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Expertos han comprobado que la somnolencia, conocida por todos cuando los párpados se niegan a abrirse por completo en el momento en que suena el despertador, puede tener su origen en tres causas comunes.

 

Una de ellas responde a la causa de no haber dormido las horas necesarias, otra que no hemos descansado debido a un trastorno del sueño, o que tenemos algún problema de salud o alimentación que nos hace estar cansados, lo cual genera fatiga.

 

“Dormir no es lo mismo que descansar. Se puede dormir seguido pero sin llegar al sueño más profundo, con lo cual, al día siguiente estaremos cansados y somnolientos”, explica Eduard Estivill, doctor y director de la Clínica del Sueño Estivill.

 

“El sueño es como un taller de reparación, restauración y memorización durante el que volvemos a cargar las pilas, tanto física como mentalmente. Si el taller, es decir, el sueño, no dura lo suficiente o no es profundo, puede no ser reparador y dar lugar a la somnolencia diurna”, agrega.

 

El especialista indica que cuando eso ocurre, las consecuencias pueden ir más allá de una sensación de cansancio. “Podemos tener fatiga, ojos enrojecidos, pesadez en el cuerpo y debilidad», enumera Estivill. Y en el aspecto psíquico, «pérdida de concentración y de memoria, lentitud de reflejeos, irritabilidad, inestabilidad emocional, etc”.

 

(Abc)