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El gobierno interino de Brasil enfrentó un nuevo escándalo en sus once días de vida al revelarse que el ministro de Planificación, Romero Jucá, sugirió que la destitución de Dilma Rousseff permitiría detener las investigaciones sobre el multimillonario fraude en Petrobras.

 

En fragmentos de conversaciones telefónicas publicadas por el diario Folha de Sao Paulo, Jucá, dijo al expresidente de la compañía procesadora de petróleo y gas Transpetro, Sergio Machado, que era necesario un “pacto” para detener las indagaciones, que también incluyera al poder judicial.

 

Ambos son investigados en la llamada Operación Lava Jato (Lavadero de autos) que indaga la corrupción en Petrobras que desvió millones de dólares, un escándalo que alcanza a buena parte de la clase política brasileña.

 

“Hay que resolver esa mierda. Hay que cambiar el gobierno para cortar esta sangría”, afirmó Jucá en esa conversación.

 

Grabada en secreto, la charla tuvo lugar semanas antes de la votación del 17 de abril en la Cámara de Diputados que aprobó el “impeachment” y derivó el proceso al Senado, afirmó el diario.

 

Jucá, quien negó su intención de manipular la investigación, renunció en la tarde, luego de una reunión en la que el mandatario interino, Michel Temer, evaluó los efectos de dicha grabación.

 

Ricardo Berzoini, exministro de Rousseff afirmó que dicha grabación revela el verdadero objetivo de los “golpistas que derrumbaron” a la Presidenta.

 

(EFE)

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