Un mundo pixelado se levanta en medio de las imágenes de altísima resolución que presentan los videojuegos de hoy. Se trata del popular Minecraft, un videojuego de construcción que ofrece condiciones especiales para exprimir al máximo la imaginación de quien lo juega.
Minecraft fue creado por el sueco Marcus Persson y posteriormente adquirido por la empresa Microsoft. El videojuego, que han denominado de “mundo abierto”, no tiene un objetivo final, por lo que le permite al jugador tener un amplio abanico de opciones para crear su propio ambiente de juego. Remite a un mundo básico de construcción y destrucción de bloques que es protagonista de un boom inusual en cuanto a videojuegos se refiere.
En Minecraft el límite es la creatividad del jugador, razón por la cual se ha recibido esta plataforma como algo más que un juego: una herramienta de entretenimiento que educa y despierta la creatividad. El videojuego es hoy un fenómeno de masas al que millones dedican horas (a veces días) para desarrollar todos sus potenciales y convertirlos en divertidas creaciones.
Maravillas en cubos
Lo adictivo de este videojuego reposa en el mismo hecho de que es el jugador el que le da vida y va aprendiendo a medida que avanza. Entre los monstruos que acechan en la noche y las necesidades de alimentación y conservación que exige la supervivencia, Minecraft brinda una serie de ventajas que, con justificadas razones, atrae a los niños.
Este videojuego desarrolla la visión espacial del jugador. Con él se pueden manejar conceptos como el de longitud, volumen y profundidad fundamentales para los pequeños. Adicionalmente dota de una aguda capacidad de razonamiento cada vez que el niño debe construir una edificación o va a dar un paso en falso. También ofrece la ventaja de aprender a gestionar recursos, ya que los mismos no se reproducen sin el trabajo del jugador.
Otra de las ventajas que ofrece el juego de los cubos, es que enseña herramientas básicas de programación y ayuda a mejorar las capacidades de organización y concentración, enseña a evaluar problemas y resolverlos de la mejor manera. Minecraft garantiza que el jugador tenga su cerebro despierto, activo y abierto a la creatividad permanentemente, por lo que también se recomienda hacer pausas de 45 minutos por cada hora jugada.
Minecraft para grandes y chicos
Maya Monasterios vive en Caracas, Venezuela, y tiene que lidiar con el tiempo que Alberto, su esposo y Alexander, su hijo de 6 años, le dedican al ordenador día y noche. “Se les van las horas jugando, tienen sus propios mundos y crean sus propias estructuras. Veo cómo se ayudan entre ellos y lo compenetrados que pueden llegar a estar”.
Reconoce que padre e hijo desarrollaron un vicio por Minecraft, al punto que ha descubierto a su esposo jugándolo en las madrugadas y el niño relaciona muchas cosas de la vida real con el mundo de los cubos. “Alexander ha expandido su imaginación y maneja nuevos conceptos científicos gracias al videojuego. Siento que aprende mucho a medida que lo juega, pero tengo que empezar a dosificar su tiempo frente al ordenador”.
Para jugadores como Alberto o Alexander existen guías que les orientan para avanzar en los mundos de Minecraft, como mundocreeper.wordpress.com que ofrecen consejos y sugerencias avanzadas para encaminarse a niveles superiores del juego. Este tipo de plataformas ofrece la posibilidad de intercambiar opiniones y encontrar nuevos retos dentro de cada mundo y ayudas especiales para derrotar enemigos de mayor dificultad.
Desde el año pasado está disponible la versión Minecraft Education Edition, con la cual los niños son partícipes protagónicos de su educación. Esta versión ya está siendo probada en diferentes aulas de clase en varios países con resultados extraordinarios, pues profesores y alumnos se unen para encontrar formas divertidas de aprender matemáticas, programación, ecología, geografía y un poco de historia.
Este juego lleva años conquistando seguidores e todas las edades y en todas partes del mundo. Su práctica se ha popularizado y tiene numerosas referencias en programas de TV. Pero si no queremos ver cubos por todas partes, es necesario supervisar y limitar el tiempo de juego, sobre todo en los más pequeños.