Apenas han transcurrido pocas horas sobre la aprobación de la extensión de la licencia a Chevron para operar en Venezuela por 60 días más en el país, gracias a las negociaciones que el Gobierno Bolivariano mantuvo con el enviado especial de la Casa Blanca, Richard Grenell, sin embargo, existe otra cara en esa misma moneda, pues ahora resulta que, según el secretario de Estado, Marco Rubio, no hay tal prórroga y que la misma culmina este 27 de mayo.
Esto ha evidenciado la existencia de un conflicto interno en la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con Rubio y Grenell en el medio del cuadrilátero, quedando Trump como un simple campeonato en disputa.
De acuerdo con lo que reporta Bloomberg, fue el caso de Venezuela lo que hizo que esta “pelea” saliera a la luz pública, pues, como ya se sabe, Grenell anunció al Gobierno Bolivariano, encabezado por el presidente constitucional de la República, Nicolás Maduro, que Chevron tendría una nueva extensión de su permiso para producir petróleo en el territorio nacional, solo para luego ser contrariado por la Secretaría de Estado, bajo la vocería de Tammy Bruce, quien confirmó la decisión de su jefe al decir que “no hay confusión”.
Por otra parte, está el tercer factor, que es ni más ni menos que el mismo Trump, pues últimamente ha mantenido una actitud contradictoria, ya que muchos analistas han precisado que el mandatario se inclina hacia un lado y hacia el otro. Sucede que el magnate inmobiliario dio su visto bueno a la licencia de Chevron, luego de las negociaciones entre Caracas y Grenell, donde además se entregó a un mercenario estadounidense, procesado bajo las leyes del Estado venezolano, pero tal parece que esto fue de agrado para un grupo de senadores en Miami, Florida; y todo parece indicar que hubo presión para que Trump apoyara la decisión de Rubio, pues de no hacerlo, no se le aprobaría el presupuesto que solicitó y que debió ser aprobado el pasado mes de abril.
Toda esta situación deja como resultado a Chevron en un limbo, pues entre tantos “si” y tantos “no” la petrolera tendría que optar por decidir si acatar las instrucciones de Rubio o creer en la palabra de Grenell, quien ha confesado el interés de Estados Unidos en tener control del crudo venezolano y que por ello ha buscado mecanismo que impidan el acercamiento de China a este recurso, pues EEUU considera que si Beijing accede a esto, se convertiría en una “amenaza” los interés norteamericanos.
En conclusión, con Chevron en el limbo, la pelea entre Grenell y Marco Rubio; y Trump prácticamente en tres y dos por su propia decidía, nada impide que Venezuela pueda sellar tratos energéticos con quien quiera, pues en reiteradas ocasiones el presidente Maduro dijo que respetará la decisión de la salida de la empresa estadounidense y de sus acreditados.
(Laiguana.tv)
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