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Este grupo de celebridades de Hollywood fascinaron en el pasado con su irresistible belleza. Pero en su intento por conservar esos encantos a punta de bisturí, botox y otros trucos, terminaron por desfigurarse hasta llegar a verse hoy irreconocibles.
 

Meg Ryan. El grotesco ocaso de Sally

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Si hubo una actriz exitosa en los años 80 y 90 esa fue Meg Ryan. Su escena del orgasmo fingido junto a Billy Cristal, en Cuando Harry encontró a Sally, es un emblema del séptimo arte de la época, cuando también actuó en producciones inolvidables como The Doors y El beso francés. Pero de repente la llamada reina de la comedia romántica hizo un alto en el camino, el cual coincidió con sus cada vez más frecuentes cirugías estéticas, que han dado al traste con esa imagen dulce y angelical gracias a la cual sus películas han recogido más de mil millones de dólares. Todo parece indicar que los cirujanos de Meg acudieron a implantes de Gore Tex para fortalecer los músculos de sus labios. Además, le pusieron injertos en las mejillas y le estiraron el cuello y la frente. Y le siguen inyectando botox para borrar las líneas de expresión.

 

Melanie Griffith. Silenciosa transformación

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Mientras muchas de sus colegas hablan abiertamente de cuanto procedimiento se hacen para atenuar el paso del tiempo, Griffith no musita una sola palabra al respecto, aunque su afición por el bisturí y otros trucos cosmetológicos es evidente. Los resultados no han sido los mejores. La lozanía artificial de sus mejillas, obra de implantes y estiramientos faciales, contrasta con lo arrugado que se le ve el cuello. Melanie, inolvidable belleza de los años 80 y 90 y ex esposa de Antonio Banderas, también le ha hecho un flaco favor a sus encantos al engrosarse de modo exagerado los labios. Sus facciones están tan intervenidas que difícilmente puede reír con la espontaneidad de antes.

 

Renee Zellweger. Adiós a la verdadera Bridget Jones

 

El mundo aprendió a amar la cara rellenita y los ojos entornados con que la actriz, de 46 años, le dio vida a Bridget Jones, uno de los personajes más famosos del cine de comienzos del siglo XX. Pero ahora que se acerca un nuevo capítulo de la serie no son pocos los que auguran un fiasco, debido a los drásticos cambios que ella le ha hecho a su rostro en los últimos meses. Así, dicen los chismosos de Hollywood, Bridget ya no es ella debido a que su intérprete se sometió a un estiramiento facial que afiló mucho su cara. Radar Online asegura que se redujo sus prominentes mejillas, en las cuales se puso implantes, y se operó la nariz y los párpados. En fin, un cambio extremo que ella también se niega a reconocer públicamente.

 

Pamela Anderson. Obsesión por el pecho

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La celebridad que más portadas de Playboy ha protagonizado, 14, es también una gran aficionada a la magia del bisturí. Ya queda poco de la despampanante jovencita que se hizo famosa como protagonista de Guardianes de la bahía. Sin duda la parte de su cuerpo en que ha puesto mayor énfasis es el busto, lo cual le ha causado dolores de cabeza. En aquella popular serie ella estaba en traje de baño todo el tiempo y se sentía insatisfecha con el tamaño de sus pechos. Entonces, se los agrandó lo más que pudo, hasta lograr proporciones caricaturescas. Para colmo los implantes se le corrieron y ello la obligó a sucesivas cirugías para corregirlo. Hoy no cabe duda de que sus encantos siguen siendo prominentes.

 

Priscilla Presley. Víctima de la vanidad

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En los años 60 ella fue la mujer más envidiada del planeta, pues se casó con nadie menos que Elvis Presley, el rey del rock. Era una joven preciosa y cuando el tiempo empezó a dejar huella en su rostro perfecto empezó a buscar sin desmayo el modo de detenerlo. Así conoció a Daniel Serrano, un médico argentino que, gracias a su apostura y simpatía, logró codearse con las mujeres más bellas y ricas de Hollywood, a quienes les ofreció tratamientos de rejuvenecimiento que incluían inyecciones de silicona. Priscilla, quien es actriz, fue una de las que organizó reuniones en su casa para que Serrano les aplicara el producto a ella y a algunas amigas. Con el tiempo empezaron a ver cómo sus rostros se paralizaban o se llenaban de bultos o huecos, esto debido a que Serrano les aplicó en realidad una silicona de baja calidad que se usa para lubricar partes de autos, no autorizada para uso estético en Estados Unidos.

 

Presley fue una de las más afectadas, pues la codicia del falso cosmetólogo, quien por ello fue a prisión, la desfiguró gravemente y no ha podido recuperar la armonía que la definió cuando era la mujer del hombre más famoso de la música.

 

Sylvester Stallone. La deformación de Rocky

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Las mujeres de la meca del cine no son las únicas que caen en la trampa de someterse a ‘latonería y pintura’ en el quirófano, uno de los mayores desastres es el de Sly, como lo llaman. Desde joven, cuando era un ídolo mundial gracias a las sagas Rocky y Rambo, empezó a hacerse retoques. Primero, se operó un lado de su cara que se veía caído, por un daño que le causaron a los nervios los fórceps que se usaron para facilitar su nacimiento. Luego vinieron más procedimientos, como varios estiramientos de piel, pero los más evidentes son quizá el levantamiento de cejas y el ensanchamiento de la mandíbula. No obstante, tantos esfuerzos no han servido para rescatar la imagen del superatractivo neoyorquino, hijo de inmigrantes italianos, quien fue estrella de cine porno antes de convertirse en uno de los hombres más respetados de Hollywood.

 

Mickey Rourke. La ruina del amante bandido

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Estaba llamado a ser una de las glorias perdurables de star system, luego de protagonizar Nueve semanas y media, junto a Kim Basinger, una de las cintas más taquilleras de los años 80. Pero un reverso de fortuna lo alejó del glamour de Hollywood y lo llevó al bajo mundo, en el cual, incluso, llegó a trabajar como obrero de construcción. Las drogas y el alcohol, combinados con los golpes que recibió en el boxeo, por el cual dejó de actuar, arruinaron la que fue una de las más finas estampas del séptimo arte. Solo para recuperar la nariz que le destruyeron en el cuadrilátero se sometió a unas diez operaciones por parte de cirujanos poco competentes que empeoraron el problema. Lo mismo pasó con una de sus mejillas y otras áreas de su cara, en la que ya no queda nada de John Gray, el amante que se atrevía a todo en la cama en Nueve semanas y media.

 

(www.jetset.com.co)