Resulta imposible no ligar la imagen de Iván Pérez Rossi a la agrupación “Serenata Guayanesa”. Agrupación, vale destacar, de la que es fundador desde el año 1971.
Iván es un creador incansable que, además de toda la extensa discografía de Serenata Guayanesa, ha editado ocho discos como solista, ha publicado seis libros de poesía, canciones y cuentos infantiles que le han valido, entre otros muchos reconocimientos, el Premio Nacional de Poesía.
Para hablar de esos y muchos más temas, Iván se sienta en “El Sofá”.
La entrevista
Para el momento en que Vidal gritó “grabando”, Iván y yo estábamos instalados en una conversa de más de media hora en la que yo le contaba sobre los artistas que hemos invitado y no quieren venir, y él me contaba cómo nació “esta vaina de la Gran Misión Viva Venezuela”. Pero no me refiero a la historia formal, sino a lo que nunca se sabe que, por mi parte, seguirá así… jejeje.
“Iván, ponle el pie encima a ese micrófono que se está cayendo” le digo, mientras Vidal, que está arreglando el paral, me mira con desdén. “¿Cuántos parales de micrófono has arreglado en tu vida, Iván?” e Iván sonríe.
—Listo. Iván, estamos grabando ¿cómo estás, hermano?
—¡Machete!
—Bienvenido, bienvenido. Muchas gracias por venir.
—No, gracias a ti por la invitación y gracias a Laiguana.tv. Bueno, hablaremos aquí de lo sagrado y lo profano…
—¡Me parece maravilloso! Acabas de estar en Maracaibo… vi un video que anunciaba un concierto de dos extraordinarios cuatristas que conozco: Gustavo Colina, que es mi hermano del alma, y Fernandito Rodríguez.
—Fernandito, que es uno de los ganadores de la siembra del cuatro, esa labor extraordinaria que ha hecho Cheo Hurtado… tienes que traerte a Cheo para que hagas un programa con él. Bueno, el asunto que yo solo estaba invitando al concierto… yo estaba en Barquisimeto, en un encuentro de 400 cuatristas larenses. La décima primera edición de ese festival de los cuatristas larenses, entonces me invitaron, porque ellos querían acompañarme y cantar alguna de las canciones mías, cosa que me satisfizo totalmente porque eso es lo que hacemos, pues.
Yo he dicho que siempre, yo compongo muchas cosas malas y muchas cosas regulares, pero a ellos les parecen bien varias de las canciones que yo tengo, bueno, el público es el que emite el juicio definitivo
Luego ellos se fueron para Maracaibo, yo les hice la cuña, y ellos se fueron a hacer dos conciertos allá con Gustavo Colina que es amigo mío también.
—Iván, tu documento biográfico dice que naciste en Angostura del Orinoco…
—Me gusta decir Angostura del Orinoco, claro yo no sé por qué se le cambió el nombre, porque siempre cuando hay un caudillo entonces quiere cambiar el nombre, y se lo cambiaron, porque esa es la angostura de Bolívar, la angostura del Libertador, la angostura del Congreso. Yo siempre digo que nací en Angostura del Orinoco.
—Tú naciste un 3 de agosto, o sea, naciste más el mismo día que Antonio Lauro…
—…y el mismo día del campeón olímpico Rubén Limardo.
—¡Ah mira! pero un día cabalístico…
—Un buen día para nacer.
—Iván, toda tu carrera o buena parte de tu carrera musical es notoria. Hay montones de entrevistas por ahí en internet, uno pone tu nombre y encuentra cientos y cientos de páginas donde se habla de tu trabajo artístico, pero cómo empezó…
—Déjame decirte que yo muy pocas entrevistas hago. Cuando tú me llamaste para hacer este programa, consulté con Pacheco y con Luisana, y entonces, claro, yo voy, dije. Varios me dijeron: Iván tienes que ir para allá, esa entrevista es muy buena. Por eso vine. Porque me llaman para ir a cada entrevista, porque te consigues con cada periodista que… ¡hermano!
—Entonces no das entrevistas todo el tiempo…
—Muy poco. La verdad no me gusta hacer entrevistas, ni de radio, ni de televisión…
—Lo que te estaba preguntando era cómo empezó la música, cómo te acercaste tú a la música ¿Fue de chamo? ¿fue en tu casa?
—Mira, nosotros somos músicos autodidactas y de espontaneidad, porque en la casa nadie cantaba y nadie tocaba nada.
Yo conozco a Alejandro Vargas, que vivía a dos cuadras y media de la casa, y él pasaba siempre con sus diversiones y con sus parrandas, y llegaba a la casa, en la Plaza Miranda, porque mi papá era una persona importante. Mi papá después que me adoptó porque yo fui lo que llaman un hijo natural y pasé de segundo para tercer año en el liceo Peñalver, fue cuando aparecí como Pérez Rossi, antes era Iván Rossi… entonces, este Alejandro Vargas, esposo de mi tía mayor, le llamaban el bachiller Pérez…
—…y me decía de tu padre…
—Sí, mi papá era profesor de matemáticas. Yo conocí, por ejemplo, a Jesús Soto en mi casa porque él venía a saludar a uno de sus pocos profesores que le quedaba vivo. Así que, como matemático, cero música en la casa. No había música, yo no vi ningún cuatro ¡Es más! Yo cantaba en la escuela Heres, y decían que yo cantaba muy bonito.
Recuerdo que por esa época todo era a capela. Voy a un programa en la radio Ecos del Orinoco, que daban un premio, que era así como una bolsa Clap, más o menos. Entonces yo me voy a buscar mi premio, pero claro. Pero resulta que me dicen: siga la melodía. La orquesta arranca, y arranca al tono del cantante solista, no al tono mío. Y por supuesto, eso fue un desastre. Puse, la gran cagada ahí. Me dieron algo así como un premio de consolación: un kilo de arroz, una cosa de esas.
—Iván, eso fue un debut como para llorar…
—Como para no cantar más nunca en la vida.
—Pero seguiste cantando…
—Sí. Entro al Liceo Peñalver. Allí tengo un cuento buenísimo: la persona que fungía de director de cultura del liceo, me dice un día, mañana viene un poeta por acá, un poeta muy importante y usted va a cantar una canción. Canto yo una tonada de Torrealba. Y entonces canto mi cosa. Pero el profesor nos dice mire, no se vayan porque tienen que oír al poeta que va a recitar. Bueno… el poeta viene. Y tú ves aquel señor gordo, mofletudo, viejo, horrible, con una voz terrible y una boina, y el tipo empieza a narrar sus versos y a decir los versos. El tipo se llamaba Pablo Neruda…. (risas) O sea, yo le canté a Neruda sin saber quién era.
La entrevista con Iván Pérez Rossi es una historia nutrida y emocionante. Por eso te invitamos a que veas la entrevista completa en el video adjunto.
(Ernesto J. Navarro / Laiguana.tv)