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“Las autoridades dejaron al descubierto un centro clandestino donde se reenvasaba salsa de tomate nacional (en bolsa) en botellas de la tradicional marca Heinz, falsificando además las fechas de vencimiento para sacarla al mercado”, destacó el diario cucuteño La Opinión.

 

“Unidades del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Metropolitana de Cúcuta desmantelaron dicho centro de reenvase en una vivienda deshabitada del barrio Toledo Plata, donde hallaron 768 frascos de la salsa, de procedencia venezolana, empacados en 32 bandejas de 24 unidades cada una”, prosigue la nota informativa.

 

“El coronel Jaime Barrera, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta informó que hallaron 90 bolsas plásticas de cuatro mil gramos cada una que contenían la salsa de tomate nacional que sería utilizada como materia prima para llenar los frascos.Igualmente se encontraron al menos 2.500 frascos de vidrio vacíos aparentemente reciclados, 2.500 tapas metálicas blancas propias de este tipo de producto y pliegos, con los sellos de fecha de vencimiento, con los cuales marcarían los frascos”, destacó el oficial.

 

En las etiquetas adheridas de forma artesanal en los frascos, además de la marca del producto, se encontraba diversa información relacionada con su supuesta fabricación en una ciudad del estado Carabobo (Venezuela), el registro sanitario y la composición nutricional, entre otros datos.

 

“Se está frente a un caso de falsedad marcaria y además ante una alerta por insalubridad, teniendo en cuenta las condiciones artesanales y la falta de higiene en las cuales se llevaría a cabo la actividad ilícita”, añadió Barrera al tiempo que se pudo conocer que no hubo detenidos por este hecho.

 

Este tipo de delitos, que constituye una estafa para los venezolanos que acuden a comprar del otro lado de la frontera confundidos por la campaña mediática desestabilizadora de la derecha golpista, según la cual en Venezuela “no se consigue nada” y en Colombia “hay de todo”, necesitan ser detectados, combatidos y controlados para volver a abrir las fronteras.

 

Adulterar el contenido de los productos, afecta tanto a consumidores como vendedores. Los comerciantes colombianos pierden crédito ante los ojos de los compradores venezolanos y éstos ponen en riesgo su salud al adquirir alimentos que no están procesados de manera adecuada.

 

(CO-LaOpinión)