De niña, Jéssica Sosa jugaba frente al espejo a ser periodista, dicen sus familiares y sus vecinos de San Agustín que usaba un cepillo de peinarse como micrófono.
El tiempo le dio la razón. Hoy, no solo cumplió su sueño de ser periodista sino que es altamente reconocida por su profesionalismo. Cuando no trabaja, Jessica Sosa canta y baila en su entrañable barrio San Agustín
Esta noche la periodista y corresponsal internacional Jessica Sosa se sienta en El Sofá.
—Jessica, ¿cómo estáis?
—Asustada, pues. Cazador casado….
—Es raro, cuando uno es periodista y te empiezan a entrevistar…
—No, hermano, eso es lo peor que hay. Yo entrevisto lo que tú quieras, pero que me entrevistes tú… ya estoy aterrada que me vas a preguntar, las voy a pagar todas aquí contigo.
—jajajajaja no es para tanto… Oye, ¿quién te llama Jessica Yeniré?
—Mira, te voy a decir una cosa nadie, desde que mi mamá me regañaba cuando era chiquita: Jessica Yenire, y yo decía, «Ay, está ruda la cosa.» No, desde ahí no, nadie sabe que ese es mi segundo nombre.
—Jessica, tú te presentas como geminiana, periodista, cantante, mamá de Salvador Alfonso y Miranda. ¿Hay alguna de esas facetas que te ocupe más tiempo?
—Eh, mamá de Salvador. Salvador acaba de cumplir 11 años. Y bueno, esa es la gente que me ha hecho pagar todo lo que yo he hecho en mi vida.
—”La edad del pavo», dicen en Argentina
—Ese mismo es, ese mismo es. Bueno, con él ha sido todo: canas y estrés y depresión postparto y todo lo que tú te puedes imaginar, mastitis. De aquí, de allá para todo. Todo, todo, todo.
—Jessica, ¿qué significa haber nacido en San Agustín, que es el barrio con más guaguancó de Caracas.
—Eso es eso me ha marcado la vida entera. Eso se ha transformado mucho para mí, Ernesto. La gente de San Agustín, bueno, a ver, San Agustín ha hecho cultura siempre, toda la vida, pero además, se ha encargado de demostrar quiénes somos. Cuando yo estudiaba en la UCV, una muchachita, ¿verdad? Me daba pena responder cuando preguntaban «Mira, ¿y tú dónde eres?» San Agustín. Porque era un momento, en se criminalizaba a las personas de los barrios. Éramos criminalizados. Mira, está negrita del barrio, tal y entonces yo estudiaba en la UCV, que es una universidad pública, pero que estudiaba pura gente con mucho dinero. Y entonces era difícil.
Y yo, te confieso aquí, yo no sé si esto lo he dicho antes, porque me da vergüenza hoy. En algún momento lo dije bajito, porque es una cosa de la que yo debí aprender a sentirme orgullosa. Yo lo comienzo a transformar cuando empiezo a ser una persona más o menos pública y siempre empecé a decir, «Yo soy de San Agustín.» Porque para mí es un orgullo muy grande.
—¿Cuántas generaciones de tu familia viven en San Agustín?
—Bueno, como cuatro. Mi bisabuelo fundó el barrio, fue de los fundadores del barrio. Mi bisabuelo era un indio güaiquerí que se vino a Caracas, como todos los que fundaron el barrio.
Y el barrio El Manguito, que es uno de los de de San Agustín, prácticamente mi abuelo lo construyó todo, porque mi abuelo, era albañil. Y entonces él levantó la casa de nosotros, casi al final del barrio y nosotros le decíamos, «Abuelo, pero por qué usted hizo esta casa por allá? ¿Por qué no agarró la orilla de la carretera? Porque aquí estaba la pila donde agarramos el agua y entonces era más fácil…
Entonces, después de ahí, mi abuela, mi mamá, mi papá, mi mamá viven aquí donde está la pila de agua. Mi papá, su familia más abajo y entonces este es un sube y baja ese cerro, bendición, hola, bendición, tía, bendición, prima bendición, no sé qué más. Ahora voy a San Agustín y soy yo la que echa las bendiciones, y me doy cuenta cómo ha pasado el tiempo.
San Agustín es lo que yo soy, es el sello de lo que yo soy, me da un orgullo tremendo porque siento que eso a mí me da una perspectiva diferente siempre, ser del barrio y ser de ese barrio.
—San Agustín tiene una impronta musical muy grande, pero también tiene un historial de lucha de la clase obrera, de resistencia, una historia política. ¿Eso te formó también a ti?
—Mira, al principio no tanto. Al principio era más el tema de la musicalidad. Porque mi mamá nos contaba mucho que era amiga de los muchachos del grupo Madera, de Pichón, que iban a dar serenatas en el barrio y en el barrio se enamoraban en ese tiempo y hasta los míos dando serenatas y tal. Y el tema de la musicalidad está muy presente.
En mi barrio no hay nadie que no haya pertenecido a algún grupo de danza o tocado un tambor.
La periodista y corresponsal internacional Jessi Sosa ha alimentado una exitosa carrera profesional en el campo del periodismo. Y aunque alguna vez saltó al campo de la política, regreso a reportear, como se dice en el argot periodístico.
Por eso te invitamos a ver la entrevista que le hicimos en El Sofá. Para que la conozcas, visita LaIguana.tv. Disfrúta el podcast en vivo a través de todas nuestras RR.SS., y en nuestro canal de Youtube:
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(*) Ernesto J. Navarro es periodista zuliano y escritor. Ancla del podcast “El sofá”. Ha publicado tres libros de poemas y la novela Puerto Nuevo. Ganador del Premio Nacional de Periodismo 2015.
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(Laiguana.tv / Ernessto Navarro)













