Son niños, y como tales llenan con su alegría, picardía e inocencia el alma de sus angustiados padres, quienes se vieron forzados a salir de Honduras, muchos indocumentados y con solo lo que llevan puesto, debido a la hambruna que padecen y la violencia generada por las pandillas.
Viajan en hombros de sus padres, tíos o hermanos mayores, en cochecitos improvisados o caminando. Cualquier descanso es oportuno para hacer lo que mejor saben hacer: divertirse. Es por eso que en las fotos que han enviado las agencias internacionales se les ve sonriendo jugando con piedras, mientras fantasean que son carros, o correteando por los puestos fronterizos o en cualquier lugar que la caravana se ha detenido en los más de 800 kilómetros que ya llevan recorrido. Aunque también se les ha retratado su cara de angustia al cruzar las feroces corrientes de agua o escapar de los rolos de la Policía de migración mexicana.
En el trayecto han pasado del calor extremo al frío que cala en los huesos al caer la noche, se han cubierto de la lluvia con bolsas plásticas y han dormido en los mismos bultos que llevan sobre el asfalto de la carretera. Entre los miles de niños que van, ha llamado la atención el pequeño Ángel David Cobán, de 12 años, quien entre juegos y risa entona canciones para animar a los marchantes.
«Yo me voy de mi país, aquí no quiero vivir, porque si me quedo aquí, de hambre voy a morir», canta en un puesto policial un jovencito que en su ciudad natal vende gomas de mascar en la calle para llevar comida al hogar que comparte con su mamá.
Según las estimaciones hechas por organizaciones como Pueblos Sin Frontera, se calcula que en la caravana que partió el 12 de octubre desde la población de San Pedro Sula (Honduras) con destino a los Estados Unidos van unos 2.300 infantes, entre bebés, niños y adolescentes.
Junto a sus padres han cruzado nadando o en balsas los ríos fronterizos entre Guatemala y luego El Salvador, ante la negativa de las autoridades de migración de estos países de dejarlos pasar por los caminos regulares. Esta caravana, que es una consecuencia más del sistema económico mundial que promueve la desigualdad social, ha “regalado” imágenes que avergüenzan a la humanidad. Niños, con su mirada inocente, huyendo de la pobreza y tras la falacia del llamado “sueño americano”.
La caravana dejó de ser hondureña para convertirse en centroamericana, ya que familias de Guatemala, El Salvador y México se han sumado. Algunos de los que partieron inicialmente dieron el giro de retorno; sin embargo, aún son cerca de 7 mil personas las que aspiran recorrer los más de 2 mil kilómetros que faltan para llegar hasta la tierra de Donald Trump.
Cifras rojas
Según datos de la Unicef, el 42,3 por ciento de los niños y niñas de Honduras viven en condición de pobreza extrema y 22,1 vive en pobreza relativa. A esto se suma que la inversión en políticas sociales para atender a la niñez es poca, lo que hace más vulnerable a este sector de la población para acceder a beneficios como educación, salud y alimentación. También existe una fuerte explotación laboral infantil.
EEUU y la caravana
Este tipo de caravanas son bastante frecuentes durante todo el año a lo largo de toda Centroamérica; no obstante, esta ha tenido mayor resonancia mediática debido a los comentarios realizados por el presidente estadounidense, que le ha servido para radicalizar su posición en el tema migratorio y así mover la balanza a su favor en las elecciones para la renovación de la Cámara del Senado en el mes de noviembre.
Aunque las leyes migratorias de EEUU no otorgan asilo por razones de hambruna o violencia entre pandillas, el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Adrian Edwards, instó a las autoridades gringas a analizar con detenimiento esta realidad. “En una situación como esta, es fundamental que las personas tengan la oportunidad de solicitar asilo y que sus necesidades de protección internacional sean evaluadas adecuadamente, antes de tomar una decisión sobre su retorno o deportación”, dijo.
(LaIguana.TV)
No son niños Sirios tratando de llegar a orillas de Europea sino que son niños Hondureños queriendo llegar a México cruzando el Suchiate. Son nuestros balseros latinoamericanos reflejando la tremenda emergencia de Miles de niños que hoy migran. pic.twitter.com/MUaezkV38u
— PEDRO NAHUELCURA V. (@PNAHUELCURA) October 22, 2018