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Para la alfombra roja de su segunda película dirigida, “Unbroken”, Angelina Jolie no pudo estar presente porque estaba enferma de varicela.

 

Sin embargo, fue su primera hija biológica con Brad Pitt, Shiloh Nouvel, quien acaparó todas las miradas del público y la prensa. La razón: Shiloh, de 8 años, se presentó a la premier en Australia vestida con un terno negro, camisa blanca y corbata, además de llevar el pelo corto peinado hacia atrás con gel, al igual que su padre y sus hermanos mayores Maddox (13) y Pax (11), semejando un estilo andrógino.

 

Pero esta situación no pareciera ser un problema para sus padres, ya que desde muy pequeña que se la ha visto vestida de hombre, incluso algunos medios han publicado fotos de ella en una piscina con un short de baño masculino.

 

En una entrevista que concedió a la revista Vanity Fair de julio de 2010, la actriz reveló que su hija se sentía como un niño, que pidió un corte de pelo y que le gustaba vestir como sus hermanos mayores. Ella la defendió diciendo que cuando era pequeña también se vestía con trajes y aseguró que “no pasa nada al respecto”.

 

En una oportunidad Brad Pitt confesó que Shiloh quiere llamarse como hombre. Cada vez que la llama por su nombre, ella lo corrige e invita a llamarla John.

 

Pero este caso no es el primero en causar revuelo en la prensa. El año pasado en Inglaterra se hizo famosa la historia de unos padres que criaban a su hijo como hombre y como mujer para que no “crezca agresivo”, como una especie de transexualidad. La transexualidad es una condición por la cual una persona se identifica como el sexo opuesto a su sexo biológico.

 

Según el cuarto Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana, la transexualidad está definida como un trastorno de identidad de género, descripción que aún está en discusión para eliminarla como un desorden mental.

 

Identificación sexual

 

La psicóloga infantil Maribel Corcuera, explica que los primeros años de vida de las personas, son “asexuados”, es decir, el sexo no es completamente lo que lleva a las conductas. Sea hombre o mujer, un bebé va a tener las mismas necesidades, sin tener intereses distintos.

 

Cuando ya crecen comienzan a mostrar diferentes inquietudes y actividades según el sexo. Alrededor de los seis o siete años, empieza la identificación. “Los niños en esa etapa se acercan más a los papás y las niñas más a las mamás. Ellas se quieren pintar las uñas y usar tacones, ellos, ir al mecánico y hacer actividades de “machos”’, expone.

 

Ya en la adolescencia se impone la etapa moratoria, que es cuando se prueba el “quién soy yo”, no sólo sexualmente, sino que en todos los ámbitos de la vida y el grupo de pares es la referencia.

 

De acuerdo a este caso en particular, la psicóloga aclara que es poco probable que una niña tan chica pueda definirse como transexual, es decir con un cuerpo cambiado, pero que sí puede ocurrir, y este sería uno de ellos.

 

“Cuando esto pasa y uno ve indicios evidentes de tener intereses, actitudes y motivaciones de ser de otro sexo, siempre uno tiene que evaluar todo el área conductual y que está pasando con el niño o la niña, para definir si esto es algo de nacimiento o es algo al que el ambiente y el contexto lo ha llevado”, dice.

 

Valentina Verbal, historiadora, consejera de Evópoli, y excolaboradora de la Fundación Iguales, cuenta que ella se dio cuenta a los 3 o 4 años de que quería ser mujer al no identificarse como hombre.

 

Al contrario de Shiloh, Valentina cada vez que estaba sola en su casa se vestía como mujer y cataloga estos momentos como una “oportunidad de ser feliz, por la sencilla razón de que podía ser la persona que quería ser”.

 

“Nací con la genitalidad de un hombre y, obviamente, tuve que cumplir el rol de tal. Pero ese rol a mí nunca me gustó, siempre fue como estar actuando en un papel equivocado. Y, al mismo tiempo, sabía que debía cumplirlo bien, porque eso era lo que correspondía conforme a mi sexo biológico”, escribió en una columna de su blog en 2011.

 

Los roles

 

Maribel Corcuera hace una crítica a la sociedad ya que ésta puede ser muy dañina al tener todo tan separado para las niñas y los niños. A ellas les debe gustar las princesas y a ellos los autos.

 

A esto se le llama “intereses cruzados” y es absolutamente normal, pese a que los padres se preocupan y la visitan para que sus hijos sean tratados.

 

“Hay que ir educando a la sociedad de que no es dañino que a un niño le guste planchar y a una niña le guste jugar con autos, aunque tampoco es bueno hacer la vida asexuada. Es cierto que hombres y mujeres tenemos intereses distintos y funcionamos cognitiva y emocionalmente. Es importante como padres ir reforzando las habilidades y las características del propio sexo, por eso es importante la identificación con la madre y con el padre, pero eso no significa que vaya a ser un error o vaya a ser dañino que al niño le guste jugar a la peluquería. Hay que saber llegar al equilibrio sin estar en ningún extremo”, indica.

 

¿Qué deben hacer los padres?

 

En 10 años de experiencia, Maribel ha visto y tratado sólo dos casos de transexualidad en niños en Chile y ella recomienda que los padres apoyen a sus hijos y “dejarlos ser” frente a una situación como esta ya que si se confirma este patrón lo van a pasar muy mal siendo alguien que no son o que no se sienten identificados con el sexo que nacieron.

 

“Esto no es malo o una perversión, sino que hay que ser responsable porque a esa edad los niños aun no tienen la madurez ni la capacidad para decidir las cosas, por lo tanto, los padres deben tomar los resguardos adecuados para saber si está bien o no y si esta transexualidad es una certeza”, comenta.

 

En esto concuerda con otros especialistas que señalan que los padres deben ayudar al niño o niña y a la familia a lograr una actitud sin prejuicios hacia la exploración de la identidad y expresión de género, previniendo las reacciones negativas del medio ambiente. En lugar de iniciar una transición de roles de género que puede ser prematura, los padres necesitan apoyo para hacer frente a la incertidumbre sobre la evolución de la identidad y expresión de género del niño o niña.

 

Sin embargo, Corcuera no descarta que la situación de Shiloh sea para llamar la atención de sus padres. “El problema no es que sea transexual, sino que los padres no vean lo que realmente le está pasando a la niña”, aclara.

 

“Uno nace así. Se puede nacer en el cuerpo equivocado”, concluye.

 

(Emol)

 

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