El concurso Miss Venezuela Mundo 2014 dejó a su paso una estela de escándalos, propios de la avaricia con la que algunas mujeres son tratadas en la organización que representan.
Estas jóvenes, desde que ingresan a la Quinta Miss Venezuela, deben aprender a “sacar las garras”, pues lograr el estereotipo de belleza por el que son reconocidas no es fácil. El capital y el sistema consumista que impone la sociedad para alcanzar una corona las obliga a comportarse como «fieras con clase».
Sin embargo, dos de esas estigmatizadas mujeres perdieron la clase: amenazas, supuesta corrupción dentro del concurso y hasta los maridos salieron a relucir en el encendido intercambio que Debora Menicucci y Shelesk Lorenz sostuvieron a través de Instagram.
Menicucci, quien se encuentra en Londres, se sintió atacada por un mensaje que colgó Lorenz en su cuenta, y comenzó el contrapunteo en el que develaron la verdadera materia de la que están hechas.
No cabe más que confirmar que tacones, maquillaje, ropa cara y clases de actuación no son los íconos representativos de la mujer venezolana que quieren exportar Osmel y sus ayudantes. La verdadera mujer venezolana es más que un estereotipo de “lo bello”, de la envidia y los escándalos.
(LaIguana.TV)