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La Asociación Americana de Psicología en su portal web explica que varias investigaciones corroboran que la conducta violenta o agresiva suele aprenderse a una edad temprana a través de la imitación de conductas.

 

También señala que son los padres, familiares y otras personas que cuidan a niños o jóvenes los que pueden tomar medidas para reducir o minimizar la violencia, que tanto afecta a la sociedad actual.

 

Este jueves, Politáchira anunció que un adolescente de 12 años de edad, estudiante de 8vo grado, guardaba en su morral un arma de fuego. Está en el albergue mientras se hacen investigaciones y los padres del menor dan las explicaciones sobre el caso.

 

“Esta es una modalidad delictiva que están poniendo en práctica las bandas delincuenciales, pues ante los intensos controles de seguridad sobre los motorizados, optan por usar estudiantes para trasladar las armas de fuego de un lado a otro sin ser descubiertos por las autoridades”, recalcó el director de la Policía de Táchira.

 

¿Por qué ocurre esto?

 

Los medios masivos de comunicación disparan violencia a diario. Muchas veces los padres y familiares descargan rabia e ira contra los menores y además, en una sociedad de consumo, son las armas y el dinero el principal atractivo. Ante este panorama, buscar el por qué ocurre esta situación no es sencillo.

 

La Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente señala que los factores que aumentan el riesgo de la violencia en los adolescentes son:

 

-Comportamiento agresivo o violencia previa;

 

-Ser la víctima de un abuso físico y/o sexual;

 

-Exposición a la violencia en el hogar y/o la comunidad;

 

-Factores genéticos (hereditarios de la familia);

 

-Exposición a la violencia en los medios de difusión (televisión, radio, etc.);

 

-Uso de drogas y/o alcohol;

 

-Presencia de armas de fuego en la casa;

 

-Combinación de factores de estrés socioeconómico en la familia (pobreza, carencia de medios, privación severa);

 

-Separación matrimonial, divorcio, padre/madre soltero, desempleo, y falta de apoyo por parte de la familia)

 

-Daño cerebral debido a heridas en la cabeza.

 

¿Cuál es la señal de alerta?

 

Esta misma fuente apunta que si un niño o joven presenta ira intensa, ataques de furia o pataletas, irritabilidad extrema, impulsividad extrema o se frustra con facilidad, puede ser un violento en potencia. Se recomienda que se busque ayuda psicológica. 

 

Cuando se habla de la violencia asociada a lo delictiva, vale mencionar lo que explican Santiago Redondo Illescas y Antonio Andrés Pueyo en su artículo La Psicología de la Delincuencia: “La teoría del aprendizaje social es considerada en la actualidad la explicación más completa de la conducta delictiva. El modelo más conocido en psicología es el de Bandura, que realza el papel de la imitación y de las expectativas de la conducta, y diferencia entre los momentos de adquisición de un comportamiento y su posterior ejecución y mantenimiento”.

 

¿Qué hacer ante este panorama?

 

Paulo Sérgio Pinheiro, en su libro Acabar con la Violencia explica lo siguiente: “Toda sociedad, sin importar sus antecedentes culturales, económicos o sociales, puede y debe detener la violencia contra los niños, niñas y adolescentes ahora. Esto requiere la transformación de la `mentalidad´ de las sociedades, y de las condiciones económicas y sociales subyacentes asociadas a la violencia”.

 

Para lograr ese cambio de “mentalidad” se debe partir de la familia, tomando en cuenta los padres inculquen la cultura de paz. Además, los Gobiernos deben encargarse de que exista justicia y se castigue a los criminales y por supuesto que debe crear mecanismo para garantizar que los menores no sean violentados.

 

Por otra parte, el experto Clive Harber, en una de sus ponencias ante la Unesco, analizó la polémica idea de que las escuelas pueden ser lugares peligrosos para los alumnos, pues pueden reproducir la violencia social en el medio escolar y ante esta realidad planteó: en lugar de ocuparse simplemente de determinadas escuelas y de casos de violencia concretos, habría que estudiar los procesos históricos y sociales que están en juego, pues sólo así podrán hallarse soluciones válidas para los medios escolares violentos. Esta información la reseñó la organización en un libro llamado Reunión de expertos “Poner fi n a la violencia en la escuela: ¿Qué soluciones?”.

 

En un estudio para erradicar la violencia,  el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomienda:

 

–   Que se prohíban toda forma de violencia contra los niños en todos los contextos, inclusive el castigo físico dentro de las casas y escuelas. Las leyes no son artefactos mágicos para cambiar la realidad, pero difícilmente la realidad cambia sin el amparo de leyes.

 

–  Dar prioridad a la prevención de la violencia contra los niños abordando sus causas y considerando los factores de riesgo.

 

–  Promover valores no violentos y capacitación. Los Estados y la sociedad civil deben contribuir para  transformar las actitudes que aceptan o consideran normal la violencia contra los niños, incluida la aceptación de los castigos corporales y las prácticas tradicionales dañinas

 

–  El Estado debe acabar con la impunidad en todas sus manifestaciones.

 

–   Los medios de comunicación también deben ser cautelosos para evitar glorificar la violencia o estigmatizar la figura del adolescente pandillero y violento; esto sólo refuerza el miedo e incluso crea una atracción adicional por el crimen.

 

Son muchas las sugerencias que pueden darse para evitar que la violencia gane la partida, pero es esencial comprender que la construcción de una nueva sociedad es tarea de todos y que la educación es la principal vía, para evitar realidades tan complejas como que un niño de 12 años esconda un arma de fuego en su morral escolar.

 

(LaIguana.TV)