En los últimos días se hizo viral una charla TED de Mayra Arena, una joven argentina de 26 años y oriunda de la ciudad de Bahía Blanca. Con el sugerente título ‘¿Qué tienen los pobres en la cabeza?’, Arena habla de una serie de prejuicios sobre la pobreza y da cuenta, desde su propia experiencia personal, del por qué de algunas cosas.

 

Repasa en concreto cuatro «características» que en teoría tiene la gente pobre: que son violentos, que son vagos, que por qué se gastan dinero en zapatillas muy caras y no en cosas más importantes y, sobre todo, por qué tienen muchos hijos.

 

Además, recuerda que ella cumplió con todos esos estereotipos al ser hija de madre adolescente, sin padre, tener muchos hermanos, dejar la escuela a los 13 años y ser mamá a los 14.

 

«Una se empieza a dar cuenta que es pobre más que nada cuando entra en el sistema escolar», explica Arena, señalando que sus compañeros y compañeras tenían útiles escolares, mochilas y cartucheras de sus dibujos animados o superhéroes preferidos.

 

Ella, por su parte, solo podía tener lo que le garantizaba el Estado, lo cual le generaba angustia y enojo y la llevaba a reaccionar con violencia. «La violencia empieza a ser una forma de vengarse de los demás por todo eso que ellos tienen y vos no», sostiene.

 

Por otra parte, explica que «después de tantos años con zapatillas encontradas en la basura o rescatadas de algún lado, con útiles del Estado, con ropa heredada del primo y camperas donadas por la Iglesia, el día que te podés comprar un par de zapatillas no te alcanza, se tiene que notar que te las compraste».

 

Las consecuencias de la pobreza estructural

 

Uno de los puntos destacados de la charla es cuando Arena explica que no es lo mismo «la pobreza esporádica», que «han conocido la mayoría de los argentinos», y la «pobreza estructural», que ella y una gran parte de la población sufrió y sufre.

 

Según la joven, la primera es momentánea y eventualmente se supera porque «siempre tuvieron a sus padres trabajando o saliendo a buscar trabajo todos los días y, sobre todo, mandándolos a la escuela todos los días». Por el contrario, «los que crecemos en la pobreza estructural, en los márgenes de la sociedad, vamos a la escuela cuando podemos».

 

«Jamás nadie nos enseña que hay que cumplir algo de lunes a viernes, no adquirimos la costumbre de madrugar todos los días y lo que no se aprende de chico es muy difícil aprenderlo de grande», añade.

 

Por último, asegura que los pobres tiene hijos porque «es lo único» que pueden tener. «Y tenemos muchos porque encontramos en cada hijo una razón para levantarnos todos los días a pesar de nuestra pobreza», dice. Y concluye: «A los pobres se nos juzga mucho por ser fríos, por no ser amorosos, pero nadie se pregunta nunca si alguna vez recibimos amor».

 

(RT)