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«Le doy gracias a Dios por esta vivo, al igual que mi esposa y mis compañeros de trabajo», así lo expresó, este domingo a PANORAMA, el ingeniero industrial zuliano Gabriel Vásquez desde la provincia de Esmeraldas, una de las zonas afectadas por el terremoto de 7,8 grados que sacudió a Ecuador, este sábado por la noche.

 

Vía telefónica relató que «fue bastante desagradable, el movimiento de la tierra no fue normal, en mi caso me agarró desprevenido en la peluquería y todo comenzó a moverse, cayeron los estantes al piso, la gente comenzó a gritar».

 

El caos se hizo presente cuando salió a la calle, «la gente llorando, corriendo,  afortunadamente por acá las pérdidas humanas fueron nulas, gracias a Dios, solo casas que se fracturaron, edificios que se fracturaron».

 

«En el apartamento donde vivo se agrietaron todas las paredes y más que todo fue eso, a nivel estructural (…) Comenzó el rumor del tsunami y todos fuimos hacia la parte más alta de esta zona y ahí esperamos hasta que vinieron las autoridades a avisar que se había acabado la alerta de tsunami y que estaba todo tranquilo», manifestó.

 

Agregó que «a eso de las 2:50 de la madrugada hubo otra réplica más débil, igual tuvimos que salir corriendo».

 

Rescatistas sacaron de los escombros decenas de cadáveres este domingo con sus manos luego de que un fuerte terremoto azotó la región costera de Ecuador el sábado en la noche, derrumbó decenas de edificaciones, generó destrucciones en algunas carreteras y ha dejado al menos 246 personas fallecidas y 2.527 heridas.

 

El epicentro del terremoto, de una magnitud de 7,8 grados y el más fuerte en afectar a Ecuador desde 1979, tuvo lugar en zonas ecuatorianas escasamente pobladas, compuestas por puertos de pescadores y playas turísticas, a 170 kilómetros (105 millas), de Quito, capital del país.

 

(Panorama)