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Internet está presente en alguna de sus formas en todas las esquinas de la sociedad, ya sea para tiempos de ocio o en el ámbito laboral, convertido desde hace tiempo en una de las herramientas fundamentales para desempeñar sus tareas. Es un bien muy extendido pero, en muchas ocasiones, sobre todo en los hogares, se descuida su infraestructura dejando algún tipo de brecha para posibles robos por parte de los vecinos.

 

El escenario actual es el siguiente: se estima que un 13.9% de los usuarios deja su red inalámbrica WiFi desprotegida y desconoce su estado, mientras que el 27.7% desconoce el sistema utilizado para proteger la red. Son datos preocupantes que, un año más, se recoge en el Estudio sobre la Ciberseguridad y Confianza de los hogares españoles, elaborado por el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), que observa que ha aumentado casi 45 puntos porcentuales desde 2003 alcanzando hasta 2015 una penetración del 78.2%, lo que demuestra la gran importancia de este medio.

 

La situación es la siguiente. El usuario, cliente de un proveedor de servicios de internet, paga una cuota de suscripción para recibir una conexión en función de la tarifa contratada, que dependiendo de cuáles haya seleccionado o esté dispuesto la velocidad será más o menos. Aunque las compañías han mejorado notablemente en los últimos años las velocidades de conexión y las previsiones apuntan a que la demanda será cada vez mayor, se producen casos en los que, aparentemente, la velocidad es menor o está ralentizada o, simplemente, no ofrece las velocidades esperadas.

 
El resultado, un caos inesperado: páginas que no cargan lo suficientemente rápido, videos que se entrecortan o exasperantes tiempos de descarga de servicios. Son situaciones que a un usuario se le pone la mosca detrás de la oreja, como reza esta expresión popular, pero que advierte, en muchos casos, de la confirmación de una sospecha muy habitual: alguien, posiblemente un vecino, está utilizando la red Wifi. Es decir, robando internet, tipificado incluso en el Código Penal español (artículo 255) será castigado con la pena de multa de 3 a 12 meses cuando se demuestre que la defraudación ha sido de más de 400 euros.

 

En ocasiones, y dada la trascendencia que están tomando los dispositivos móviles, uno llega a pensar que conectamos demasiados aparatos a internet y puede afectar a su rendimiento. Sin ir más lejos, el teléfono móvil inteligente se posiciona como el líder indiscutible (utilizado por el 87.1% de los internautas) junto a la tableta (utilizada por el 45.9%) como los dos dispositivos que han experimentado un ascenso más notable en los últimos años.

 

Red sobrecargada

Pero, desde hace tiempo, no solo el ordenador se convierte en la opción para acceder a los contenidos de internet. El acceso a través de «smart TV», iniciado desde 2014 (13.1% de los internautas) y las videoconsolas (12.4%) ha provocado una carga de transferencias de datos tan grande que, solo en un hogar, ahoga las velocidades al rellenarse la banda con la transmisión de importantes datos al mismo tiempo.

 

Cómo averiguarlo

La pregunta es, ¿se puede saber si alguien se ha conectado a nuestra red sin nuestro permiso? ¿Es posible conocer si alguien está robando nuestra conexión? Hay distintas formas para averiguarlo. Por ejemplo, mediante el uso de una aplicación móvil como Fing, disponible para iOS y Android, da la posibilidad de evaluar los niveles de seguridad, detectar intrusos y resolver problemas de red en cuestión de segundos. Pero también se puede hacer uso de otras como NetScan o NetWork Discovery (Android) o iNet o IP NetWork Scanner (iOS). Para sistemas operativos de ordenadores de sobremesa que ruedan sobre Windows se pueden encontrar Angry IP Scanner, Monitoring Tool o Microsoft Network monitor.

 

Momentos concretos de interrupciones

En muchas ocasiones comienza con unas sospechas. Si desde hace un tiempo notamos que nuestra conexión de internet se vuelve más lenta a ciertas horas concretas del día se trata de un primer indicio de que alguien puede estar utilizando nuestra conexión sin permiso. «Puede que esa persona, por ejemplo, tenga el hábito de descargar cada noche un capítulo de su serie favorita con nuestro WiFi, justo cuando notamos que se ralentiza conexión. Si además vemos que la luz del router destinada al WiFi (a veces se indica como WLAN) continúa parpadeando tras apagar completamente todos los dispositivos inalámbricos de casa, podemos sospechar que algo ocurre», relatan en el blog corporativo los expertos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

 

Conocer el número IP y Mac

El objetivo de estos programas es detectar todos los aparatos que están conectados a esa red y se desvelan incluso sus direcciones MAC -identificador que corresponde de forma única a una tarjeta o dispositivo de red- y el modelo de dispositivo. También ofrece la oportunidad de limitar el acceso a ese determinado aparato. El problema es que detecta al intruso únicamente en el momento en el que se efectúa en análisis, con lo cual si el «ladrón» de WiFi no está conectado ahora no podremos averiguarlo hasta que coincidamos.

 

Sin embargo, para saber si se han conectado en algún momento dado hay que acceder al router. Para ello hay que introducir, generalmente, 192.168.0.1 o 192.168.1.1. en el navegador o dirigirse al buscador de Windows (Inicio/buscador) y escribir cmd.exe. Aparecerá una pantalla negra en la que escribimos «ipconfig/all» y, una vez realizada esta operación, «Conexión LAN inalámbrica» y después «Dirección física». De esta forma, el usuario puede conocer el sistema de cifrado. Es muy común que los servicios que proporcionan internet opten por el sistema WEP, considerado el más inseguro y menos recomendable.

 

Cambiar el cifrado

En la actualidad los expertos tienen aceptado que el antiguo protocolo para redes wireless WEP (Wired Equivalent Privacy), presentado en 1999, es poco seguro y en escasos segundos puede ser vulnerado. La solución recomendada es optar por el sistema WPA o WPA2. Para poder modificar y cambiar este tipo de encriptación es necesario acudir al panel de administración del router. Una vez realizada esta operación, habrá que dirigirse a la zona WiFi para conocer su sistema de seguridad antes de seleccionar el tipo WPA e introducir una contraseña.

 

Cambiar la contraseña

Los expertos en seguridad informática han reiterado en muchas ocasiones la importancia a cambiar las claves de acceso a los servicios de internet y a la red WiFi, proponiendo consejos para la elaboración de las contraseñas, tales como evitar nombres personales, fechas de nacimiento, optar por combinar números y letras. Esto, perfectamente aplicable a cualquier servicio de internet, cobra gran relevancia para evitar que alguien acceda a un servicio que pagamos de forma ilícita.

 

(abc.es)