En el Sofá recibimos a una artista venezolana multifacética que, desde el año 1995, trabaja en las áreas de danza, percusión, investigación, asesoría y formación de la cultura afrovenezolana.
Es una caraqueña con raíces litoralenses que, digamos, se la pasa viajando, bailando, tocando y trenzando historias.
Y hoy, la Negra Ugueto se sienta en “El Sofá”
Ernesto: Eileyn querida bienvenida. ¿Cómo estáis, te decimos Maracaibo?
Eileyn: Muy bien, muy bienvenida, muy agradecida por esta invitación. Tienes una energía increíble, así que esto va a estar espectacular.
Ernesto: Ah, qué bueno, qué bueno. ¿Habías venido antes para acá, para la iguana?
Eileyn: No había venido, me encantan las iguanas, pero no había venido.
Ernesto: Bueno, bueno ya estás aquí bienvenida a este sitio, tienes energía, la gente aquí es muy muy linda. Mira, ¿de dónde vienes? Pues comienzo preguntando eso porque te la pasas haciendo un montón de cosas. ¿Dónde estabas hace una hora atrás?
Eileyn: Bueno, hace una hora atrás estaba en temas de producción con mi compañera Patricia, acompañándola en su trabajo para que después ella viniera a acompañarme al mío, caminando Caracas, haciendo diligencias y viendo la vista maravillosa para inspirarme y venir a esta entrevista contigo.
Ernesto: Qué bueno. Mira, acaban de conferirte el premio municipal de danza del Distrito Capital 2025, convención danza tradicional venezolana. Estoy leyendo lo textual para que no se me olvide nada. ¿Qué significan los premios para ti? ¿Qué significa eso?
Eileyn: Mira, los premios para mí, realmente, aunque eso sea cuchillo para mi garganta, no son tan importantes. Pero este en particular lo sentí como un abrazo.
Ernesto: ¿Así?
Eileyn: Sí, porque para mí la danza vino en un momento de mi vida bastante complejo. Yo en ese momento no lo había visto de esa manera porque tenía cinco años y mis padres se habían separado. Al parecer, según relatos de mi madre, yo estaba como metida en mi mundo, no quería que la gente me hablara, me metía debajo de las mesas, no quería estar en el ojo público.
Ernesto: Cinco añitos.
Eileyn: Cinco añitos. Entonces, ella me lleva a una institución de danza, me colocó como para que bailara, porque ella es bailarina también, y yo como, bueno, por aquí quizás la ayudamos a que sea más extrovertida. Y ella lo que hice fue meterme más en mí. Entonces, mi maestro tuvo como el tino de decir, es que tú no vas a ser ejecutante, tú vas a ser maestra. Y él fue como, siempre me ponía, agarra este librito, ponte para acá, explícale a él. Siempre, toda mi formación, yo me gradué de esos talleres a los 12 años y él me colocó como suplente mira terminó tu clase entra en la siguiente clase y empieza a ayudar a que él y vamos a hacer esto.
Ernesto: ¿Dónde fue eso?
Eileyn: En la fundación Bigot. Yo desde los 12 estuve dando clases y ahorita tengo 22 años dando clases. Comencé yendo a los colegios a montar actos de fin de curso a gente que me llevaba no sé dos, tres años. Entonces yo les montaba actos de fin de curso o a los que estaban en cuarto grado como para que no se viera porque a veces no me respetaban mucho, como que esta pana qué, hasta que empezaba a hablar y me decían, ah, pero es que es una señora en el cuerpo de una niñita. Entonces pasa todo esto y ahora cuando vienen todos estos galardones y todas estas situaciones, siento que es como ese abrazo que me da la danza.
Después de 29 años en este mundo tan lindo del arte del movimiento corporal, veo que sí, que sí, era mi propósito, que ahora puedo hablar a viva voz, que me puedo emocionar frente a las personas sin que me dé vergüenza, que puedo autorreconocerme como una persona afrodescendiente con honor y con dignidad y además recibir un premio por eso porque yo nunca hice ballet, yo nunca hice las danzas convencionales que se supone que debes hacer para ser un bailarín.
Ernesto: ¿Cuándo entraste en hacer música tradicional?
Eileyn: Desde siempre, solamente cuando fui al elenco de la compañía nacional fue que tuve que formarme como quien dice de manera integral, aunque yo siento que la danza tradicional en sí misma ya es integral pero dentro de la temática de la profesión allí fue donde entré en esas casillas y me sentía muy incómoda, muy fuera del lugar.
Ernesto: Estamos hablando del tema del premio y te lo pregunté porque además también de un momento a otro, de un tiempo para acá, comenzaste a tener mucha más visibilidad. De hecho, vi por ahí en tu resumen biográfico que tienes como ese, que lo he tenido con otros artistas que han venido aquí, eres portadora patrimonial UNESCO para la festividad de San Juan Bautista. Esa otra…
Eileyn: Sí.
Ernesto: ¿Sabes? La UNESCO te da como, oye, como una visibilidad internacional, bueno, porque es un organismo muy grande.
Eileyn: Sí, yo siento que la tradición paso a paso lo que hizo conmigo fue mostrarme que con ella me bastaba, Con ella me basta para ser, crecer, merecer, pertenecer y además agradecer. O sea, tengo para todo. No me ha hecho falta entrar en otras disciplinas para poder calar o escalar en los diferentes ámbitos y espacios, pero el sistema de la danza siempre me obligó a hacer eso. Siempre quiso que tuviese una postura erguida, que escondiera mis posaderas, mis glúteos. No, tienes que pararte así, tienes que bailar de esta manera, porque el recogete el cabello, todos unos códigos.
Ernesto: Que son de la parte como más académica, ¿no?
Eileyn: La parte académica quiere que uno sea eurocentrista.
La conversación con Eileyn es más extensa, por eso te invitamos a que veas la entrevista completa en el podcast El Sofá, de Laiguana.tv.
(Laiguana.tv)
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