounidense sobre la supuesta conexión entre el extinto Tren de Aragua y el gobierno venezolano.
Medios estadounidenses han informado que la directora de la ODNI, Tulsi Gabbard, fue la encargada de ejecutar la orden bajo el argumento de que ambos funcionarios “politizaron la inteligencia”.
De acuerdo con un informe publicado el mes pasado por el Consejo Nacional de Inteligencia, encargada de supervisar los análisis basados en información de las agencias de inteligencias del país, no existe ningún vínculo entre el desmantelado Tren de Aragua y el gobierno del presidente Nicolás Maduro, ni esta organización opera en estrecha coordinación con él.
A esta conclusión llegaron todas las agencias de inteligencia del gobierno estadounidense, a excepción del FBI.
Bajo este pretexto, el presidente Donald Trump desempolvó la Ley de Enemigos Extranjeros, que data de 1798, y envió a 253 venezolanos -sin ningún soporte legal- al campo de concentración conocido como Centro de Confinamiento para el Terrorismo (CECOT) en El Salvador, bajo el pretexto de que eran integrantes de esta desmantelada organización criminal.
(Laiguana.tv)
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