El gobierno venezolano se mostró satisfecho y expectante con la canonización de sus dos primeros santos, el Dr. José Gregorio Hernández y la Madre Carmen Rendiles, evento que augura un nuevo período de paz, bienaventuranza y conciliación para el porvenir de la ciudadanía.
“Es un acontecimiento espiritual e histórico que honra la fe viva de nuestro pueblo y fortalece el alma de la Patria”, refiere un comunicado publicado por el canciller de la República, Yván Gil, a través de sus cuentas de Telegram e Instagram.
Humildad, trabajo y compasión al prójimo son las cualidades que exaltan a la idiosincrasia venezolana, tal y como demostraron José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, y la madre Carmen Rendiles, “servidora incansable del Evangelio”, durante su misión en los confines regionales.
Hoy en día, su palabra se ha convertido en ejemplo y legado para millones de creyentes. “Su vida es testimonio de que la grandeza humana nace del servicio, la bondad y la entrega solidaria”, se lee en el documento.
Palaras al Vaticano
Por otra parte, la población y el gobierno bolivariano exteriorizó su agradecimiento a su Santidad el Papa Francisco por reivindicar a estos dos íconos de la religiosidad venezolana.
“Quien con sabiduría pastoral impulsó las causas de Santidad de estos dos venezolanos ejemplares, reconociendo en ellos la fe sencilla y la fuerza espiritual de los pueblos humildes de Nuestra América”, destaca el comunicado publicado por Gil.
De igual manera, el agradecimiento se extiende al papa León XIX, cuyo pontificado formalizó este reconocimiento a escala global: “Es un gesto que estrecha aún más los lazos fraternos entre Venezuela y la Iglesia Católica universal. Valoramos su mensaje de reconciliación, humanidad y encuentro entre las naciones”.
A raíz de este significativo evento, la nación ratifica su compromiso en seguir labrando el camino hacia una sociedad de paz, amor, respeto, hermandad y, sobre todo, unidad nacional.
“Este acontecimiento nos encuentra unidos como nación, reafirmando que Venezuela es un pueblo profundamente creyente, de auténticos valores cristianos y espíritu solidario; un pueblo que ha sabido defender la paz en medio de desafíos y dificultades, con dignidad, esperanza y fe inquebrantable. Nada ha podido ni podrá quebrar nuestra vocación de paz, justicia y vida. (…) Que la esperanza que broten del Evangelio y de la grandeza espiritual de nuestro pueblo”, se lee al cierre del comunicado.
(Laiguana.tv)
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