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La decisión de reubicar a Joaquín «El Chapo» Guzmán en una prisión situada en un territorio controlado por su cartel generó dudas en México y Estados Unidos, en tanto que un funcionario mexicano de seguridad reconoció el domingo que el jefe narcotraficante fue transferido repentinamente a una cárcel de menor seguridad.

 

En términos generales, el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No. 9 situado en las afueras de Ciudad Juárez, frente a El Paso, Texas no es tan inexpugnable como la prisión de máxima seguridad del Altiplano, cercana a la Ciudad de México, en la que Guzmán se encontraba recluido, señaló el funcionario.

 

El funcionario no estaba autorizado a realizar declaraciones sobre el tema y aceptó hacerlo a condición de que no ser identificado por su nombre.

 

Guzmán está en un sector de máxima seguridad en el que se aplican los mismos protocolos que en el Altiplano, incluida vigilancia las 24 horas del día con una cámara instalada en el interior de su celda, agregó.

 

Sin embargo, Michael Vigil, ex jefe de operaciones internacionales de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), puso en duda la lógica de enviar al jefe narcotraficante a una prisión menos segura ubicada en un territorio controlado por sus subordinados del cártel de Sinaloa.

 

«Simplemente carece de sentido», declaró Vigil el domingo. «Él tiene esa parte de su imperio, tiene infraestructura ahí y personal que lo ayudaría en lo que respecta a diseñarle otra fuga».

 

Las autoridades no han precisado por qué escogieron el Cefereso No. 9 entre otras 19 opciones del sistema penitenciario federal para efectuar el sorpresivo traslado de Guzmán el sábado antes del amanecer en una operación que contó con fuertes medidas de seguridad.

 

Algunos medios mexicanos han conjeturado que la transferencia de El Chapo es el preludio a una extradición inminente hacia Estados Unidos, donde enfrenta cargos por narcotráfico en siete jurisdicciones. Sin embargo, las autoridades mexicanas negaron que sea así.

 

El funcionario de seguridad de México dijo que Guzmán se encuentra en medio de un proceso de extradición. La Secretaría de Relaciones Exteriores tiene la última palabra en cuanto a si la concede o no, y los abogados de Guzmán podrían apelar.

 

Un abogado del capo confirmó el sábado que su defensa sigue peleando judicialmente para evitar la extradición, y que las autoridades han dicho que podrían pasar meses o hasta un año para tener un fallo.

 

Diversos analistas han coincidido en sus declaraciones a The Associated Press de que no hay vínculo alguno entre el cambio de cárcel y una posible extradición.

 

«Antes, cuando iban a extraditar a alguien, simplemente ponían a la persona en un avión y la enviaban a Estados Unidos», señaló Vigil. «No reubican de antemano a alguien… Él no fue reubicado en Juárez para echarlo al otro lado de la frontera».

 

La cárcel del Altiplano es considerada la de más alta seguridad del país y muchos creían que era imposible escapar de ese lugar.

 

Esa creencia se vino abajo cuando Guzmán se escapó en julio de 2015 a través de un sofisticado túnel de 1,5 kilómetros de largo (una milla) excavado por sus cómplices hasta la ducha en su celda. El pasaje estaba equipado con una motocicleta modificada para correr sobre rieles.

 

(AP)