El pasado jueves 5 de julio el mundo deportivo y todo el colectivo venezolano fue sorprendido, luego de conocerse el lamentable fallecimiento de la destacada karateca Edith Nakary Sayago Lezama. La joven de 24 años de edad, según los reportes, habría decidido quitarse la vida debido a una presunta crisis depresiva.

 

Este hecho ocurrió dentro de las instalaciones de la Academia Técnica Militar, ubicada en el municipio Michelena del estado Táchira. Sayago, al parecer, se habría disparado con un fusil AK-103.

 

Los familiares de la exintegrante de la organización de Karate Do Seitokan, por cierto, actualmente rechazan esta hipótesis. Aseguran que Sayago no estaba deprimida y que gozaba de excelente salud mental. Afirman que la deportista era “asediada” por un oficial, quien la amenazaba con expulsarla de la academia.

 

“Lo que si sabíamos sus familiares y amigos era que Nakary había sido amenazada en más de una ocasión con ser expulsada, porque cierto oficial hizo de esto su razón de ser en la academia. Había sido remitida en varias oportunidades a revisión psicológica esperando que un informe negativo validara la expulsión. Dicho informe nunca fue hecho porque Nakary gozaba de excelente salud mental”, indicó la familia mediante un comunicado.

 

A continuación el comunicado completo:

 

La familia Lezama desea por medio del presente texto dejar constancia de nuestra postura sobre las notas de prensa aparecidas en el diario La Nación y en algunos portales de noticias, entre ellos lapatilla.com, en relación a la muerte de la cadete de tercer año Edith Nakary Sayago Lezama, ocurrida alrededor de la 1 am del día jueves 5 de julio de 2018 en la Academia Técnica Militar de Michelena. ¡Qué ironía que tuviera que morir el día de la independencia!

 

Llama poderosamente la atención que el suceso no fue informado a los familiares sino 7 horas después, a pesar de que su padre es sargento activo de la guardia nacional, adscrito al mirador San Cristóbal. Hasta el día domingo 7 de julio ningún oficial representante de la institución se ha comunicado de manera formal oral o escrita con los familiares. No ha habido un pronunciamiento legal o técnico y sin embargo muy temprano en la mañana del día 4 el portal web del diario La Nación ya publicaba, sin citar fuentes, detalles de las razones por las cuales, “categóricamente”, Nakary se habría quitado la vida, como resultado de una depresión causada por la sanción recibida por supuesta conducta indebida o deshonrosa.

 

Para los que conocieron a Nakary, para sus familiares y amigo y todas aquellas personas que fueron tocadas por su mágica y magnética personalidad, ninguna aclaratoria es necesaria. Pero para aquellos para quienes esta lastimosa muerte será una noticia más, sobre otra vida joven truncada por errores atribuibles sólo a ella, con el agravante, como mencionaba un comentarista en lapatilla.com, que deja traumatizado a un inocente menor de edad quien, obedeciendo órdenes, le entregara el arma con la que presuntamente se quitaría la vida, la verdadera Nakary debe ser presentada. Saquen ustedes sus conclusiones.

 

Nakary no estaba deprimida como lo afirma la nota de prensa. Estuvo activa en las redes sociales y Whatsapp hasta el día de su muerte y ninguno de los comentarios o imágenes compartidas sugieren problema alguno. Ningún familiar, compañero de academia o amigo ha reportado algún cambio de ánimo que pudiera revelar un drama interno a punto de estallar.

 

Lo que si sabíamos sus familiares y amigos era que Nakary había sido amenazada en más de una ocasión con ser expulsada, porque cierto oficial hizo de esto su razón de ser en la academia. Había sido remitida en varias oportunidades a revisión psicológica esperando que un informe negativo validara la expulsión. Dicho informe nunca fue hecho porque Nakary gozaba de excelente salud mental. Detalles insignificantes como su peinado, fueron motivo para que este oficial esgrimiera amenazas de expulsión. Estamos hablando de expulsar a la mejor estudiante de su promoción; la vivaracha, feliz, estudiosa y amiga incondicional que apoyaba a sus amigos y colegas cadetes en lo académico y emocional; la perfeccionista, como la llamaban algunos de sus allegados; la multifacética, artista, cantante, músico, atleta; la que tenía todo listo para su ascenso del día domingo 08 de julio.

 

Deploramos el trato irresponsable, inhumano y suspicaz que han recibido los familiares de Nakary de parte de la Academia Técnica Militar, así como la ligereza con que la prensa ha remitido información sin contactar a testigos o familiares para constatar las versione ofrecidas.

 

Queremos por medio de esta nota honrar la memoria de quien fuera una joven ejemplar, de un potencial inexpugnable con una pasión por su carrera militar solo igualable por sus múltiples talentos y su determinación de hacer cada cosa no solo bien, sino excelente.

 

Nakary fue hija ejemplar, hermana estricta y exigente pero amorosa y solidaria, nieta favorita por su sentido del humor, sobrina acaparadora de atención, tía juguetona y consentidora, amiga incondicional y sacrificada, aunque de un genio…

 

Queremos que la opinión pública recuerde que hay más de una versión de cada hecho, que no existe una verdad única y que las instituciones militares son reconocidas por la opacidad con la que manejan los asuntos más vitales, especialmente cuando la ya dañada reputación de las instituciones militares queda en entredicho.

 

(LaIguana.TV)