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«Oscura soledad estoy viviendo, la misma soledad de tu sepulcro…». Con los compases de «Amor eterno» interpretados por mariachis y en la voz de Fernando Mora, comenzó este lunes la gran despida de Juan Gabriel en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, un evento multitudinario que tiene previsto durar dos días.

 

Las cenizas del superastro de la música mexicana cruzaron la capital el lunes por la tarde ante la mirada de miles de seguidores que saludaban a la carroza fúnebre hasta que ésta llegó al más importante recinto de la cultura del país.

 

Una gran fotografía del divo con los brazos abiertos daba la bienvenida a los presentes, y sin que dejara de sonar su tema más popular comenzó la primera guardia de honor con su hijo Iván Aguilera y el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, flanqueando sus restos.

 

En el interior de Bellas Artes, adornado con coronas de flores que incluyeron una enviada por su amigo y también músico Luis Miguel, pronto comenzaron a sucederse las canciones interpretadas por célebres artistas como Aida Cuevas, que le regaló a Juanga «Te lo pido por favor».

 

La música también comenzó a sonar en el exterior del palacio, donde muchos se congregaron desde la noche anterior.

 

Elizabeth Aguilar, una chilena de 52 años, fue una de las que no quisieron perderse el adiós. Acudió a la cita rodeada de una bandera de su país.

 

«Vengo en representación de Chile, a despedirme del gran Divo. Lo sigo desde que tengo uso de razón y su música me gustará siempre», dijo con la voz entrecortada.

 

Durante dos días se recordará a Juan Gabriel con interpretaciones de sus canciones que miles de personas podrán seguir en vivo gracias a la decena de pantallas gigantes instaladas afuera de Bellas Artes.

 

Será un último adiós muy adecuado para el artista, que en 1990 rompió esquemas al presentarse tres noches seguidas en el Palacio de Bellas Artes, reservado generalmente para ópera y ballet, pese a ser un músico popular, y en 2013 repitió la hazaña al cumplir 40 años de trayectoria con otro concierto en el palacio que quedó plasmado en el disco «Mis 40 en Bellas Artes».

 

Será un último adiós muy adecuado para el artista, que en 1990 rompió esquemas al presentarse tres noches seguidas en el Palacio de Bellas Artes, reservado generalmente para ópera y ballet, pese a ser un músico popular, y en 2013 repitió la hazaña al cumplir 40 años de trayectoria con otro concierto en el palacio que quedó plasmado en el disco «Mis 40 en Bellas Artes».

 

Un primer homenaje póstumo se realizó el sábado en la fronteriza Ciudad Juárez, el lugar que vio a Juan Gabriel crecer y convertirse en un ícono de la cultura mexicana. También en Guadalajara, en el occidente de México, Alejandro Fernández recordó al artista durante el marco del 23er Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería.

 

Las autoridades de la Ciudad de México estiman que más de 500.000 personas se reunirán en el recinto y sus alrededores para despedirse del Divo de Juárez, quien falleció el 28 de agosto en Santa Mónica, California, a los 66 años.

 

De cumplirse estas previsiones, este homenaje duplicaría en asistentes al celebrado con motivo de la muerte del premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

 

La urna con las cenizas de Alberto Aguilera Valadez, su nombre real, se ubicó en el centro del lobby de Bellas Artes, donde después de la guardia de honor y de la de algunos compositores tenía previsto darse acceso al público para que pueda hacer un muy breve recorrido.

 

A Paty Berumén, una payasita de oficio de 39 años y que radica desde su niñez en El Paso, Texas, no le importó dejar a sus seis hijos y a su esposo hace una semana para tomar un avión rumbo a Ciudad de México, para estar en la esperada despedida de «Juanga», como lo llaman cariñosamente sus seguidores.

 

«Yo, a mi ‘Juanga’ no lo quiero, lo amo y lo que le sigue. Por eso me vine, no avisé a mi familia porque no me iban a dejar venir. He dormido aquí, en la calle, he pasado lluvia, calor y frío, pero vale la pena», relató entusiasmada a la AFP.

 

Berumén y otros ocho fans que se conocieron en la explanada frente a Bellas Artes montaron ahí desde hace una semana ofrendas a Juan Gabriel con veladoras, flores e imágenes de «El Divo».

 

Desde entonces, decenas de personas han acudido al improvisado altar de este grupo, que con un altavoz alimentado por la música de sus móviles hacía sonar alegres melodías del compositor, como «El Noa Noa» o «Me gustas mucho», que ponían a bailar a muchos.

 

Pero en otros puntos de la Alameda sonaban canciones más nostálgicas, como «Amor eterno» -que Juan Gabriel le compuso a su madre cuando murió-, que sacaban lágrimas entre los asistentes.

 

Jesús Badillo, un jubilado de 71 años que vestía un pulcro traje con corbata y chaleco, llegó antes del amanecer para ser de los primeros en la fila.

 

«Me duele mucho, se me adelantó mi ídolo, uno de los hombres que más ha dado a la música de México. Mi himno es ‘No tengo dinero’ porque siempre he sido pobre, y la que me llega al alma es ‘Amor eterno’ porque me recuerda a mi mamá y ahora se la dedicaré a él», comentó con voz quebrada y ojos llorosos.

 

A un par de metros, Carlos Flores, un joven de 16 años vestido con una camisa de lentejuelas negras similares a las que usaba «El Divo» en el escenario, se tomaba fotos lo mismo con familias que con señoras que iban solas y le daban un beso ante su arrolladora simpatía.

 

«No hay que estar tristes, ‘Juanga’ era muy alegre, lo menos que quisiera ahora es vernos llorar. Él quiere que lo despidamos cantando», clamaba en voz alta Flores, originario de Ciudad Juárez y quien viajó el domingo a la capital para estar en Bellas Artes luego de asistir a la recepción de las cenizas del compositor.

 

Juan Gabriel es el tema en la calle y desde autos, restaurantes y comercios suenan muchas de sus canciones, que sumaron unas 1.800, todas registradas bajo su nombre verdadero, Alberto Aguilera Valadez.

 

Uno de los pocos compositores en el mundo propietario de toda su obra fue nominado a seis premios Grammy y vendió millones de discos entre sus seguidores.

 

Tras la noticia de su muerte, el presidente Enrique Peña Nieto e incluso otros mandatarios como el estadounidense Barack Obama y el venezolano Nicolás Maduro expresaron su pesar.

 

(AP/AFP)

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